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Catedral Bolivariana


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  Tesis  •  3.117 Palabras (13 Páginas)  •  171 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación

Unidad Educativa Nacional “Antonio José Sotillo”

Puerto la Cruz _Edo. Anzoátegui

Asignatura: Catedral Bolivariana

CUANDO FRANCIA SE APODERA DE ESPAÑA: Reaccionan los Mantuanos Caraqueños.

Profesora: Integrantes:

Ana Bucarito

Puerto la Cruz 17 de Marzo del 2015

índice

INTRODUCCIÓN

1. CUANDO FRANCIA SE APODERA DE ESPAÑA: Reaccionan los Mantuanos Caraqueños.

Desde los últimos años del siglo XVIII y en especial a partir de 1804-1805 existía un gran malestar económico en Venezuela a causa de las guerras internacionales que dificultaban el comercio exterior y hacían disminuir el flujo de la plata que solía llegar de México. La prohibición del comercio con los países neutrales (en la práctica, los Estados Unidos) agravaba la situación. Otro motivo de irritación era la exclusividad para el comercio de harinas que el ministro españolManuel Godoy le había concedido a su cuñado el marqués de Braciforte (exvirrey de México) y que éste ejercía en Venezuela a través de su agente Manuel Caballero Sarmiento.

A las dificultades económicas de la colonia se unió la crisis política de la metrópoli, cuando Carlos IV y su hijo Fernando VIIfueron despojados en Bayona de la Corona de España y su imperio por Napoleón, quien se la ofreció a su hermano José Bonaparte, hasta entonces Rey de Nápoles. Estas noticias llegaron oficialmente a Caracas casi al mismo tiempo que las de la reacción de gran parte del pueblo español contra los franceses y de la formación en la península de Juntas Provinciales, y una Junta Central en Sevilla, que gobernaban en nombre de Fernando VII, prisionero de Napoleón. Esto había sucedido a comienzos de mayo de 1808.

El 14 de julio, a las once de la noche el bergantín de guerra francés “Serpent” llegó a La Guaira; su capitán, Paul de Lamanón, subió a Caracas el 15 y al mediodía se entrevistó con el gobernador y capitán general Juan de Casas, a quien hizo entrega de los documentos que traía: el Consejo de Indias, desde Madrid, le anunciaba el ascenso de José I al trono de España y de las Indias y le ordenaba reconocerlo como tal. Andrés Bello, funcionario de la Gobernación, actuó como intérprete. Casas recibió bien a Lamanón, pero no tomó ninguna decisión.

Cuando se difundió esta noticia desde Caracas para toda la provincia, estalló la protesta. El militar español Diego Jalón, jefe de guarnición en Caracas, y el criollo José Félix Ribas tuvieron un altercado con uno de los militares franceses; se formó una manifestación que recorrió las calles vitoreando a Fernando VII como legítimo Rey de España y gritando contra Napoleón y los franceses. A su cabeza, junto a Jalón y Ribas, figuraban entre otros, los criollos Manuel de Matos Monserrate, capitán retirado y hacendado, y el alférez de las milicias Diego Melo Muñoz; los apoyaban también, aunque sin destacarse del grupo, José y Martín Tovar Ponte, hijos de uno de los mantuanos más notables, el conde de Tovar.

El Gobernador y Capitán General, que al principio había intentado contemporizar, rehusó cumplir las órdenes traídas por Lamanón, y este tuvo que regresar a La Guaira; allí se encontró con la presencia de un buque de guerra inglés, la fragata “Acasta”, cuyo capitán Beaver subió de inmediato a Caracas; traía las noticias del levantamiento de los españoles contra los franceses y de la formación de las Juntas en la metrópoli. Se había producido un súbito cambio de alianzas: hasta mayo de 1808, España y Francia luchaban unidas contra Inglaterra; a partir de entonces, ésta y España combatían juntas contra los franceses.

Un intenso Debate

La presencia del capitán Beaver reforzó la decisión a favor de Fernando VII; el Cabildo Municipal de Caracas apoyó a los manifestantes; bajo presión, el Capitán General cedió, y el alférez real Feliciano Palacios Blanco, con el pendón desplegado, salió a pregonar el reconocimiento de Fernando VII como Rey. Mientras tanto, en La Guaira, la fragata inglesa, más poderosa, apresó al bergantín francés. Durante los días siguientes creció la tensión entre el cabildo, reducto de los mantuanos, y Casas, apoyado este por la Real Audiencia y en especial por su regente-visitador Joaquín de Mosquera y Figueroa.

El Cabildo deseaba la formación de una Junta similar a las de España y una mayor liberalización del comercio exterior, a lo cual se negó el Capitán General. Al mismo tiempo, jóvenes mantuanos como los Ribas, los Montilla, los Tovar, los Toro, los Blanco, se congregaban en la Cuadra Bolívar, propiedad de los hermanos Juan Vicente y Simón Bolívar, donde so capa de reuniones sociales se trataban “materias de Estado”, según un testigo, y se hablaba de establecer un nuevo gobierno. Por otra parte, uno de los dirigentes de la manifestación antifrancesa del día 15, Manuel de Matos Monserrate, declaraba ante quien quisiera oírlo –e inclusive ante algunos que no deseaban hacerlo- que los españoles explotaban a Venezuela y que era necesario matarlos o expulsarlos, de lo cual exceptuaba a los canarios ; denunciado, él y otros compañeros fueron arrestados el 27 de julio y conducidos a las bóvedas de La Guaira. Casas les hizo saber a los hermanos Bolívar y a los otros jóvenes contertulios que les convenía marcharse por un tiempo a sus haciendas. El mismo día 27, tal vez con el propósito de calmar los ánimos, el Capitán General le pidió al Ayuntamiento su opinión sobre la posibilidad de crear en Caracas “una Junta a ejemplo de la de Sevilla”.

Dos días después, el cuerpo municipal se pronunció por la afirmativa, y señaló quienes podrían formarla (18 miembros en total), encabezada por el propio Casas y terminando con un representante “del pueblo”. Pero Casas pospuso su decisión.

Poco después llegaron noticias oficiales de España: La Junta Suprema de Sevilla confirmaba a Juan de Casas y demás autoridades en sus cargos. No hubo Junta en Caracas, fue reconocida la de Sevilla, se adoptó la escarapela o “cucarda” bicolor (roja y negra) de Fernando VII, y la agitación fue cortada por el momento, pero el descontento de los mantuanos persistió.

Uno de los más ricos e influyentes hacendados, Antonio Fernández de León, futuro Marqués de Casa de León, manifestó en Maracay que al arrestar a Matos Monserrate y sus compañeros las autoridades había cometido un acto despótico. Desde allí enviaba proclamas contra el Capitán General

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