Contadora
Enviado por astrycon • 7 de Mayo de 2013 • 736 Palabras (3 Páginas) • 244 Visitas
Sexto tratado Juan Montalvo
ANTECEDENTE
La obra de este escritor ecuatoriano recoge siete ensayos, en los que expresa sus opiniones sobre numerosos factores, a veces en tono polémico, y donde muestra su sabiduría, en especial sobre la cultura clásica. El libro fue incluido en el "Index" en 1884.
CONTENIDO
Los banquetes de los filósofos
En este ensayo, anota los alimentos preferidos por los antiguos y relata los banquetes de reyes y de los filósofos griegos. En un pasaje se pregunta "Pudieron los antiguos salir airosos en sus comidas y banquetes sin la papa?" para luego hacer una exaltada apología de aquel tubérculo. Del mismo modo, no deja escapar la oportunidad de polemizar, y nuevamente ataca al clero. No puede concebir que mientras las muchedumbres padecen de hambre, el clero viva en la opulencia.
Especial atención demanda el contenido del Tratado de los Banquetes de
los Filósofos, pues pone en boca de ellos, palabras que son una verdadera
inspiración de la virtud. Exclama Sócrates :” me llaman impío...., me
llaman corrompido...me llaman turbulento...me llaman codicioso....me
llaman calumniador...he podido equivocarme, errar alguna vez : mentir
con intención, jamás”. Y luego, cuando los filósofos proponen un brindis, Antístenes brindó por la pobreza, la pobreza rica en virtudes, fuerte por el sufrimiento, noble con la dignidad y al referirse a quien había delinquido para recibir riquezas expresó : “yo le aborrezco, porque el bárbaro deshonró la pobreza con la estafa cuando fue mendigo, y hoy infama con la mezquindad las riquezas mal habidas”. La prudencia y el silencio fueron también motivo de los diálogos, cuando en boca de Cimias expresa :
“Dichosos los que saben callar, y no hablan sino cuando en su silencio hay
peligro de que la verdad sea postergada y el error salga triunfante”.
Cuanta actualidad reviste lo descrito por Montalvo respecto de la prensa
cuando dice : “Los periódicos de probidad
no llaman ladrón al hombre de
bien; los periódicos verídicos no publican mentiras a sabiendas; los
periódicos honestos no se estrellan contra la moral
; los periódicos dignos y
generosos no venden su lengua para la difamación; los periódicos inteligentes no menosprecian el talento; los periódicos patriotas no persiguen de muerte al patriotismo; los periódicos libres no viven empeñados en mancillar a los amigos de la libertad; los periódicos decentes no andan derramando estiércol por el santuario de las ideas y las virtudes.” Y concluye el Banquete de Xenofonte con un bello mensaje a la ancianidad : “Ancianos, sed dioses en la tierra, sedlo por el ejemplo del bien y la práctica de las virtudes, y no pasaremos por vuestro lado sin descubrirnos, como ante la sabiduría encarnada
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