COSTANTINO KAVAFIS
Enviado por alejo_cheff • 17 de Abril de 2017 • Tarea • 27.641 Palabras (111 Páginas) • 177 Visitas
COSTANTINO KAVAFIS
POESÍAS
GATS e.t.
Título original:
Ποιή ματα
© Arnoldo Mondadori Editore 1961
© Gats e.t. Bogotá, Colombia 2005
Traducción del griego al italiano:
Filipo Maria Pontani
Traducción del italiano y elaboración:
Gustavo Adolfo Taylor Sierra
Reservados todos los derechos
Hecho en Colombia
DESEOS
Cuerpos bellos de muertos que la vejez no tocó
y los encerraron, con lágrimas, en preciosos mausoleos,
con jazmines a los pies y en la cabeza rosas.
Así son los deseos que pasaron sin cumplirse,
sin voluptuosas noches, o luminosas mañanas.
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NOTA:
Según anota Pontani, Sherrard (The marble thresing floor, Londres, 1956, p. 86) oye en este poema un eco de estos versos de Gray: "Full many a gem, of purest ray serene,/ the dark unfathomed caves of ocean bear, / full many a flower is born to bluth unseen, / and waste its sweetness on the desert air." Pero tal eco es de una extrema vaguedad.
VOCES
Voces ideales y amadas
de aquellos que murieron, de aquellos
para nosotros perdidos como los muertos.
A veces en nuestros sueños hablan,
y a veces, entre pensamientos, las escucha la mente.
Con su sonido, por un átimo vuelven los sones
de la primera poesía de la vida -
como música que en la noche, alejándose, muere.
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NOTA:
Una primera versión de este poema titula Dulces voces, y hoy recogida en los Poemas rechazados de Kavafis, fue publicada en 1895 en el Egiptiacón Imerologion (o Diario Egipcio).
La primera versión es más convencional y diluida. Voces es un poema mucho más concentrado. Peridis ve en el comienzo del poema una analogía con estos versos de Verlaine: "...elle a / l'inflexion des voix chères qui se sont tues." Tsirkas ve en el poema un recuerdo nostálgico de Mikés Ralis, amigo de Kavafis, muerto en 1889.
PLEGARIA
El mar en sus abismos arrebató a un marinero.
Su madre, ignara, va y ante la Virgen
una vela grande enciende
para que vuelva pronto y el tiempo le sea propicio -
y aplica sin cesar su oído al viento.
Mas, mientras reza y ruega,
la imagen la escucha seria y afligida: sabe
que ya no volverá el hijo que espera.
EL PRIMER PELDAÑO
Éumenes, joven poeta,
Se lamentaba un día con Teócrito:
"dos años hace ya que escribo
y he compuesto un idilio solamente.
Es mi única obra terminada.
Pobre de mí, ¡qué alta es la escalinata de la Poesía!, bien lo veo, es altísima.
Y del primer peldaño en que me encuentro,
pobre de mí, ya no subiré más."
Le respondió Teócrito: "Impertinentes son,
blasfemas son tus palabras.
Si has subido ya el primer peldaño
tienes que estar dichoso y orgulloso.
Haber llegado ahí no es poca cosa;
no es pequeña gloria lo que has hecho.
Aun el primer peldaño dista mucho
del público profano.
Si en el quieres pisar, es necesario
que seas ciudadano -y en la plenitud de tus derechos-
de la Ciudad de las Ideas.
Es difícil y raro en tal ciudad
entre sus ciudadanos ser inscrito
pues hay legisladores en su ágora
que no podrá burlar aventurero alguno.
Haber llegado ahí no es poca cosa;
no es pequeña gloria lo que has hecho."
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NOTA:
Teócrito es el genial poeta siracusano del siglo III a.C., maestro del mismísimo Virgilio y fuente directa de Garcilaso.
Sus Idilios, que con tanta razón le entusiasmaban a Cernuda, se dejan leer hoy maravillosamente en la muy recomendable edición de Máximo Brioso, publicada por Akal. Éumenes es personaje de ficción. La mención de la ciudad de las ideas, que Kavafis escribe con mayúsculas, (verso 20), está tomada de Platón.
UN VIEJO
En el interno de un café bullicioso,
inclinado sobre la mesa está sentado un viejo;
con un periódico delante, sin compañía.
Y en el desdén de la vejez toda miserias,
piensa en lo poco que gozó los años
en que tuvo vigor, verbo y belleza.
Sabe que ha envejecido mucho; lo siente, lo está viendo.
Y sin embargo el tiempo en que fue joven le parece
como si hubiese sido ayer. Qué breve lapso, qué breve lapso.
Y piensa en cómo la cordura lo ha engañado;
y cómo se fiaba siempre de ella -¡qué locura!- de la mentirosa que decía: "Mañana. Tienes mucho tiempo."
Recuerda impulsos que reprimía; y cuánta
dicha sacrificaba. De su descerebrada sensatez
cada ocasión perdida ahora se burla.
...Mas de tanto pensar y recordar
se ha mareado el viejo. Y se adormece
reclinado en la mesa del café.
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NOTA:
Malanos ve la fuente en el poema de J. Lahor, Le vieillard, que comienza "Un vieillard tuot courbé s'est assis sur un banc" y que acaba: "Et les yeux du vieillard se ferment pleins d'ennui." Paputsakis cita esta observación de O. Wilde: "El drama de la vejez no es ser viejos, sino haber sido jóvenes."
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