CHARLES GARNIER
Enviado por rafaflaco • 24 de Septiembre de 2013 • 695 Palabras (3 Páginas) • 377 Visitas
CHARLES GARNIER
Jean-Louis-Charles Garnier nació el 6 de noviembre de 1825, en Paris, de una familia modesta y artesana: el negocio familiar eran los carruajes. Charles era un niño débil; y al parecer su familia creyó conveniente darle una orientación distinta que el negocio familiar; en todo caso, tuvo que trabajar para pagarse sus estudios.
Desde niño, fue un dibujante muy dotado, aprendiendo en l'École gratuite de Dessin, de l'École de Medicine; desde 1840, tras empezar con el arquitecto Léveil, pasó enseguida al importante estudio de Lebas. Desde entonces, con regularidad, obtuvo dinero como dibujante de arquitectura, por ejemplo para Viollet-Le-Duc, que fue profesor en esa escuela.
Poseía una imaginación fértil, inclinada al exotismo y la fantasía, que acrecentó con sus viajes; y demostró una capacidad envidiable para ingeniar ornamentos y decoraciones: en algún momento se habló de su "excesive facilité".
Entre 1842 y 1848 estudió en l'École des Beaux-Arts; durante su estancia concurrió dos veces al Prix de Rome, antes de lograr un primer premio, con un proyecto de Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, en 1848. Así fue pensionado por cuatro años por l'Academie de France en Roma.
Entre 1848 y 1852, puso a prueba su capacidad de trabajo: sus envíos (con los que se justificaba su estancia ante la Academia) fueron numerosos y ambiciosos: entre ellos destacan las restauraciones del Foro Trajano y el Templo de Vesta en Tivoli; mientras que de su estancia en Grecia, envió 11 hojas del templo de Aphaia en Egina, cerca de Atenas, con una restauración decididamente polícroma, según sus hallazgos.
Prolongó su estancia fuera de Francia por tres años más, de 1852 a 1855; viajó por Turquía, y visitó Constantinopla con el famoso literato Theophile Gautier (1811-1872); después se asentó en el reino de Nápoles y Sicilia. Conservó toda su vida los recuerdos de esta época, y su entusiasmo por la arquitectura sículo-normanda; vivía también de su capacidad de dibujar: y dibujó para el Duque de Luynes algunos de los monumentos angevinos de Nápoles como ilustración para un libro (nunca publicado).
Regresó a Francia en 1855. Entonces carecía de relaciones y de clientes; y se mantuvo con pequeños trabajos administrativos al tiempo que intentaba darse a conocer con sus ilustraciones arquitectónicas, como la restauración del templo de Egina, que presentó al Salón de 1857. Finalmente, en 1860, obtuvo el puesto de arquitecto en los distritos 5 y 6 de Paris, con un sueldo aceptable, que le permitiría vivir, pero que se consideraba incompatible con el trabajo particular.
El concurso para la Ópera de Paris, convocado a finales de ese año, 1860, fue la gran ocasión de su vida; él pensó que la fortuna le había sonreído; hoy creemos que la fortuna sonrió a la ciudad de Paris, al contarle allí como arquitecto, en
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