Ciencias empíricas
Enviado por iralinda • 18 de Abril de 2013 • 6.272 Palabras (26 Páginas) • 476 Visitas
Teorías
Las ciencias empíricas son sistemas de teorías; y la lógica del conocimiento científico, por tanto, puede describirse como una teoría de teorías.
Las teorías científicas son enunciados universa¬les; son, como todas las representaciones, sistemas de signos o símbolos. Por ello, no creo que sirve de gran cosa expresar la diferencia entre teorías univer¬sales y enunciados singulares diciendo que estos úl¬timos son “concretos” mientras que las teorías son meramente fórmulas simbólicas o esquemas simbóli¬cos: pues exactamente lo mismo puede decirse hasta de los enunciados más “concretos”.
Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos “el mundo”: para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo. Y tratamos de que la malla sea cada vez más fina.
12. Causalidad, explicación y deducción de pre¬dicciones
Dar una explicación causal de un acontecimiento quiere decir deducir un enunciado que lo describe a partir de las siguientes premisas deductivas: una o va¬rias leyes universales y ciertos enunciados singulares —las condiciones iniciales—. Por ejemplo, podemos decir que hemos dado una explicación causal de la ro¬tura de un trozo determinado de hilo si hemos averi¬guado que éste tenía una resistencia a la tracción de 1 libra y que se le había aplicado un peso de 2 libras. Cuando analizamos esta aplicación causal encontra¬mos en ella diversas partes constitutivas. Por un lado, tenemos la hipótesis: “Siempre que se cargue un hilo con un peso superior al que caracteriza la resistencia a la tracción del mismo, se romperá”: enunciado cuyo tipo es el de una ley universal de la Naturaleza. Por otra parte, nos encontramos con enunciados singula¬res (en este caso, dos) que son aplicables al aconte¬cimiento determinado que nos ocupa: “La característica del peso de este hilo es 1 li¬bra” y “El peso apli¬cado a este hilo ha sido de 2 libras”.
Henos aquí, pues, con dos clases diferentes de enunciados; pero tanto una como otra son ingredien¬tes necesarios de una explicación causal completa. Las dos clases son: 1) enunciados universales, es decir, hipótesis que tienen el carácter de leyes natura¬les, y 2) enunciados singulares, que se aplican al acontecimiento concreto de que se trate, y que lla¬maré “condiciones iniciales”. Deducimos el enun¬ciado singular “este hilo se romperá” de enunciados universales conjuntamente con condiciones iniciales; y diremos de aquel enunciado que es una predicción determinada o singular
Las condiciones iniciales describen lo que se suele llamar la “causa” del acontecimiento en cuestión (así, la “causa” de que se rompiera el hilo fue que se había aplicado una carga de 2 libras a un hilo que te-nía una resistencia a la tracción de 1 libra); y la predic¬ción describe lo que denominamos corrientemente el “efecto”. Pero evitaré ambos términos. Por regla ge¬neral, en física se restringe el uso de la expresión “explicación causal” al caso especial en que las leyes universales tienen la forma de leyes de “acción por contacto” —o, de uno modo más preciso, a la acción a una distancia que tiende a cero, que se formula por medio de ecuaciones diferenciales. Mas no asumire¬mos aquí tal restricción; y aún más: no haré ninguna afirmación general sobre la aplicabilidad universal de este método deductivo de explicación teórica: así, pues, no afirmaré ningún “principio de casualidad” (o “principio de causación universal”).
El “principio de causalidad” consiste en la afirma¬ción de que todo acontecimiento, cualquiera que sea, puede explicarse casualmente, o sea, que puede deducirse casualmente. Según el modo en que se in-terprete la palabra “puede” de esta aserción, el prin¬cipio será tautológico (analítico) o se tratará de una aserción acerca de la realidad (sintético). Pues si “puede” quiere decir que siempre es posible lógica¬mente construir una explicación causal, entonces la afirmación hecha arriba es tautológica, ya que para una predicción cualquiera podemos siempre encon¬trar enunciados universales y condiciones iniciales a partir de los cuales sea deductible. (Cuestión muy distinta es la de si semejantes enunciados universales han sido contrastados y corroborados en otros casos, naturalmente.) Pero si lo que se quiere expresar con “puede” es que el mundo está regido por leyes estric¬tas, esto es, que está construido de tal modo que todo acontecimiento determinado es un ejemplo de una regularidad universal o ley, no cabe duda de que entonces la aserción a que nos referimos es sintética; y, en este caso, no es falsable, como se verá más adelante, en el apartado 78. Por consiguiente, ni adoptaré ni rechazaré el “principio de causalidad”: me contentaré simplemente con excluirlo de la esfera de la ciencia, en concepto de “metafísico”.
He de proponer, sin embargo, una regla metodo¬lógica que se corresponde tan exactamente con el “prin¬cipio de casualidad”, que éste podría conside¬rarse como la versión metafísica de la primera. Se trata de la simple regla de que no abandonaremos la bús¬queda de leyes universales y de un sistema teórico coherente, ni cesaremos en nuestros intentos de explicar causalmente todo tipo de acontecimientos que podamos describir esta regla guía al investiga¬dor científico en su tarea. No aceptaremos aquí la opinión de que los últimos descubrimientos de la fí¬sica exigen que se renuncie a tal regla, o de que la fí¬sica ha llegado ahora a determinar que no va a nin¬guna parte el continuar buscando leyes, al menos en cierto campo ; nos ocuparemos de esta cuestión en el apartado 78 .
13. Universalidades estricta y numérica
Podemos distinguir dos tipos de enunciados sin¬téti¬cos universales: los “estrictamente universales” y los “numéricamente universales”. Hasta ahora estaba re¬firiéndome a los enunciados estrictamente universa¬les siempre que hablaba de enunciados universales: de teorías o de leyes naturales. Los numéricamente universales son equivalente, en realidad, a ciertos enunciados singulares, o a una conyunción de és¬tos: los clasificaremos, por tanto, como enunciados singulares.
Compárense, por ejemplo, los dos enunciados siguientes:
a) De todo oscilador armónico es verdad que su energía nunca es inferior a cierta cantidad (a saber, hv/2), y
b) De todo ser humano que viva ahora sobre la tie¬rra, es verdad que su estatura nunca excede de cierta cantidad (digamos, 8 pies). La lógica formal (incluida la lógica simbólica), que se ocupa única¬mente de la teo¬ría de la deducción, trata igualmente a estos dos enunciados como universales (implicaciones “for¬ma-les” o “generales”) .
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