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Corrupcion En El Peru


Enviado por   •  17 de Octubre de 2012  •  1.783 Palabras (8 Páginas)  •  706 Visitas

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En los últimos días, en la blógsfera, hemos sido testigos de una serie de ensayos acerca de la corrupción a propósito de los últimos acontecimientos en la política peruana.Desde la publicación del primer post de Martín Tanaka acerca de sus hipótesis sobre la corrupción(i) hasta los últimos publicados por Alfredo Bullard(ii) y nuevamente Martín Tanaka, ambos el 9 de mayo, el debate parece llegar a las siguientes conclusiones. Empecemos por Martín: “De un lado, Alfredo Bullard ubica el origen de la corrupción en derechos de propiedad mal definidos, y propone la reducción del Estado y la privatización como receta. No muy lejos, Jaime de Althaus, asocia la corrupción con el patrimonialismo y el clientelismo, y el antídoto es el mercado, la libre competencia. En el otro extremo, para Humberto Campodónico, Alberto Adrianzén y Nicolás Lynch la corrupción sería consecuencia de la complicidad entre grandes intereses privados y el Estado promovida por el modelo económico neoliberal. Lynch y Carlos Iván Degregori suman a éste el efecto que ha tenido sobre las conductas; habría un sentido común individualista, un desapego de lo público que hace a la gente más proclive a ignorar las normas. La receta implicaría un cambio de modelo económico, el fortalecimiento del Estado, la promoción valores solidarios”.(iii) Y Alfredo Bullard señala: “La columna de Tanaka acierta en lo esencial: los socialistas y los liberales no estamos tan alejados en el diagnóstico. La causa de la corrupción puede encontrarse en una alianza nefasta entre el Estado y el poder económico.” (iv)De un lado se asocia indirectamente los actos de corrupción con las reformas económicas de liberalización implementadas durante el gobierno de Fujimori,(v) reformas implementadas sobre un país con una incipiente identidad nacional e instituciones políticas y de control no las suficientemente desarrolladas para evitar la corrupción. Es decir, el problema es que el país no estuvo preparado adecuadamente para tales reformas. El problema no es entonces, en el fondo, la liberalización económica propiamente dicha, sino el país (¡!).Del otro lado, la argumentación liberal recae fundamentalmente en la racionalidad “natural” del hombre, que se resume en la proposición smithiana: “No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni le hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas”. O resumidamente, el mismo Smith nos dice: “Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas”.(vi) En ese sentido Alfredo Bullard agrega: “. . . los individuos somos oportunistas por naturaleza. Buscamos sacar el mayor provecho posible de las oportunidades que se nos presentan. Solo límites claros y que funcionen evitan que ello derive en aprovechamiento indebido”. Y luego complementa: “Si alguien quiere tomar lo que no le corresponde, la propiedad lo protege. Y si quiero lo que es de otro, debo tener que contratar con él de manera voluntaria. Y una vez contratado, debe cumplirse la palabra empeñada. No debe haber pie para que coimeando a un funcionario este me entregue lo que no es mío. Si tu quieres una lavadora, pues tienes que comprarle la propiedad de la misma a la tienda. La propiedad protege contra el oportunismo de entrar y llevársela por la fuerza y los contratos establecen que teniendo un contrato te la tienen que entregar en los términos pactados”.(vii) Es decir, a la proposición smithiana “Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas” (de ahora en adelante DQN-TQD), se le añade reglas institucionales, como los derechos de propiedad y los contratos. ¿Y quién o qué garantiza estos derechos de propiedad? El Estado (¡!). Por tanto, los aptos de corrupción bajo este argumento, sólo ocurrirán siempre que no estén correctamente definidos los derechos de propiedad y los contratos no sean claros; y dado que el Estado en sí es un monopolio de poder, los individuos que lo conducen han sido dotados fácticamente o formalmente de un exceso de poder para disponer de riquezas que no son propiedad suya, por tanto; en todo acto de corrupción está de por medio el Estado ya que en él no existe el mecanismo de competencia.Ambas posturas olvidan algo importante, las racionalidades obedecen a contextos sociales, económicos o culturales. En ese sentido, la causa efficiens o la causa materialis de la corrupción no lo explican todo. Se ignora la causa finalis. ¿Por qué existen los actos de corrupción? Nuestra postura es que la corrupción constituye un mecanismo de asignación de riqueza, asigna recursos e ingresos que no pueden realizarse dentro de las reglas de una sociedad que opera fundamentalmente a través del mercado.Si en una economía de mercado, como la nuestra, es posible que unos pocos individuos puedan ganar más de un millón y medio de soles al año; mientras que el ingreso promedio mensual proveniente del trabajo es una cantidad no mayor de trece mil soles al año, definitivamente estamos hablando de una fuerte desigualdad distributiva del ingreso.(viii) Esta desigualdad ahondada por el mecanismo de mercado, tiene un efecto sobre la percepción y las expectativas de los agentes sobre sus ingresos futuros y sus niveles de vida. Así, cada individuo formará sus umbrales de tolerancia según el nivel de vida que posee y según al cual aspire.(ix)Sobre esta valoración subjetiva de los niveles de vida, los funcionarios públicos, constituyen simplemente una extensión del mecanismo distributivo del mercado. No al revés, como se infiere de la postura liberal. Así el principio smithiano DQN-TQD se trastoca y queda como: “Tendré lo que deseo y dame que lo

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