Carta al querido lector
Enviado por Bibi Ana • 5 de Abril de 2016 • Tarea • 865 Palabras (4 Páginas) • 270 Visitas
Bogotá 27 de febrero de 2016
Querido Lector:
Espero que cuando leas esta carta puedas remembrar la época de tu niñez y tu adolescencia, tal como lo intento yo al escribir estas líneas. Si tu pudieras también viajar en la máquina del tiempo a la que he tenido que recurrir para descubrir el origen de mi destino, podrías comprender mejor que mi presente ha sido una combinación de situaciones pasadas de las cuales no tenía tanta lucidez hasta que empecé a recoger mis memorias, intentando dejar de lado la hipótesis de la casualidad.
Te preguntarás si es prudente entonces hablar del destino, pues bien, teniendo en cuenta que el cosmos está regido por el principio de la causalidad y que este principio es una razón universal, me referiré a aquellos acontecimientos que están ligados a la causalidad. No quisiera que te distraigas con mi menesterosa filosofía, así que volvamos a la intención de esta carta, definir aquellas señales cósmicas que guiaron mi camino. Tengo que decirte que el volver en el tiempo me hace preguntarme ahora ¿Por qué no guardaba esas imágenes tan claramente en mi cabeza? ¿Acaso mi mente intentó borrarlas? Y ahora que las vuelvo a ver ¿Qué puedo sentir al saber que mi rumbo siempre fue este? ¿Fueron entonces un estilo de premonición de mi presente? Discúlpame por abrumarte con tantas preguntas, pero es inevitable las tengo tan presentes que revolotean en mi cabeza mientras te doy mis excusas.
Aún recuerdo un regalo que recibí a la edad de 6 años, cuando esperaba un juguete clásicamente orientado por una sociedad consumista y patriarcal como lo es común en los niños de esa edad, me encontré con una gran sorpresa, mi regalo no tenía nada que ver con mis expectativas de jugar a la casita. Ese día no pude disimular mi cara de asombro, tampoco entendía que sentido tenía que mis padres se tomaran el tiempo de buscar ese peculiar objeto que recibí aquel cumpleaños número 6 en donde mis intereses no tenían relación alguna con dicho juguete, si a tal objeto se le podía llamar así. Ahora recuerdo las palabras de mi madre cuando me explico la utilidad de mi regalo, “Desde hoy podrás enseñar a otros, con este tablero y las tizas de colores ¡Serás una excelente maestra!”. Tengo que confesarte que la intención de mi madre no fue tan inocente, años después me reveló que le hubiese encantado ser educadora. A pesar de mi desconcierto con dicho regalo, mi interés por este fue aumentando al descubrir que mis muñecas y mis osos eran excelentes estudiantes, mis clases eran maravillosas y únicas, nunca una clase se parecía a la otra y todos los estudiantes del salón querían a su maestra.
Algunos años después cuando me interesaba más la moda que las muñecas, conocí a una vecina que me consideraba un buena niña, creo que por mi educado hábito de saludar. Aquella señora depositó su confianza en mí al pedirme el inmenso favor de enseñarle a leer y a escribir a ella y a su pequeña hija, yo era solo una estudiante de bachillerato, pero recordé mi buena función enseñando a leer a los osos de peluche y argumenté que podía hacerlo porque tenía buenas notas en el colegio. Recuerdo que la pequeña hija aprendía más rápido que la señora y tiempo después pudo ayudar a su madre a leer documentos legales importantes.
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