Características De Un Trabajador Social

INTRODUCCIÓN

El trabajo social se ha manifestado desde épocas remotas, como lo fue el código de Hammurabi (primer reglamento en el código de convivencia), en el Islam que dentro de sus cinco deberes religiosos se encontraba el de dar limosna a los pobres. “En la limosna está la fuente de sabiduría” como lo planteó en algún momento kung-fu-tze. En la antigüedad hubo diversas formas de ayuda hacia el más necesitado, acompañados también de importantes precursores como miguel de Giginta, San Vicente de Paul, Thomas Chalmers, entre otros. Cuyos aportes y principios han quedado plasmados hasta el día de hoy en libros relacionados con el trabajo social.

Pero así como el trabajo social va acompañado de buenas acciones, este también debe incluir valores, tanto profesionales como personales ya que éstos son la base para ser del trabajador social un buen profesional.

Dentro del área social el trabajador debe ser pro-activo, honesto, honrado, leal, humilde, discreto, es decir, cuando este en presencia de alguna confesión personal de su cliente debe guardad silencio, y no comentarlo con nadie, ya que así se ganará la confianza del actor.

El trabajador social debe ser amable, independiente de que su día no sea el mejor. El cliente no tiene culpa de sus problemas personales o profesionales, por ello siempre se debe actuar con amabilidad.

El profesional debe ser eficiente, efectivo, y empático, es decir, debe ser capaz de ponerse en el lugar del otro. Debe ser comprometido, ya sea, con su trabajo o con el actor social. Pero sobre todo la persona que se atreva a ejercer esta profesión debe tener lo más importante, “vocación de servicio”, ya que sin ella, lo más probable es que los valores y principios mencionados anteriormente, no produzcan el efecto que se requiere tener dentro de un buen profesional.

El objetivo de este trabajo y de su posterior presentación es expresar claramente lo que debe y no debe hacer un trabajador social durante su profesión.

La ética y el Trabajo Social

La finalidad del Trabajo Social, es lo que se conoce como el “Ethos Profesional”. Es un tipo de actividad que tiene fin en sí misma y por el cual recibe su legitimidad al interior de una sociedad determinada. Este fin tiene que ver con la funcionalidad social y por la cual somos reconocidos. El fin que tiene que ver con el sentido, la coherencia la plenitud que busca alcanzar una profesión, en este caso la del Trabajador Social.

Valores Profesionales del Trabajador Social

La reflexión sobre los principios profesionales lleva de manera unívoca a explicitar el ethos profesional la que consigna los temas de los derechos de las personas y comunidades. En efecto, la característica del Trabajo Social en la sociedad asalariada es la de estar comprometido en la lógica del derecho. El acceso a los derechos, el respeto del derecho, la adaptación del derecho a las situaciones particulares están en el corazón de las prácticas de los Trabajadores Sociales, se opera en función de una toma de posición no solamente sobre lo que está conforme a derecho y, por extensión, a las normas.

Los valores don aquellos aspectos que nos permiten dar cuenta de los principios profesionales de acuerdo a los contextos y situaciones concretas en que se realizan estos. Los valores son orientaciones para las situaciones del quehacer profesional en las que se pone en “juego” los principios. En este sentido, los valores tienen la función de ser un marco de referencia para la conducta de los profesionales. Los valores considerados así, refieren al carácter de la virtud Aristotélica, es decir nos invitan a actuar con prudencia “la prudencia tiene por objeto lo humano y aquello sobre lo que se puede deliberar; en efecto, afirmamos que la operación del prudente consiste sobre todo en deliberar bien, y nadie delibera sobre lo que no puede ser de otra manera, ni sobre lo que no tiene fin, y éste consiste en un bien práctico. El que delibera bien absolutamente hablando es el que se propone como blanco de sus cálculos la consecución del mayor bien práctico para los hombres. Tampoco versa la prudencia exclusivamente sobre lo universal, sino que tiene que conocer también lo particular, porque es práctica y la acción tiene que ver con lo particular” (Aristóteles 1994).

1).- Valores del Trabajador Social

• Coherencia y veracidad: Generar espacios de confianza y colaboración “respeto al secreto profesional”, “respeto a la verdad y no engañar, honestidad, probidad”.

• Solidaridad: Facilitar la integración del otro, poder trabajar con el otro en el mejoramiento de la calidad de vida, generar las oportunidades.

• Compromiso: “Es lo que transforma una promesa en realidad, es lo que habla con valentía de nuestras intenciones, es la acción que habla más alto que las palabras, es hacerse al tiempo cuando no lo hay, es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias se ponen adversas, es el material con el que se forja el carácter para poder cambiar las cosas, es el triunfo diario de la integridad sobre el escepticismo (S.Lehman)”.

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• Amabilidad: La palabra “amable” es de la misma familia que “amar”. La persona amable es, según el diccionario, “digna de ser amada,” y también “complaciente y afectuosa”. Pero en la vida diaria comprobamos fácilmente que es mucho más que eso. Muchas veces tenemos la oportunidad de ser amables. Y seguramente las personas se sienten agradecidas de esa actitud. ¿Qué muestra un gesto o una palabra amable? Muestra respeto y aprecio por otras personas, y deseos de ser respetados y apreciados también. La amabilidad, además es una expresión de solidaridad y de respeto. Las personas amables tratan de ayudar a los demás, de serles útiles, aunque no lo conozcan.

• Honestidad: La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

• Discreción: Ser discreto, es ser sensato en la formulación de juicios y tener mucho tacto, con buen esmero en la expresión de los conceptos a trasmitir a los demás. Es no hacer partícipe de noticias escabrosas, o conceptos maliciosos innecesarios a los otros, los que muchas veces son referidos a familiares íntimos de probada bondad y honestidad.

• Fortaleza: es la capacidad de resistir el mal, soportar las molestias,

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