Como Hacer La Voluntad De Dios
Enviado por pilysajor • 12 de Septiembre de 2011 • 1.730 Palabras (7 Páginas) • 792 Visitas
Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios
Julio 29, 2008 in Pensamientos Cristianos | by walky
Mucho se ha especulado sobre el tema. Y muchos creyentes se hacen la pregunta que encabeza el presente artículo. Esa curiosidad, por lo general, es sana, pues en el servicio cristiano la aprobación o la desaprobación por parte de Dios depende del conocimiento y cumplimiento de su voluntad (Lc. 12:47-48). Para el Señor Jesucristo la sumisión a la voluntad del Padre era tan vital como el alimento para el cuerpo (Jn. 4:32, 34; Jn. 5:30). Y algunos ejemplos bíblicos nos muestran que nada puede sustituir la aceptación de tal voluntad. El rey Saúl había recibido de Dios órdenes muy claras acerca del botín dejado por los amalecitas; pero él creyó que sería mejor apropiarse de éste a
cambio del sacrificio de vacas y ovejas en honor de Yahveh. ¿Y qué le dice el Señor? «¿Acaso se complace Yahveh tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las apalabras de Yahveh? Mejor es obedecer que sacrificar» (1 S. 15:1-23). Cuando la voluntad de Dios llega clara a nuestro conocimiento, todo intento de sustituirla por criterios humanos aparentemente más acertados es insensatez y rebeldía cuyas consecuencias habremos de deplorar el resto de nuestros días.
La voluntad de Dios en las cuestiones dudosas de la vida
No siempre encontramos en la Biblia respuesta a nuestras preguntas. Damos algunos
ejemplos (podrían citarse muchos más):
- Se me presenta la oportunidad de obtener un nuevo empleo. ¿Debo aceptarlo o
no?
- Hay una persona que me atrae poderosamente. Ambos estamos recíprocamente
enamorados. ¿Es voluntad de Dios que me case con ella?
- La relación con mis padres se ha hecho tensa, prácticamente insoportable. ¿Debo
abandonar la casa paterna y vivir mi propia vida?
- Una situación análoga vivo en la iglesia. ¿Debo buscar otra en la que me incorpore
como miembro?
- ¿Quiere el Señor que me prepare para servirle mejor en alguna forma de servicio
cristiano?
- En el círculo de mis relaciones hay una persona con la cual congenio, pero no es
cristiana. ¿Qué es aconsejable en tal caso?
- Me urge comprar un piso. ¿He de solicitar una hipoteca al banco?
- etc. etc. etc.
Principios generales para conocer la voluntad de Dios
En primer lugar hemos de entender que no hay camino seguro al conocimiento de la
voluntad divina cuando nuestra consulta admite dudas. La respuesta puede variar según
multitud de factores y circunstancias. Nos gustaría que Dios nos enviase un ángel que
nos indicara la decisión a tomar. O, al menos, que nos fueran dadas una tablillas al estilo
del antiguo urim y tumim del sacerdote israelita en las que aparecía el oráculo de Dios.
La consulta sobre la voluntad del Señor en una cuestión determinada no es hoy en día
algo que pueda resolverse mediante un talismán, sino por medio de una percepción
espiritual y una sensibilidad debidamente desarrolladas. A modo de guía, sugerimos las
siguientes pautas:
1. Renuncia a todo prejuicio y a todo intento de justificar lo que a nosotros nos
gustaría que fuese la voluntad divina. De lo contrario, cualquier respuesta que no se
ajuste a nuestro deseo fácilmente será rechazada con razonamientos fruto del
autoengaño. Hemos de ir a Dios con mente y oídos abiertos a su voz, sea cual sea su
respuesta.
2. Oración sincera «para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de
gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él
alumbre los ojos de vuestro entendimiento para que sepáis cuál es la esperanza de la
vocación a que él os ha llamado» (Ef. 1:17-18), «que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. Así podréis andar como es digno del
Señor, agradándole en todo» (Col. 1:9-10).
3. Consideración del tema a la luz de la Biblia. En algunos casos la enseñanza de
la Escritura es suficientemente clara y nos indica si debemos o no tomar la decisión que
nos planteamos. En otros, puede suceder que no hallemos un texto suficientemente claro
para decidir la resolución que debemos tomar. Sin embargo, la enseñanza global de la
Escritura y el espíritu de la misma siempre contienen luz que nos ayuda a tomar nuestras decisiones. Esa luz será tanto más clara y útil cuanto más ampliamente conozcamos la globalidad de las Escrituras. No podemos fiarnos demasiado de lo que nos dice un solo versículo. Es poco fiable la práctica de abrir al azar la Biblia después de haber orado pidiendo a Dios que nos dé como mensaje suyo el primer versículo que aparezca a nuestros ojos. La experiencia de Agustín de Hipona no debe tomarse como ejemplo a seguir. Él mismo, en sus Confesiones, da testimonio de lo que aconteció. Cuando se debatía en una gran crisis moral, torturado por su conciencia de pecado, oyó una voz misteriosa que decía: «Toma y lee». En aquel momento no tenía a mano en su estancia más libro que un ejemplar del Nuevo Testamento. Lo tomó y lo abrió al azar. Sus ojos se fijaron en el texto de Ro. 13:12-14, que fue determinante de su conversión.
Pero no siempre ese modo de buscar la voluntad de Dios tiene efectos tan positivos.
La experiencia de Agustín debería contrastarse con la de aquel creyente que, torturado
por un problema, trató de encontrar la voluntad de Dios abriendo -como Agustín- al azar
el Nuevo Testamento. El texto sobre el cual se fijaron sus ojos fue el referido al suicidio
de Judas (Mt. 27:5). Pensando que algo no había funcionado bien, aquel hombre piadoso repitió la
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