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CUENTO Érase una vez en un país muy lejano un soberano que era muy controvertible por sus acciones.


Enviado por   •  12 de Abril de 2017  •  Apuntes  •  425 Palabras (2 Páginas)  •  254 Visitas

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Érase una vez en un país muy lejano un soberano que era muy controvertible por sus acciones.

Tomaba a los cautivos de grandes batallas y los llevaba hacia una gigante habitación. Los cautivos eran puestos en enormes hileras en el centro de la habitación y el soberano les hablaba fuerte diciéndoles:

-Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la habitación.

Al decir esto, los cautivos vieron a algunos reclutas armados con armaduras oxidadas y flechas con fuego, listos para cualquier orden dada.

-Ahora, seguía el soberano diciendo, miren hacia el rincón del lado izquierdo.

Al decir esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grande ventana, de aspecto espantoso, cráneos animales que fueron utilizados como decoración y el cerrojo para abrirla era la mano de un cadáver. El soberano se puso en el centro de la habitación y gritaba a viva voz:

- Ahora decidan, quieren ¿Morir atravesados por flechas o abrir rápidamente aquella grotesca ventana ensangrentada mientras los dejo encerrados allí? Tienen libre albedrío, escojan.

Todos los cautivos tenían el mismo pensamiento: a la hora de decidir, ellos llegaban cerca de la horrorosa ventana ensangrentada de más de cuatro metros de altura, miraban las carabelas, la sangre humana y los animales muertos con escritos alusivos a la muerte; y la decisión que tomaban era la de morir atravesados por flechas con fuego.

Todos optaron por tomar la misma decisión, morir atravesados por las enormes flechas encendidas.

Un día, la guerra culminó. Pasó mucho tiempo, y uno de los reclutas del pelotón de flechas encendidas estaba barriendo la enorme habitación cuando apareció el soberano. El recluta hizo todo el acto de reverencia y un poco asustado decidió preguntarle: querido soberano, siempre he tenido curiosidad de saber que existe detrás de esa enorme y espantosa ventada.

El soberano le dijo: Pues ves y ábrela.

El cautivo, abrió lentamente la ventana y sintió un rayo de sol que atravesó la ventana e ilumino el suelo de la habitación, abrió un poco más la ventana y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.

El cautivo notó que la ventana daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el cautivo se dio cuenta de que la ventana llevaba hacia la libertad, pero a su vez se sintió triste porque muchos de quienes habían sido sus compañeros nunca se atrevieron a abrirla y decidieron morir solo por ver su aspecto. El cautivo le dio las gracias al soberano y fue libre para siempre, se marchó muy lejos y tiempo después tuvo su propia familia. Fin.

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