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Boquitas Pintadas


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  1.801 Palabras (8 Páginas)  •  346 Visitas

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¿Conciencia moral, camino a la autenticidad/ propiedad del Ser?

Cabe, aquí, la reflexión filosófica: ¡cuántos, cuántos solemos andar por este histriónico mundo llegando diariamente al final de la etapa sin lograr saber qué papel hemos estado desempeñando en el escenario de la vida![1]

En el presente trabajo, tras la lectura previa de la novela, una serie de reflexiones y breves conversaciones con los personajes de la misma, se procurará compartir el parecer en lo tocante al tema de la propiedad e impropiedad del ser, evidentemente será necesario apelar a una de las formulaciones del imperativo categórico de Kant[2] para luego indagar en la mayor preocupación de Heidegger – la autenticidad del ser –.

Antes bien, es menester enumerar algunos aspectos a considerar, menciónese en principio a las mujeres, aquellas que son engañadas, las que están enamoradas y que a la par de ello son ingenuas, leales, fieles; por otro lado el paso o vía libre al goce, de manera incisiva se presenta en la figura de los hombres, no obstante, no se puede obviar a algunas mujeres; otro tema a nombrar es el de la falsa moral, aquella que se plaga y tiñe de infidelidad, apariencia, detracción e hipocresía y por último, discurrir en la alienación, patente, dadas las características anteriores y otras que se mencionarán a lo largo de este ensayo.

Prosiguiendo en esta tarea es preciso aclarar aquellos puntos ya indicados para así armar la trama de esta reflexión. El tema respecto a la figura femenina, la imagen de la mujer, es esencial puesto que el melodrama gira en torno a ellas, y claro, la presencia de los hombres tampoco se hace esperar, es más, aun en el recuerdo dicha presencia permanece. Aquella presencia que permanece es evocación del pasado, pasado y presente en el que se comprende que cada una de las acciones de éstos dejan mella y afectan considerablemente.

En lo tocante, hágase memoria de algunos episodios, las entregas, en las que, dado el carácter folletinesco de Puig, se narra el sentir, el pensar, la inquietud, el deseo, la afección[3]… y que sólo son posibles a la intuición en la medida en que se entreteje y se sigue el hilo que hilvana cada uno de los hechos, de los sujetos y mundos, los que se arman a partir de retazos, de historias en las que el amor y la pasión son la evocación del pasado, una agonía que se va arrastrando “[…] la primera vez que me escribió unas cuantas cartas de novios a Vallejos, decía cosas que yo nunca me las olvidé, […] no lo debería decir porque ahora soy una mujer casada” (PUIG : 14), el anhelo de lo que pudo haber sido y no fue, y no es “[…] yo quiero irme con Juan Carlos[4], qué consuelo es […] la resurrección del alma y del cuerpo”[5](PUIG : 25); o bien, el vacío ante el recuerdo del amor juvenil, Nené[6] está segura de sí cuando afirma dicho sentimiento hacia Juan Carlos, es más, en el diálogo que entabla con la viuda Elsa Di Carlo asevera “Yo al único hombre que quise en mi vida fue a Juan Carlos” (PUIG : 162), por ello, aun cuando al principio de su matrimonio se sabe paciente y amorosa con Donato[7] después de pasado poco tiempo la fatiga y el cansancio se hacen sentir, la presencia del esposo provoca impaciencia, molestia, hastío y pesadez, incluso lo describe como gordo y feo, tal comentario se extiende a los dos niños que tiene, los que le resultan una carga, ella desearía mejor que los educara y criara la suegra, lo único que la alentaba era la seguridad de la muerte.

Los textos y los contextos expuestos por Puig resuenan de tal manera que es innegable interpelarse el cómo es posible vivir así, una relación conyugal inerte, insípida, de obligatoriedad, pero no al modo de una moral regida por imperativos categóricos tal como lo entiende Kant, sino porque aún es necesario mantener las apariencias y porque simplemente ya no queda más, ah, claro, lo único que queda es el recuerdo de un amor de hace más de nueve años atrás, amor que se añora, se desentierra y se retiene, recontándolo y recordando el significado de su presencia después de su muerte reciente.

Continuando en esta sintonía, cabe señalar la siguiente característica, la nobleza, de algún modo es perceptible esta actitud en Nené, si bien es cierto que por breve tiempo mantuvo una relación a escondidas con el Dr. Aschero[8]termina la misma y en consecuencia pasa a trabajar de aprendiz de enfermería a empaquetadora, y cuando conoce a Juan Carlos, su fidelidad y lealtad a éste es notable, aun después de transcurridos los años, pero la nobleza también puede contemplarse en Raba[9], aunque se combina con una actitud, la del sacrificio de una amante, no decir quién es el padre de su hijo porque hizo una promesa y porque cree en las palabras hechas por aquel hombre quien asegura que luego se hará responsable de la educación de aquel pequeño, de Francisco quien termina siendo Ramírez y no Páez Ramírez, entonces se trasluce el misterio, lo indescifrable. La novela toda de Puig se presta a sinnúmero de interpretaciones, las que se leen entre líneas y que a pesar de ser muchas y diferentes, puede argüirse que se traducen como fruto de la experiencia personal del receptor.

Y cómo olvidar, este mundo

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