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Carta De Un Drogadicto A Sus Padres


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2013  •  1.125 Palabras (5 Páginas)  •  694 Visitas

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CARTA DE UN DROGADICTO A SUS PADRES

Queridos padres:

Les escribo aquí, desde estas cuatro paredes blancas, desde esta sucia celda donde estoy pagando el precio de mi torpeza, el precio de mi debilidad.

¿Saben… pensaba por que llegar a este extremo, por que robar, por que matar? Solo para conseguir mí maldito veneno, esas malditas drogas que me están matando y que no las puedo dejar.

Quisiera pedirles perdón… ¿pedirles perdón?... por favor ¿Cómo quieren que les pida perdón a ustedes? ¿A ustedes que jamás tuvieron tiempo para mí? A ustedes que jamás tuvieron tiempo para verme, tiempo para abrazarme, tiempo para preguntarme si estaba bien… no se… ¡Para decirme que me querían!, Si por lo contrario, lo único que hicieron ustedes conmigo fue golpearme, fue maltratarme… gracias a ustedes estoy aquí, gracias a su falta de amor, de cariño… estoy aquí siendo un maldito delincuente, un maldito asesino. ¡Y aun así quieren que les pida perdón!... yo no les voy a pedir perdón… y a ti menos que a nadie papá… a ti papá que una vez estando aquí encerrado me llamas cobarde.

Te paras enfrente de mí y ¿Qué me dices? - ¡Yo!, ¡yo que me sobé el lomo trabajando por ti!, te compré todo lo que tú querías, ¡te lo di todo y mira como me pagas!, eres un mal hijo… ¡eres un cobarde! ¡Me avergüenza ser tu padre! ¡Ojala te quedes aquí encerrado para siempre!

Pero que cínico eres papá… de verdad, que cínico eres. ¿Tú me llamas cobarde a mi?... Por favor ¡tu! Tú que las pocas veces que te vi estabas borracho, embriagándote en una maldita cantina. Ahí encerrado, embruteciéndote con alcohol, bebías hasta que no podías mas, te “divertías” con mujeres, gastándote con ellas, el poco dinero que nos hacía falta a nosotros para vivir. Y ahora vienes aquí, para llamarme cobarde. Dime, papá…aparte de tu dinero, ¿Qué nos diste?... aparte de tu cochino dinero… dime ¡¿Qué nos diste, papá?!

Por nuestra necesidad y tu dinero, nos hiciste vivir a diario con miedo, con angustia, con temor, con angustia de saber si vas a llegar borracho o no, con miedo de saber si vas a llegar a golpearnos o no… ¡Siempre tomabas Papá!...y no me digas que no te acuerdas, si siempre llegabas a las dos o tres de la mañana y llegabas tan borracho que ni de pie te podías poner ¿te acuerdas?

¡Ah, pero eso sí!, El señor llegaba aventando todo, gritando y diciendo ¿Qué? ¿Qué en esta malita casa no hay nadie que me atienda? ¿Para eso trabajo todo el día? ¿Para qué ni el perro me salga a recibir? ¡Maldita sea! ¡Quiero verlos a todos aquí y ahorita! Y yo papá, yo te juro que te escuchaba llegar y comenzaba a temblar y lloraba… me dabas miedo papá, me aterraba oír tu voz, te juro que hasta me escondía de bajo de la cama, para que no me vieras, para que no me golpearas, pero de nada serbia. Me acuerdo que llegabas enfurecido a la recamara, aventando todo y gritabas… me acuerdo que veías dormida a mamá y sin piedad la tomabas de los cabellos, y la comenzabas a jalonear, y la golpeabas… me acuerdo que mi madre espantada, te suplicaba y te decía. “Mi amor ya no me pegues, por favor, ya no me grites,

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