Categorización Y Análisis De Contenidos
Enviado por lizbethnayeli • 7 de Octubre de 2014 • 4.952 Palabras (20 Páginas) • 430 Visitas
“Categorización y análisis de contenidos “
Martínez M. Miguel (1994).La investigación
Cualitativa etnográfica en educación.2°.ed.,
Trillas, México. PP. 69-81
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Categorización y análisis de Contenidos
El significado y valor de una palabra se
encuentra en las demás.
Fernand De Saussure
Este capítulo y el siguiente tienen por finalidad describir las etapas y procesos que permitirán la emergencia de la posible estructura teórica, ”implícita” en el material recopilado en las entrevistas, grabaciones, notas de campo, etcétera.
CATEGORIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS
Como hemos señalado, la categorización, el análisis y la interpretación de los contenidos no son actividades mentales separables. Nuestra mente salta velozmente de uno a otro proceso tratando de hallarle sentido a las cosas que examina: se adelanta y vuelve atrás con gran agilidad para ubicar a cada elemento en un contexto y para modificar ese contexto a fondo de acuerdo con el sentido que va encontrando en los elementos. Esta dialéctica entre la figura y el fondo es continua y permanente; sin embargo, como constituyen actividades mentales diferentes. Conviene que ilustremos cada una de ellas por separado, de acuerdo con la prioridad temporal de la actividad en que ponen el énfasis.
Partiendo del hecho de que el material primario o protocolar (anotaciones de campo, grabaciones, filmaciones, transcripciones, transcripciones de las entrevistas etc.; proto-collon era la primera hoja encolada o pegada en un documento antiguo) sea lo más completo y detallado posible, el paso de la categorización o clasificación exige una condición previa: el esfuerzo de “sumergirse” mentalmente, del modo más intenso posible, en la realidad ahí expresada. En otras palabras, el investigador revisará los relatos escritos y oirá las grabaciones de los protocolos repetidamente, primero, con la actitud de revivir la realidad en su situación concreta y, después, con la actitud de reflexionar acerca de la situación vivida para comprender lo que pasa.
Cada nueva revisión del material escrito, audición de los diálogos o visión de las escenas filmadas nos permitirá captar aspectos o realidades nuevos, detalles, acentos o matices no vistos con anterioridad o no valorados suficientemente y que, ahora, quizá con otro enfoque o contexto, son determinantes y parecen cambiar o enriquecer el significado. En la práctica, en cada revisión del material disponible es útil ir haciendo anotaciones marginales, subrayando los nombres, verbos, adjetivos, adverbios o expresiones más significativos y que tienen mayor poder descriptivo, poniendo símbolos pictográficos, mnemónicos o numéricos, elaborando esquemas de interpretación posible, diseñando los conceptos de manera constante.
En este primer momento es necesaria una gran tolerancia a la ambigüedad y contradicción (que, quizá, sean sólo aparentes), una gran resistencia a la necesidad de dar sentido a todo con rapidez, y una gran oposición a la precipitación por conceptualizar, categorizar o codificar las cosas de acuerdo con los esquemas ya familiares. Hay que “alejar” todo lo que no “emerja” de la descripción protocolar; de otra manera, no veremos más de lo que ya sabemos y no haremos más que reafirmarnos en nuestras viejas ideas y aun en nuestros propios prejuicios.
Ésta es una propedéutica fenomenológica indispensable en toda investigación que adopte el paradigma epistemológico que describimos en los primeros capítulos y, esencialmente, consiste en una disciplina mental que nos facilite “ ver todo lo que hay y nada más que eso”.
El objetivo básico de esta “inmersión” mental en el material primario (protocolar) recogido es realizar una visión de conjunto que asegure un buen proceso de la categorización.
Como ya señalamos (cap. 4), desde el comienzo mismo de la recolección de los datos y de toda información, ha comenzado el proceso de la categorización, como también, aunque en menor escala, el del análisis e interpretación teórica; sin embargo, es ahora cuando se focaliza en forma prevalente y central.
La categorización hecha hasta aquí puede haber consistido en poner marginalmente algunos rótulos de categorías y algunas propiedades o atributos de estas categorías, como también en hacer diferentes tipos de anotaciones o memoranda referidos a algunos aspectos de las grabaciones.
Ahora se trata de categorizar o clasificar las partes en relación con el todo, de describir categorías o clases significativas, de ir constantemente diseñado y rediseñando, integrando y reintegrando el todo y las partes, a medida que se revisa el material y va emergiendo el significado de cada sector, evento, hecho o dato.
Desde luego, es muy lógico y natural que en las primeras aproximaciones predomine cierta confusión. Es probable que se viva la misma situación que vive el detective cuando, inicialmente, se encuentra solo con un "montón de datos“ y un crimen consumado. Nada le parece relacionarse con nada ni tener sentido alguno. Pero poco a poco van apareciendo los nexos y relaciones de los datos (de tiempo, de lugar, etc.) que lo ponen sobre pistas firmes, éstas generan hipótesis explicativas y, finalmente conducen al esclarecimiento de la trama oculta.
Siguiendo a Dilthey (véase Martínez, M., 1989, Págs. 189-193), podríamos establecer tres condiciones para comprender mejor el significado que tienen las expresiones de la vida de otras personas:
a) Es necesario familiarizarse con los procesos mentales mediante los cuales se vive y se expresa el significado: esto constituye la vida cotidiana de todo ser humano, pero el investigador debe ser más riguroso, sistemático y crítico en ello.
b) Se necesita un conocimiento particular del contexto concreto con que tiene lugar una expresión: una palabra se entiende en el contexto de una frase, una acción humana en el contexto de su situación, etcétera.
c) Es necesario conocer también los sistemas sociales y culturales en que proveen el significado de la mayoría de las expresiones de la vida: para entender una frase hay que conocer la lengua; para comprender el comportamiento de una persona hay que conocer su formación y su medio cultural, etcétera.
Por su parte, Allport (1973), un eminente estudioso de la personalidad, nos señala varias ideas excelentes para la compresión de las expresiones de la vida
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