Crisis 2008
Enviado por mopeado • 13 de Noviembre de 2011 • 2.234 Palabras (9 Páginas) • 591 Visitas
Crisis 2008: Una explicación desde las bases de la acumulación capitalista y su relación con la desigualdad
1. Introducción
La Economía Política ofrece un enfoque de la crisis económica 2008 que difiere de la perspectiva que de ella han hecho las perspectivas fundadas en la síntesis neoclásica. No obstante que algunos seguidores de esta, hayan llamado la atención sobre uno de los principales problemas que enfrenta el panorama económico global: El problema de la desigualdad de ingresos entre los estratos ricos y los más desposeídos (Stiglitz, 2008); este hecho no ha sido utilizado en el análisis general de la crisis hecho por ellos como elemento explicativo.
Pero si enfocamos la crisis desde el modelo de explicación del capitalismo que elaboró Carlos Marx, la desigualdad se ofrece como el principal causante de las crisis económicas.
Por lo tanto, en este trabajo se analizará la situación desde la perspectiva de la acumulación capitalista y la desigualdad, y no desde una arista financiera, a manera de observar otros aspectos de la realidad socio-económica que, desde la economía convencional, simplemente pasan inadvertidos, y que para nuestra realidad como país en vías de desarrollo, con una distribución del ingreso excesivamente desigual y por lo tanto con bajos niveles de acumulación de capital, resulta de la mayor importancia en la medida que ese conocimiento, nos permita tomar acciones que favorezcan, tanto nuestro proceso de acumulación de capital interno, como el mejor reparto de la riqueza generado por este.
Así, primero será necesario revisar el concepto de acumulación capitalista que planteó Marx para después poder explicar la concentración y centralización del capital y la distribución del ingreso. Finalmente se explicará como ocurrió el rompimiento en el proceso de acumulación del capital y se originó la crisis 2008 en el sector inmobiliario.
2. Acumulación, concentración y centralización de capital. Relación con la distribución del ingreso
Acumulación
El capital se acumula por ciclos de producción. Al inicio del ciclo de producción el capitalista invierte determinada cantidad en materias primas, salarios, maquinaria, etc. y al final del ciclo (una vez producida y vendida su mercancía) obtiene una cantidad mayor de dinero de la que invirtió en primer lugar (ganancia). El capitalista decide invertir parte de esa ganancia o toda para empezar el próximo ciclo. De esta manera el capital invertido crece, y así se acumula.
Para Marx la acumulación capitalista conduciría, a su vez, a los fenómenos de la concentración y la centralización del capital. Entendiendo al trabajo como única fuente de valor, la acumulación de capital implicaría una reducción consecuente de la tasa de ganancia en cada ciclo, y con ella la necesidad de una mayor plusvalía que reduciría en cada ciclo la participación de los asalariados, con lo que un debilitamiento creciente e irreversible de las masas trabajadoras sería paralela al proceso de acumulación capitalista e implicaría una crisis estructural del capitalismo.
Concentración y centralización
La naturaleza de las relaciones de producción, nos lleva hacia un proceso de acumulación desigual de capital. El origen mismo del capital, como apropiación privada del excedente socialmente generado, determina la posibilidad de su concentración; esto es, denuncia la existencia de condiciones que favorecen la acumulación del mismo en cada vez mayores proporciones, y su centralización en menos propietarios. Y este proceso desigual genera condiciones para que estas tendencias se extiendan y se perpetúen en el tiempo, creando estructuras de incentivos favorecedores del capital concentrado y centralizado, distintas de las estructuras requeridas para satisfacer las necesidades y deseos originados en una población cada vez más pobre con relación a la riqueza social acumulada.
La concentración de capital crea condiciones favorables para la operación de las empresas que logran tales concentraciones. Precisamente de eso se trata el funcionamiento “exitoso” que el sistema espera y requiere de ellas. La mayor acumulación de capital debe significar mejores condiciones para alcanzar tasas de ganancia mayores que el resto de sus competidoras, y estas mayores tasas de ganancias permiten mayor “competitividad” y así sucesivamente hasta que una o un pequeño grupo de empresas logran dominar el mercado de los productos que producen y fijan sus márgenes de ganancia y los de sus competidores, “domando” así a la competencia. En otras palabras, el proceso de concentración y centralización de capital se expresa en la formación de los “defectos” o “imperfecciones” de mercado (monopolio, oligopolio, etc.), así como en el surgimiento de condiciones limitantes de libre competencia (marcas registradas, campañas publicitarias, etc.), todas ellas sin embargo, situaciones usuales en el mundo real y cotidiano.
La distribución del ingreso
Partiendo de la premisa que el capital se encuentra concentrado y centralizado, resulta fácil formular la hipótesis de que se da una deficiente distribución de los recursos sociales, asociada con la concentración de la riqueza; aún cuando en términos de valor mercantil propiamente dicho, se presente como la más eficiente y se nos diga que el sistema puede funcionar “perfectamente” en esas condiciones por largos períodos ya que las inversiones encuentran siempre la demanda requerida para que el capital invertido en ellas se vea debidamente compensado.
El hecho de que la empresa esté en manos de los dueños de los medios de producción, los autoriza a determinar el destino de esos recursos sociales según sus propios intereses. Los excedentes de ingresos, les permite una capacidad superior del resto, de apropiación de valor y su correspondiente conversión en nuevo capital, alentando su concentración y centralización, y, desde luego, una mayor capacidad de consumo.
Por lo anterior se debe admitir que la distribución del ingreso entre los actores protagónicos de la producción, el capital y el trabajo, está determinada por la propiedad de los medios de producción y del valor surgido del proceso productivo, y no responde a la lógica del mercado como supone la síntesis de las corrientes económicas convencionales, y más aún, debe aceptarse que son las prerrogativas de esta propiedad las que hacen factible la debida conversión del ingreso en forma de capital.
Y en un Estado con niveles altos de concentración y centralización del capital, las empresas “líderes” pueden además estimar, por medio de su poder de
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