Capitulo Perdido Del Principito
Enviado por giiulie • 15 de Abril de 2015 • 784 Palabras (4 Páginas) • 376 Visitas
No sabía si había llegado o no al séptimo planeta: la Tierra, pues nunca antes había ido y éste era diferente a todos los planetas anteriores que había visitado. Este planeta era más grande, oscuro aunque no lúgubre, sino todo lo contrario, parecía estar felizmente iluminado por todos esos astros que le compartían la luz reflejada de las estrellas, estrellas teóricamente encadenadas pero prácticamente libres. Debido a la complejidad del planeta –y de lo que el Principito encontrará más tarde dentro de estas selvas –me veré un poco tentado a caer en la complejidad de la razón y del lenguaje utilizado por el adulto.
El Principito caminó un buen rato en lo que parecía ser una interminable jungla, donde sólo lograba ver árboles y ramas y de cuando en cuando el firmamento adornado con una que otra luna. A pesar de que aparentemente lo estaba, fue la primera vez que el Principito, desde que había dejado atrás a su irremplazable flor, no se sentía solo. Es más, la pura caminata, la jungla y la enorme luna, lo habían hecho sonreír y logrado que hiciera a un lado toda la melancolía que los anteriores personajes le habían hecho sentir.
De pronto apareció algo, algo que rompía con la monotonía de lo que él estaba apenas conociendo como selva. Algo diferente, hermoso y desconocido para sus ingenuos ojos de pequeño monarca: un cuerpo tan parecido como diferente al suyo, mayor en estatura y con dos pequeñas protuberancias en la parte de enfrente. Un ojo verde y uno azul, parecidos al cristal que la rodeaba, y cabellos castaños más largos que los propios. El Principito había perdido el aliento –por qué es tan diferente a los hombres de los demás planetas –se preguntaba, –qué es esto que es más bello que su antigua flor.
–Hola –dijo ella amigablemente –¿de dónde vienes?
El Principito no supo bien qué responder así que mencionó nervioso el nombre de su planeta:
–Vengo de… del asteroide B-612.
–¿Y eso dónde queda? –preguntó ella con un aire de curiosidad.
El Principito tampoco sabía bien cuál debía ser su respuesta. Aparentemente, pensó, no estoy bien seguro de dónde vengo. Así que contestó:
–De muy lejos. Estoy haciendo un viaje y por el momento estoy en busca de mi siguiente planeta: la Tierra.
La mujer pareció verse indignada cuando escuchó esto último y decidió cambiar de tema.
–Así que, dime… ¿A qué te dedicas?
–¡Soy un Príncipe! –contestó el joven con aire orgulloso.
–Pero, ¿qué no eres muy joven como para ser un príncipe? –dijo entre confundida y sorprendida.
–Pues… todo depende de a quién estés gobernando, ¿no crees?
Se quedó pensando y después de un tiempo añadió:
–Hmm, pues visto de esa forma… Y dime, ¿por qué un niño tan joven e inocente querría ir a semejante planeta?
–Estoy
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