Caprichos
Enviado por pauh1295 • 27 de Marzo de 2013 • 294 Palabras (2 Páginas) • 290 Visitas
Caprichos clavados en el esternón.
[…] y hacía meses que seguía esta rutina. Me gustaba porque me hacía sentir viva y especial aunque supiera que no era ni mucho menos lo correcto o lo saludable. Pero me hacía feliz. Me hacía feliz auto-considerarme luchadora, fuerte, inteligente, leal a mí misma. Y pensando en estas cosas dejé de creer en los demás para creer en mí. Es increíble cómo una enfermedad es capaz de destruir tus entrañas y al mismo tiempo convertirte en la mujer más bella y sonriente de la Tierra. ¿Paradójico, no? Por eso acabé por forjar un muro que me separase de la realidad social y me dejara dentro a mí y a mis huesos y a este corazón desgastado.
Sé que nadie jamás entendería por qué hice lo que hice hasta llegar a tal punto. Es posible que ni siquiera tenga un sentido real y tal vez por eso mis explicaciones son tan vacuas e incoherentes para el resto de personas. Sin embargo a mí se me hace clara como la luz matinal. No sé, llamadme loca pero estar enferma me devolvía años de vitalidad, de sueños, de metas más alcanzables que nunca. La gente siempre me consideró una hipérbole y puede que tengan razón. Al fin y al cabo eso a lo que yo llamaba mi nueva forma de vida no dejaba de ser un capricho clavado en el esternón como aquel de comprarme unos zapatos excesivamente caros.
Es curioso como una mujer se siente realizada consiguiendo trivialidades como un cuerpo más delgado, una piel más bronceada o los ojos más grandes gracias al efecto del maquillaje. Pero en aquella época esas trivialidades me hacían feliz. Y ya sabéis, como decía Audrey Hepburn, las chicas felices son las chicas más bonitas.
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