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Conceptualizacion De La Libertad


Enviado por   •  12 de Marzo de 2013  •  2.229 Palabras (9 Páginas)  •  704 Visitas

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Contextualización de la libertad

Sartre y la libertad.

Especifiquemos el sentido general de la filosofía de la libertad en Sartre para adquirir conciencia de las consideraciones que deben ser mantenidas al definir un concepto ético de la libertad.

El hombre en tanto que ser que se distingue de las cosas fuera de sí, no es un “ser” más, sino que es libertad y es siempre un ser para sí, es decir, su ser es ser conciencia en constante trascendencia y liberación de sí. La conciencia humana actúa y se dirige a un proyecto de reificación de su ser, pues ontológicamente el hombre es nada, es lo que ha de ser, es lo que ha de hacerse. Paradójicamente, como tiende a desenvolverse la vida, el hombre es un ser prisionero de la libertad. Al mismo tiempo es el uso pleno de ésta lo que dota al mundo de significado con ella. Pensando y dando forma al mundo con la libertad, el ser humano se hace responsable de éste. Pero esta responsabilidad desata la angustia que es, a su vez, una condición dentro de la cual el ser humano tiene que elegir libremente el carácter de su hacer en el mundo.

Por tales motivos, la mayoría de los seres humanos prefieren instalarse cómodamente en el estatus negativo de la apariencia, e imaginarse para sí una forma definitiva de ser y figurarse ilusiones sobre su existencia. Este es el conformismo ontológico general del para sí. No puede construirse una “personalidad”, una forma de vida convencional de actitudes petrificadas en cuanto a un modo de ser y evitar con ello la libertad de elegir; la plenitud imaginaria y la libertad son antitéticas. El individuo tiende entonces a reificarse en una personalidad ficticia, necesitada de los otros para ser validada como vida. La imagen perecedera que el para sí hace de sí mismo, necesita de la vista de los otros; esto corresponde a la necesidad onto-psicológica de “sentirse alguien”. Por eso Sartre escribe: “Así huimos de la angustia intentando aprehendernos desde fuera como otro o como una cosa”.

Prefiere el individuo imaginarse tal y como es visto por los otros, que enfrentarse consigo mismo. Requiere el individuo de la imagen que el otro construye, así como éste construye imágenes de los otros: es una constante mentira que funciona como la justificación de los actos de la vida. Y, en lugar de vivir una vida realmente libre, el hombre, generalmente, se satisface con desempeñar un papel o un estereotipo en ésta que satisfaga a los otros. Sartre entonces, propone una vida no de tics y poses, sino natural, libre y responsable; una vida realizada y construida momento a momento por el ser humano. Se trata pues, de asumir la existencia auténtica y rechazar a la vida de ‘mala fe’, por más difícil que parezca la realización de esta intención. Una intuición ética decisiva es puesta ante nosotros cuando declara: “El hombre no es otra cosa que lo que él se hace”

La libertad como concepto ético en Hegel.

Hegel hace un tratamiento sobre la libertad que es sugerente, porque de antemano parece tener abierta la intención de formar una noción de libertad como concepto ético: la libertad es la última consideración en su ‘Enciclopedia’ cuando habla de el ‘espíritu subjetivo’ es decir, del ser humano en tanto que individuo, y prontamente demuestra como la verdad de la libertad individual sólo se encuentra en lo extra-individual, en el “espíritu objetivo”.

“La esencia del espíritu es, por consiguiente, formalmente, la libertad, la negatividad absoluta del concepto como unidad con sí.” Es decir, en la existencia, en la vida con y entre los otros es lo que constituye lo ético del concepto hegeliano de libertad. Ésta, en la vida del hombre, se ve en tanto su eventual actuar en sociedad y Hegel la vislumbra “montada a caballo” con Napoleón a cuestas. Es decir, esa libertad que el percibe es el poder de la libertad misma, representada en un solo y único personaje. En otras palabras, a mayor poder, mayor libertad. Todos los hombres tienen lo adecuado para lograrla, sólo que no todos la alcanzan. Así, cada individuo percibe su propia libertad, de su ser en sí, “el ser para sí” sin ser sustancia de los siguientes momentos en que la conciencia, es decir, el individuo, busca liberarse.

La libertad, no es un concepto que expide regulación preceptiva de la acción, pues la ‘idea’ hegeliana no es ‘idea regulativa’ sino ‘idea espiritual’ o ‘idea humana’. Esto evita que Hegel haga un moralismo de su noción de libertad como concepto ético. La libertad particular es, en sí, libertad universal. Soy libre en tanto que la libertad del otro. En otras palabras, soy libre en relación de la libertad del otro, en tanto que “el estado y la comunidad no son sólo una precondición, sino una dimensión de la libertad”. Dimensión en la que se encuentran inmersas todos los individuos que interrelacionan sus libertades.

Por otro lado, en su ‘Enciclopedia’, Hegel advierte el peligro del nominalismo en la argumentación sobre la libertad:

“De ninguna idea se sabe tan universalmente que es indeterminada, polisentida y capaz, y por lo tanto realmente sujeta a los mayores equívocos, como de la idea de la libertad; y ninguna corre en boca de todo el mundo con tan escasa conciencia de sí misma “.

La definición de lo que la libertad es, está condicionada desde el principio para Hegel por lo que nombró el ‘mundo ético’ en la ‘Fenomenología del Espíritu’ , pues Hegel considera que lo práctico-inerte de la transformación onto-histórica de la vida humana, en paralelo con lo práctico-inerte de la transformación del pensamiento, lleva a la noción de la libertad a entretejerse con aquello que aparentemente se le opone: la necesidad. No sólo la libertad se combina para Hegel con la necesidad, sino que la libertad encuentra en la vida y en la reflexión su propia necesidad.

Estas suposiciones son el fruto de sus consideraciones onto-históricas de la Revolución Francesa, que marca la instancia histórica en que ‘el pensamiento expidió’ la realidad de la libertad absoluta; que devino en el terror y encontró su estabilidad en el reconocimiento de la singularidad de la libertad volitiva, que es individuo como reflejo no-idéntico y tránsito necesario hacia la singularidad de la libertad volitiva que es el otro .

Notemos con atención que esta noción del surgimiento fenomenológico-espiritual de la libertad absoluta, está a su vez concebida como condicionada por y a la vez consecuencia de una alienación y discrepancia entre lo que una sociedad reclama ser y lo que realmente es. Esta percepción revela mucho sobre la noción concreta de libertad en Hegel, pues ‘libertad’, en su idealidad, funciona específicamente como liberación de una situación, condición o éxtasis (en este caso, la

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