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Calcio, Mineral Vital en la Alimentación de Gallinas Ponedoras


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2012  •  Ensayo  •  2.126 Palabras (9 Páginas)  •  788 Visitas

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Calcio, Mineral Vital en la Alimentación de Gallinas Ponedoras

Publicado el: 27/07/2009

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Autor: Ing. Cesar E. Honorio Javes, Asesor Tecnico, CMD SAC. Perú

Los japoneses desde hace años se las han ingeniado para que las gallinas pongan más huevos en menos tiempo. Los muy curiosos de tanto espiarlas llegaron a la razón de que una ponedora se tarda 25 horas con 34 segundos en formar y poner un huevo. Por eso una gallina pone cinco días seguidos y como que se toma uno de descanso.

Sin un pelo de tontos decidieron jugarle sucio a las gallinas, les instalaron un montón de bujías para que creyeran que las noches eran días en las granjas. Pasó que las gallinas comieron, bebieron y volaron huevo a diestra y siniestra sin pegar las pestañas ni un momento. Era un bacanal de nunca acabar hasta que llegó la trastada. Las pobres animales rápido se debilitaron y se traspusieron. Les faltaba el mineral vital, el calcio.

Aunque siempre les daban su concentrado, las gallinas al poner huevos sin descanso necesitaban comer más calcio. Cuando empieza a faltar este mineral el aviso es que la cáscara de los huevos sale más ralita y se quiebra con facilidad, otras veces los huevos salen deformes o envueltos en una bolsa sin cáscara. No olvide que la mayor parte del esqueleto y los cascarones de los huevos de la gallina están compuestos de calcio. Al faltarles entonces se trasponen; ese es el último aviso.

Por ello el metabolismo del calcio en las aves de postura, involucra una enorme importancia económica de esta especie que provee buena parte de nuestro suministro diario de alimentos, no obstante los avances en la investigación del metabolismo del calcio con relación a la formación del cascarón, los controles de calidad y la tecnología aplicada, continúan presentándose pérdidas de huevos debido a problemas en el cascarón las cuales pueden ascender hasta un 14.14% de la producción total (Carnarius et al., 1991). Este problema se acentúa especialmente con la edad de las aves al incrementarse el porcentaje de huevos con cascarón delgado como resultado de una disfunción en el metabolismo del Calcio (Elaroussi et al., 1994; Al-Batshan et al., 1994; Washburn, 1982).

Resulta dudoso que exista cualquier otro animal que pueda consumir, absorber, transportar y metabolizar más calcio por unidad de peso que las aves. Las ponedoras comerciales producen, en un período de 52 semanas 295 huevos, cada uno con un peso aproximado de 60 g lo que representa un total de cerca de 18 kg. de masa (Hy-Line, 1996). Esto constituye una considerable transferencia de material corporal que equivaldría a cerca de 12 veces el peso corporal del ave. Considerando que el cascarón representa el 9.3% del peso total del huevo (Al- Batshan et al., 1994) y que, a su vez, el Ca es el 36% del peso total del cascarón (Clunies y Leeson, 1995), es posible calcular que una gallina comercial secreta durante un período productivo de un año, cerca de 600 g de Ca en el cascarón lo que corresponde a unas 30 veces la cantidad de Ca que contiene en su cuerpo (Elaroussi et al., 1994). Sí, además, se asume que del Calcio consumido se retiene un 50% para el huevo y la formación del cascarón (Etches, 1987; Hurwitz, 1987), una gallina consumiría cerca de 1.2 kg de Calcio en un año.

Efecto de la temperatura: La ingesta de calcio y la producción de huevos es produce menor efecto cuando la temperatura es cíclica que cuando es constante (Uzu, 1989; Daghir, 1995). El descenso en cuanto al tamaño del huevo es de 0,4 g/ºC por encima de los 25º C.

En referencia a la calidad de cáscara, el bajo consumo de alimento, explica parcialmente la peor calidad de cáscara al disminuir el consumo de calcio. La calidad de la cáscara es mejor cuando las temperaturas son cíclicas y bajan en algún momento del día de los 25º C que cuando las altas temperaturas son constantes. Los choques térmicos determinan una peor cáscara sin que sea necesaria una bajada de consumo, que evidentemente se produce posteriormente a la subida de temperatura.

El stress térmico provoca jadeo y alcalosis respiratoria. La frecuencia respiratoria elevada disminuye el contenido en sangre de CO2 elevando el pH sanguíneo, y a la vez se pierde más agua corporal. El riñón elimina bicarbonato para restaurar el pH normal. Una producción de lactato más alta durante el jadeo hace que también se elimine más bicarbonato.

Durante el stress térmico la glándula parótida incrementa su tamaño, la concentración de calbindín aumenta en el intestino y bajan las reservas medulares del hueso. Este es el mismo proceso que se produce cuando hay una deficiencia en calcio.

Al haber concentraciones bajas de calcio y bicarbonato se limita el intercambio iónico en el útero, asimismo la actividad de la anhidrasa carbónica y el flujo sanguíneo están disminuidas, lo que contribuye a reducir la disposición de materiales en la cáscara.

Nivel y granumetria del calcio, El bajo consumo de alimento provoca una ingesta de calcio inferior a los 4,5 g diarios necesarios para la calcificación del huevo. Si se ajusta el nivel energético de la dieta en épocas de calor, habrá de corregirse el nivel de calcio de la misma para conseguir la ingesta adecuada. Ahora bien, en épocas en las que al ave no le apetece comer, incrementar el nivel de calcio de la ración puede disminuir la palatabilidad del mismo.

Resulta más aconsejable el empleo de partículas "groseras" de carbonato cálcico, ya que mejoran la ingesta de calcio incluso trabajando con dietas bajas en calcio (Picard, 86; Uzu, 89), Es decir, la utilización de partículas gruesas de carbonato de calcio incrementa también la ingesta energética y la masa de huevo.

Este efecto positivo de la granulometría de las partículas de carbonato cálcico se acentúa en situación de altas temperaturas y con la edad de las gallinas. El nivel de

Calcio de la dieta conviene no bajarlo del 3,6%, aún cuando se empleen partículas gruesas. El tamaño de la partícula deberá estar entre 2.5-4,5 mm de diámetro.

Por encima de 4.5 mm es frecuente encontrar "piedrecitas" entre la gallinaza,

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