CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE

CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE

Es un refrán que hemos escuchado muchas veces “cada pueblo tiene lo que se merece”.

Es cierto somos pocos los que no nos damos cuentas que día tras día y años tras años es lo mismo gobiernos suben y bajan y el pueblo sigue cometiendo los mismos errores, escogemos a los mismos candidatos para luego quejarnos que no nos cumplen, nos quejamos del alto costo de la vida, de cómo solucionar el transporte público, de cómo darnos mayor seguridad en nuestras comunidades, nos quejamos de la educación de nuestros hijos, de nuestros colegios, que por si es una educación baja y de ahí radica todo nuestro problema, no somos capaces de pensar que todos tenemos los mismos derechos de obtener mejor calidad de vida.

Hay comunidades donde no se ve el avance cada cinco años de promesas de campañas, para obtener votos y luego se olvidan que estas personas te colocaron en el lugar que estas. Este refrán es bien conocido y muy cierto. La clase política de un país, es en muchas ocasiones, reflejo de la mayoría de nuestros habitantes. Y es que, en los países donde los niveles educativos y culturales son bajos y los ciudadanos muestran poco o interés, los gobiernos tienden a ser corruptos y poco transparentes. Al contrario, en los países donde el gobierno se acerca al estado ideal, su población es educada, culta y exigente, como consecuencia, demanda una calidad en la gestión pública acorde a sus expectativas. Según transparencias internacionales, los países menos corruptos comparten cuatro (4) características claves que hacen la diferencia:

1. Cuentan con una ley de transparencia, autónoma e independiente del gobierno o gobernantes.
2. Tienen una mejor educación social y civil.
3. Existe la Participación ciudadana al momento de denunciar actos de corrupción y ver la misma como algo inaceptable.
4. Tienen una institucionalidad robusta.

Estas 4 características hacen mucho sentido. En primer lugar, existe un marco regulatorio para tratar la transparencia gubernamental como un tema de estado. Al mismo tiempo, ese marco se ve fortalecido por una institucionalidad robusta, que a su vez, respeta la autonomía y separación entre los poderes del estado. Todo esto bajo la supervisión de una población educada y culta con altas expectativas sobre el ejercer público. Esta realidad es posible. Los países con niveles bajos de corrupción llevaron a cabo transformaciones que les permitieron alcanzar tales niveles. Pero para que esta transformación pase de ser un sueño idealista a una realidad tangible, es necesario dejar el conformismo social a un lado y provocar una “revolución de pensamiento ciudadano”.

¿Dónde se encuentra Panamá?

De acuerdo con el último estudio sobre la corrupción publicado por Transparencia Internacional CORRUPTION PERCEPTIONS INDEX 2014, Panamá aparece en el puesto 94 de 175 países con 37 puntos de 100 posibles. Haciendo algunas comparaciones, Dinamarca es el país menos corrupto de los 177 países con 92 puntos de 100 posibles, Canadá aparece en el puesto 10 de 177 países con 81 puntos de 100 posibles, Estados Unidos aparece en puesto 17 de 177 países con 74 puntos de 100 posibles y Chile aparece en el puesto 21 de 177 países con 73 puntos de 100 posibles. Los resultados también indican que en América el 70% de los países marcaron por debajo de los 50 puntos; Panamá pertenece a este grupo. Por otro lado, Chile es el país latinoamericano con menos corrupción según el estudio, lo cual coincide con el informe sobre el desarrollo humano y educación 2014 del PNUD en donde Chile es el país con el desarrollo humano más alto de América Latina.

La gran diferencia entre Panamá y Chile radica en la calidad del desarrollo humano y la educación. Es aquí donde está el talón de Alquiles de la sociedad panameña, una educación desfasada que desde mi punto de vista, limita su potencial para convertirse en un país de primer mundo. Panamá, un país con recursos y potencial, pero sin el protagonismo de la honestidad e inteligencia al servicio del bien común.

En la última década Panamá ha gozado de un crecimiento económico positivo y sin igual en la región latinoamericana (crecimiento promedio del PIB por encima del 8% entre 2006 y 2012). Este crecimiento no se ha dado por casualidad, es el resultado de algunas cosas que si se hicieron bien. Después de la invasión de Estados Unidos en Panamá, se le da una nueva oportunidad a la democracia.

En este momento se inicia un movimiento en donde se toman iniciativas para reconstruir la institucionalidad del país y crear estabilidad jurídica y política, lo cual deriva en la creación de un ambiente propicio para la inversión extranjera y el desarrollo económico. Sumado a esto, el retorno del Canal a manos panameñas, el crecimiento en el sector de la aviación comercial y el incremento de la actividad turística y financiera en el país. Todos estos acontecimientos colocan a Panamá en una posición privilegiada con una serie de opciones y posibilidades.

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