Ciudades Inmersas

Ciudades Inmersas.

“The New Urbanism is concerned with both the pieces and the whole” (CALTHORPE, 1997:1) Y esto en palabras de Peter Calthorpe nos pone a reflexionar acerca de la situación actual que viven las ciudades modernas. Las vemos crecer a un ritmo tan desordenado y frenético que a veces uno siente la necesidad de parar, respirar y pensar… ¿hacia dónde va esto y con qué fin? Más de uno se lo ha preguntado y creo yo que no hemos llegado a una respuesta clara. Y esto es porque existen varios intereses sobre el crecimiento de una ciudad, abarcando desde lo político hasta lo social.

Ahondando más en esto me gustaría nombrar un término dado por Onésimo Flores, “Esquizofrenia Urbana”. Este término se refiere a que estamos experimentando en una misma cuidad dos proyectos contradictorios en cuestión del desarrollo urbano. Por una parte se busca satisfacer al peatón, haciendo espacios más pequeños y públicos que fomenten la convivencia entre los ciudadanos. Un lugar en donde el andar en bicicleta o caminar sea más ameno para todos incluyendo el automovilista. Digamos “una ciudad ideal”.

Del otro lado se encuentra el “modernismo”, cuidad en donde lo principal son los automovilistas. De ser posible recorrer toda la cuidad en menos de un tiempo record. Y es aquí donde quiero citar a Flores otra vez: “[…] la ciudad “moderna”, así entendida, no es más que un conjunto de burbujas. El parque está adentro de la burbuja de mi fraccionamiento. El restaurante adentro de la burbuja de mi centro comercial. […] dentro de estos espacios privados nos sentimos cómodos, seguros, felices. Fuera de ellos existe un espacio físico –la cuidad- que ocupamos pero que no sentimos como nuestro. Quizás por ello, para movernos de una burbuja a otra, preferimos utilizar el automóvil, que finalmente es otra burbuja”. (FLORES, 2011:2)

No hay duda de que las ciudades tienden a crecer y a desarrollarse, pero debemos de entender que todo tiene que llevar un cierto orden y planeación, en vez de solo resolver problemas inmediatos. Tomemos como ejemplo algunas zonas de la ciudad de Querétaro. Para empezar todo gira en torno a la “burbuja” del automóvil. Todos los días podemos reafirmar mientras circulamos las calles en nuestros automóviles que las avenidas se han quedado chicas a comparación del crecimiento que está teniendo nuestra ciudad. Vemos monstruos de concreto mal planeados llamados “puentes” que muchas veces llevan a unas zonas desconocidas y nuevas en donde hay un sinfín de fraccionamientos que sirven para abastecer el número creciente de familias que llegan a la cuidad. De acuerdo a las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, reveladas por su delegado en Querétaro, Raúl Figueroa García, diariamente 45 familias -alrededor de 180 personas al día, y 5 200 personas al mes- se instalan en el estado.3

Los arquitectos tenemos un arma de doble filo: obviamente hay más oportunidad en el mundo laboral, pero por otra parte si no analizamos y planteamos un desarrollo urbano óptimo, podemos tener resultados como los que estamos viendo: caos.

Debemos de comprender que es la arquitectura para que así podamos entender mejor el urbanismo. Una definición que me gusta es la del gran arquitecto francés Le Courbusier: “Arquitectura es cosa de arte, un fenómeno de emociones, que queda fuera y mas allá de las cuestiones constructivas. El propósito de la construcción

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