Biografía escolar.
Enviado por Alejandro Rosales • 20 de Octubre de 2016 • Ensayo • 2.377 Palabras (10 Páginas) • 265 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
FACULTAD DE FILOSOFÍA, HUMANIDADES Y ARTES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA Y PROFESORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Cátedra: Teoría de la Educación I
Alumno: Alejandro G. Rosales
Biografía escolar
Jardín de Infantes
Comencé mi escolaridad en sala de cuatro años (denominada Sala celeste) en la Escuela 17 Hipolito Irigoyen (escuela pública) situada en la localidad de Piñeyro, partido de Avellaneda en la provincia de Buenos Aires.
Era una típica escuela de barrio en donde los niños más cercanos de la zona concurrían, aunque siempre había un número menor de chicos que iban de zonas un poco más alejadas pero casi nadie tenía la necesidad de tomar colectivos para llegar. Eso hacía que prácticamente todo el alumnado tuviéramos relación fuera de las aulas también.
Con la ventaja de vivir a sólo una cuadra del establecimiento, allí cursé también toda la primaria, salvo el séptimo grado que era el único que iba en colectivo ya que tuve que mudarme a un barrio alejado pero del mismo partido.
El jardín constaba de dos aulas, una para Sala de cuatro años y otra para la de cinco (preescolar). Aproximadamente 30 alumnos constituía cada Sala. No era muy grande pero si muy cómodo. Las aulas eran enormes. La distribución era bien marcada: una zona para actividades escolares propias de la edad y otra para juegos. Recuerdo varios armarios en donde las maestras sacaban de ¨todo¨. La decoración era bien infantil con dibujos en las paredes y los juegos eran de excelente calidad y muy bien cuidados.
Honestamente no recuerdo el nombre de mis señoritas y solamente recuerdo el rostro de una de ellas, no solamente por la única foto que tengo de recuerdo sino porque era una maestra muy cariñosa con todos.
Los recuerdos más fuertes que tengo de esa época son pocos pero bien claros: recuerdo a Gisela, mi compañerita de la cual estaba ¨enamorado¨. También la vergüenza que pasé el día que una suplente de la maestra no me dejó ir al baño y me hice encima. Y por último cómo nos divertíamos con los variados juguetes que habían en las aulas y en el patio.
Escuela primaria.
Cómo describí anteriormente, mi cursada en el nivel primario se fue en el mismo establecimiento. El plan educativo de la época establecía la primaria hasta séptimo grado. La institución constaba de turno mañana y tarde (en éste último cursaba yo) y la cantidad de alumnos por grado no superaba los 30.
El edificio no era nuevo pero si muy cuidado, cómodo y amplio. Esto posibilitaba que múltiples actividades se realizaran. Constaba de un patio cubierto con una gran plataforma para los actos escolares. El patio descubierto era inmenso y allí periódicamente se hacían distintas competencias con otros colegios o el turno mañana.
Las aulas eran grandes, con mesas para sentarse de a dos. Las sillas no estaban sujetas a los bancos. Grandes ventanales que posibilitaban buena ventilación. Pizarrones verdes muy grandes.
El clima escolar era muy ameno. Había muy buena relación entre alumnos. Tengo el mejor recuerdo de ellos. Hace cinco años nos volvimos a reunir unos cuantos (no todos pudieron asistir) para cenar juntos.
Fue una época muy importante para mi. Recuerdo que me sentía muy feliz. Aprendi muchas cosas que hoy me sirven en mi actividad. Desde primer grado el presentador de cada acto era casi siempre yo. La lectura y la memorización no era un problema para mi y cada maestra me daba esa responsabilidad. Fue una época en donde relacionarme con la gente no era problema para mí, aunque era muy tímido. Creo que las maestras aportaron muchísimo al darme la confianza de que podía desarrollarme en lo personal.
Recuerdo a tres maestras. La de primer y segundo grado, Cristina. Era la madre de mi ¨amor¨ Gisela. Nunca sentí que haya hecho diferencia con su hija. Era muy agradable y muy exigente a pesar de nuestra corta edad. En segundo grado nos dejó una gran cantidad de tarea para las vacaciones de invierno. Todos la amábamos.
La otra maestra era Carmen, de tercer grado. No era tan expresiva pero yo sabía que su preocupación por darnos lo mejor era genuina y lo demostraba en sus enseñanzas. Ella tenía la costumbre de dar premios ¨dulces¨ a los que contestábamos bien. En una oportunidad nadie podía responder a una de sus preguntas sobre matemática y luego de un rato llegó a mi mente la respuesta y la dije, nunca me olvido de su cara al decirme ¨Rosales tenés premio doble premio dulce¨. Me sentía en la gloria. Pocos años después se fue a otro colegio. Algunos años atrás quise contactarme con ella pero me informaron que había fallecido de cáncer.
Por último, no puedo dejar de recordar a Ema Gómez, la seño de séptimo. Todos la conocían como ¨La Ema¨. Ella había sido maestra de varios papás de mis compañeros. Era una gran maestra. Nunca aceptó ser directora de colegios. Amaba la enseñanza, estaba muy bien preparada. Era exigente, no era cariñosa, no era muy tolerante (en varias oportunidades tomó de las orejas a alumnos rebeldes). Probablemente si ella estaría enseñando en esta época sería el blanco de críticas y muchos buscarían su destitución. La mitad del aula la detestaba pero otros sabíamos que ella nos estaba preparando para el futuro y así era. Lo que nos enseñó fue mucho más de lo que se exigía para chicos de primaria. Nos preparaba para la secundaria y no se jactaba de eso. Primer año de la secundaria fue muy sencillo. La primera mitad la cursé de ¨taquito¨.
Escuela secundaria.
Si bien comencé muy bien el nivel secundario, puedo decir que no tengos recuerdos muy gratos. Fui marcado por este periodo de tal manera que me cuesta encontrar puntos positivos como los encuentro en mi etapa anterior, pero como dice el escritor bíblico ¨todas las cosas nos ayudan para bien¨.
Cursé el primer año de mi nivel secundario en ENET 7 Guido Di Tella la localidad de Piñeyro, partido de Avellaneda.
Comencé allí porque no había vacante en el colegio que yo quería ingresar. El programa de este establecimiento no contaba con la especialidad Electrónica.
Mi paso en este año no remite cosas interesantes. Lo único que puedo decir es que el nivel de enseñanza era bueno y tengo en mi mente a mi profesor de Física que no tenía interés ninguno por los alumnos y no había un solo alumno que dijera algo positivo de él.
Al año siguiente ingresé en ENET 3 Salvador Debenedetti porque quería estudiar electrónica.
Mi relación con los compañeros fue buena aunque muy distante. Las cargadas en mi barrio por chicos mas grandes sobre mi color de piel, mi delgadez y mi situación económica precaria hicieron que todo lo que en su momento lograron en mi vida las maestras del primario, mi familia y la iglesia donde asistía estuviese nublado por la voz de ¨unos pocos¨ que me desvalorizaban. Me costó mucho salir de mi baja estima. Fui muy marcado por ella. Quizás esa sea una de las razones por las cuales no disfruté la secundaria.
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