Cruces Sobrte Agua
Enviado por arcanine • 9 de Septiembre de 2014 • 949 Palabras (4 Páginas) • 274 Visitas
Las cruces sobre el agua
Las cruces sobre el agua es una novela de 1946 escrita por Joaquín Gallegos Lara, que lo situó entre los iniciadores del tema urbano en la narrativa ecuatoriana. La culminación y detonante argumental, es la masacre del 15 de noviembre de 1922.
El 15 de noviembre de 1922 es un suceso que para el Ecuador, hasta entonces fue, y lo que desde ese día comenzó a ser. Por ello la polémica se mantiene entre quienes no creen que ocurrió y quienes saben hasta qué punto es cierto; entre quienes intentan minimizar la importancia del suceso para la historia nacional y quienes hablan de aquella fecha como la del bautismo de sangre de la clase obrera ecuatoriana.
Las cruces sobre el agua, gira alrededor de la masacre de los obreros. Los trabajadores reclamaban por la reducción de horas de trabajo. Hubo muchas víctimas, las cifras van entre 1 200 y 1 500 personas que solo querían tener una mejor vida para sus familias, vivían en los suburbios del Astillero y El Arsenal, zonas pantanosas, sin servicios expuestas a enfermedades.
En el 1900 el puerto marítimo de Guayaquil concentraba la mayor riqueza del país gracias al auge cacaotero mundial, como protagonista exportador Ecuador.
A Guayaquil se le llamaba la “Perla del Pacífico” y reunía una diversidad de inmigrantes nacionales y extranjeros, que llegaron al puerto atraídos por el aroma del cacao el extraordinario progreso que, se decía, estaba trayendo la venta del producto en los grandes países capitalistas.
Guayaquil crecía con esto, así que se vestía de modernidad de la época se veía en sus calles empedradas, la Torre de la Catedral, Parque Seminario, El Malecón, el alumbrado eléctrico, el tranvía eléctrico, Cervecería Nacional, fábrica de La Universal, cigarrillera…
Los terratenientes cacaoteros y sus familias vivían en París. Así floreció en Guayaquil una burguesía comercial y financiera, que vestía de seda y plumas, comprar pianos y otros productos europeos. Entre tanto, los inmigrantes ecuatorianos, aquellos montubios, indios de Costa y Sierra, que llegaron a Guayaquil persiguiendo el mismo olor del cacao y se convirtieron en cargadores, estibadores, escogedores y secadores del grano, levantaron sus casuchas junto a la de los obreros. Las diferencias sociales que se establecieron abrieron una brecha enorme entre quienes lo tenían todo y quienes todo lo soñaban.
De pronto, las plagas llegaron a las grandes plantaciones de cacao. Salario y trabajo se volvieron inciertos e insuficientes; los pocos que trabajaban cada día se sentían mal pagados o robados; las epidemias llegaron con quienes carecían de los más elementales servicios y recursos.
Para 1921 la crisis se desbordaba. El cacao se acabó. La gente que antes se salvó de la peste bubónica moría ahora de hambre en las calles. Los trabajadores comenzaban a elevar su voz exigiendo mejores condiciones laborales, salarios más justos y dignos, mientras recibían la represión del gobierno. Los panaderos, los ferroviarios, los trabajadores en general comenzaban a organizarse, llevando la lucha a nuevos y mayores
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