Competencias Comunicativas
Enviado por lasig • 28 de Septiembre de 2012 • 2.079 Palabras (9 Páginas) • 278 Visitas
¿Por qué conocemos? Una explicación desde la biología.
Si el conocimiento tiene una utilidad.
Conocemos para sobrevivir, para resolver problemas, para solucionar enigmas.
El conocimiento es una arma, una posibilidad, un camino, una ruta.
¿Cómo conocemos?: la relación entre la interioridad y la exterioridad.
En la larga cadena de la evolución de los seres vivos, el ser humano es un caso, si no único, si al
menos “extraordinario” por el alto grado de complejidad que para sobrevivir ha alcanzado. En
nosotros se resume la historia del universo
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.
El sujeto humano tiene una “interioridad” que se enfrenta y encuentra ante una “exterioridad”.
La interioridad del ser humano es su “área subjetiva” y la exterioridad (lo que está más allá de su piel
y su cuerpo) es su área “objetiva”. Ambos mundos, el interior y el exterior, en un nivel parecen
separados y distantes, pero en otro, no podrían estarlo. Hay interacción y comunicación constante
entre estas dos instancias. Por momentos ambas se determinan. Esto es, lo que a una afecta a la
otra también. Entre la interioridad y la exterioridad, el sujeto humano, en tanto ser vivo, se mueve y
despliega. La interioridad del ser humano se enriquece de lo exterior y el exterior es transformado
cuando la interioridad humana opera sobre él. Todo nos afecta y modifica.
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Con esto lo que se quiere decir es que si todo tiene que ver con todo, todo es interdependiente. En ese sentido los seres
humanos estamos “hechos de sol” porque sin el sol no hay vida. La astronomía tiene que ver con la vida social.
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La interioridad.
Nos acercamos al mundo desde nuestra interioridad, desde algo que nos impulsa y nos empuja hacia
afuera. “Nuestro interior es la retaguardia y las bambalinas de la acción, también es la sede del
impulso, del deseo, de la decisión. El interior es dual, activo y pasivo, agresivo y receptivo” (Galindo,
1994:16).
El ser humano “percibe” el mundo desde su interioridad. “La pregunta por el conocimiento refiere a la
interioridad” (Galindo Cáceres, 1994:11).
Cuando niño el sujeto humano tiene una interioridad casi vacía que en el curso de su trayectoria vital
se va llenando de experiencias, información y conocimiento. Al ir aumentando la complejidad de su
interioridad el sujeto va ganando conciencia sobre sí mismo y sobre lo que le rodea. Comienza
entonces a marcar diferencias entre lo propio y lo ajeno, entre el adentro y el afuera, entre sí mismo y
el mundo.
La exterioridad.
Por un lado, la exterioridad es el mundo físico, y por otro, es el conjunto de los múltiples mundos
construidos por los seres humanos. Además de la naturaleza y el cosmos, lo social y la cultura (que
es la proveedora de sentidos sociales) son lo exterior, constituyen el medio ambiente material y
simbólico dentro del cual se despliegan interioridades. Lo exterior es la atmósfera de lo humano y sus
aprendizajes. Por ello, “aprender del exterior es el camino del conocimiento de lo interior”.
Percepción y conocimiento.
La percepción.
En lo humano, la relación de lo interior con lo exterior, de lo subjetivo con lo objetivo, está mediada
por la percepción. En este sentido la percepción delimita lo que se puede conocer y lo que no. La
percepción por ello es el corazón del conocimiento (¡dime que puedes percibir y te diré que eres
capaz de conocer!).
Esto es, como lo que conocemos proviene de dos sitios (del exterior pero también de nuestro interior),
y como la mediación entre ambos espacios es la percepción, ésta se ha convertido en el corazón y el
centro de las actividades que tienen que ver con el conocimiento. Por un lado, porque sólo
conocemos aquello que podemos percibir, y por otro, porque de lo exterior sólo percibiremos aquello
que nuestro conocimiento, experiencia y estructura biológica nos permita.
Los seres humanos tendemos siempre a “darle sentido” a lo que percibimos. Por necesidad,
tendemos a “ordenar el caos”. La percepción es todo aquello que “entra” a nuestra interioridad por
nuestros sentidos y a lo que nosotros le damos sentido.
Lenguaje, percepción y conocimiento.
Porque “el mundo social es el cosmos de los discursos” (Galindo, 1994, p 18), la manera en que el
mundo exterior se hace interior en nosotros es el lenguaje. El lenguaje una de las formas que tiene
nuestro mundo interior. “Por medio de los signos el universo entero está presente en la conciencia”
(Galindo, 94:11).
Hay que aceptarlo: “Comprender el mundo es cifrarlo en lenguaje, registrar al mundo es cifrarlo en
lenguaje, indagar al mundo es cifrarlo en lenguaje. En nuestra cultura el lenguaje es el gran mediador
entre lo interno y lo externo, y entre nosotros y los otros, es la base misma de la comunicación”
(Galindo, 1994:17).
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La percepción incluso se configura en la estructura y lógica del lenguaje. Por eso “el universo tiene
sus límites en los límites de nuestras formas lingüísticas” (Galindo, 1994:18): por eso los límites de
nuestro mundo son los limites de nuestro lenguaje (un ejemplo de ello es que incluso el conocimiento
y la investigación científica parten del lenguaje y a él regresan siempre).
Desde luego, hay muchos lenguajes, muchos modos de nombrar, conocer y construir el mundo. La
ciencia es una forma de lenguaje entre muchas otras. Su peculiaridad estriba en que es una de las
más interesantes, de las que tienen más prestigio y poder. La razón de ello se encuentra en que la
ciencia (precedida por la sabiduría) como oficio, es la forma discursiva que adoptó y caracteriza a la
modernidad y sus valores.
Como forma de lenguaje especial, la ciencia, al contrario de la religión (que instaurando una
“comunidad de información” cerrada y autoritaria dominó hasta antes de la época moderna), lo que ha
permitido es una mayor “comunidad de comunicación”. Es decir, la ciencia ha hecho posible la
apertura, la crítica, el diálogo, la pluralidad, el arribo de “acuerdos” y encuentros mediados por la
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