CONCEPTOS BASICOS DE ECONOMIA II
Enviado por Ivan Rodríguez • 24 de Abril de 2017 • Ensayo • 5.514 Palabras (23 Páginas) • 234 Visitas
CONCEPTOS BÁSICOS DE ECONOMÍA II
Ya hemos adquirido las bases que nos permiten entender el significado de conceptos tan fundamentales como “bien” y como “capital”. Sin embargo, el funcionamiento del capitalismo va mucho más allá de la comprensión de esas bases, pese a que es en ellas donde está el fundamento principal para llegar a ese entendimiento. Ahora nos compete desarrollar los principios aprendidos para desentrañar el tejido mismo del sistema capitalista.
La última clase definimos al capitalismo como el sistema económico y social que posee como base o sustancia el capital e hicimos el ejercicio de vincular esa definición con la más “filosófica” que yo les ofrecí en el pasado escrito, según la cual el capitalismo es la “exacerbación de la búsqueda de lo material”. Ustedes convenientemente entendieron y explicaron que el lazo entre ambas afirmaciones está en que es a través del capital que logramos producir bienes, y en ese sentido la clave para tener muchos bienes es precisamente tener mucho capital, pues es con este con el que los obtenemos. Con esto último quedó clara la importancia de la producción en todo el sistema, de la inversión, al ser el mecanismo con el que el capital funciona; y de la acumulación de capital, que es a lo que aspiran los individuos para sentir que tienen aseguradas a futuro todas sus necesidades de bienes.
Esta segunda parte tiene como temas principales la producción y el mercado, de las que derivan una serie de conceptos que trataremos en aras de explicar cómo se desenvuelven estos en toda la arquitectura del capitalismo. Lo primero, sin embargo, y antes de pasar a las partes más sólidas, es terminar de cerrar el tema del valor esclareciendo una dualidad conceptual esencial: el valor de uso y el valor de cambio, términos indispensables para dilucidar un aspecto que noto que de algún modo los confunde a todos, y es el del dinero.
Explicamos en el escrito anterior que el valor es la capacidad de un bien de satisfacer alguna necesidad, y que en ese sentido todas las cosas traen aparejados valores objetivos y valores subjetivos, si bien esos valores objetivos en muchos casos son realmente objetivo/subjetivos, como explicamos con detalle en clase especialmente cuando hablamos de la naturaleza. Ahora, eso que vimos es la primera aproximación al tema del valor, una que de hecho es muy general, una que no distingue entre las necesidades que satisface algún objeto. Pues bien, diremos en ese sentido que existen dos tipos fundamentales de valor: un valor de uso y un valor de cambio. ¿Cómo así? Ya sabemos que el valor es la capacidad de un bien de satisfacernos una necesidad, y previamente hemos hablado de que existen necesidades primarias y necesidades secundarias, que es una clasificación construida según el criterio de la fuerza o pujanza de la necesidad, de manera que las primeras son básicamente más apremiantes o imprescindibles que las segundas. Sin embargo, esa no es la única forma de clasificar las necesidades humanas. Si la dualidad necesidad primaria/secundaria da cuenta de la intensidad con la que nos afecta una carencia (como que la falta de comida es más intensa que la falta de una joya), la dualidad valor de uso/valor de cambio da cuenta de qué tan directamente podemos alcanzar a satisfacer cualquier necesidad con algún bien en específico.
Y de nuevo, ¿cómo así? Cuando le damos empleo a algún bien de consumo estamos sacando provecho de alguna propiedad de la materia del que está hecho para satisfacer nuestra necesidad. Es así que al estar la ropa hecha de tela es natural que sirva como capa que nos protege de factores externos como las temperaturas. Pero aún si hablamos de características tan superficiales como el color o el estilo, una prenda de vestir nos cumple una función en gracia de algo que está en ella. Si nos gustan las camisas azules entonces estas satisfacen nuestra necesidad en tanto tengan la propiedad de ser azules. Pues bien, el valor de uso es en general la capacidad que tiene cualquier bien de satisfacernos una necesidad a través de una propiedad material que lo caracterice. Esto lo diferencia del valor de cambio, que es la capacidad que tiene un objeto de ser cambiado por otro. El valor de cambio no responde a la facultad de un objeto de satisfacer una necesidad por alguna propiedad que posea, sino únicamente por la posibilidad que ofrece de ser cambiado por otro que sí tenga algún atributo que permita lograr tal cosa. Y es aquí donde entra el dinero, el bien con valor de cambio por excelencia que más conocemos. El valor de un billete o de una moneda no está en una propiedad material suya. No hay nada en el papel, en sus colores o textura que nos satisfaga una necesidad directamente. El valor de esos billetes está en el poder ser cambiados por otros bienes que puedan llenar necesidades nuestras, como la comida o la vestimenta. Su valor, pues, está en el cambio.
Hay que aclarar, sin embargo, que el valor de uso y el valor de cambio no son únicos para cada bien, y lo que quiero decir con esto es que prácticamente todos los objetos tienen algún valor de uso y algún valor de cambio, aunque no sea importante en principio. Una vaca nos sirve para comer y para obtener leche, pero en muchos períodos y culturas las vacas también han servido como dinero, para cambiar cosas por otras. Igual también ha ocurrido así con el maíz, con las conchas de mar y hasta con las semillas de cacao. Muchos de los bienes a los que les damos algún valor de uso tienen en potencia algún valor de cambio, de modo que no se trata esto de que todas las cosas tengan o valor de uso o valor de cambio. No son mutuamente excluyentes, pero normalmente hay un valor que prevalece sobre el otro, y es la razón por la que el papel de los billetes no lo entendemos como un medio para escribir una nota, sino como uno para cambiarlo por otros bienes, para “comprar”.
Así pues, ante la pregunta de qué es el dinero, diremos que es “una forma de capital que opera en gracia de su valor de cambio en vez de su valor de uso”. Lo defino así porque, si lo pensamos bien, el dinero es la única forma de capital que opera de ese modo. Todo el resto del capital funciona gracias a su valor de uso. ¿La tierra? Nos permite producir cosas en virtud de las propiedades de fertilidad que posee. ¿El edificio de una empresa? Nos facilita la producción en tanto tiene la propiedad física de brindarnos refugio e instalaciones adecuadas para llevar a cabo las actividades que necesitemos. Y nuestro amado ejemplo del pan. El horno del que tanto hablamos es capital en tanto entra en funcionamiento su “valor de uso”, que es la capacidad que tiene de generar las altas temperaturas necesarias para cocer las masas. El dinero no puede hacer ninguna de estas cosas por alguna propiedad intrínseca. El dinero solo podemos “cambiarlo” por esas cosas que tienen las características que necesitamos.
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