Crónica de educación

Crónica

Un día sin sol y un atardecer sin color podría ser algo muy aburrido para muchos, pero para dos pre adolecentes era el día perfecto para recordar lo que han pasado en esa corta y estrecha vida. Al entrar a su casa una puerta grande pero colonial nos esperaba al abrir aquella puerta vimos de lejos a la abuela Lucila en la cocina, secándose las manos y limpiando rápidamente todo se acercó y nos dio la bienvenida pidiéndonos que nos sentáramos en el sofá de color gris “al parecer ese día era todo gris” Kevin Moyano uno de los pre adolecentes, estaba algo sonrojado y nervioso  se sentó al lado nuestro  y con una sonrisa nos preguntó que si eran muchas preguntas al oír que queríamos saber su historia corrió al segundo piso y llamo a su hermana Carol Moyano al bajar por las escaleras se sentaron al frente, ella con un nudo en la garganta saluda y suelta una risa nerviosa, rompiendo un poco el hielo hicimos una conversación saliéndonos del tema para que ellos sintieran confianza después de diez minutos de rizas y preguntas de ellos sobre el tema, empezamos a preguntar sobre sus vidas.

Kevin algo nervioso dice que quiere empezar hablar de su vida “nosotros vivíamos en la vereda cruz verde, mi abuelita nos cuidó a nosotros porque mi madre estaba muy ocupada trabajando”; terminando hay el entusiasmo de empezar, se colocó algo tenso y con la tristeza en su voz toco a su hermana y con señas le dijo que continuara. Carol un poco más de libertad cuenta que su padre los abandono cuando ella tenía tan solo dos años de edad y su hermano llevaba un mes de nacido, con la mirada abajo dice que su padre estaba en la cárcel porque al parecer había asesinado a una mujer, Kevin me miro y apretaba sus manos como si tuviera vergüenza de lo que su hermana Carol decía, ella continuo hablando de su madre, la describía como una mujer que no se queda atrás una persona esforzada por los que ama, al ver que no tenían un sustento para ellos y Kevin teniendo un año de edad, salió a conseguir un trabajo en el pueblo de El Rosal allí adquirió un empleo como mesera, en ese tiempo Carol ya debía entrar a estudiar pero la crisis económica era desastrosa tanto así que no tenían dinero para comprar el uniforme de ella, algo triste comenta que le consiguieron el uniforme usado por la hija de su vecina ya que a ella no le quedaba bueno, algo desgastado le pide a su abuelita que le remiende los huecos que llevaba el uniforme, finalmente a la mañana siguiente podía ir a la escuela, al finalizar la jornada estudiantil, Carol volvía a su hogar dejaba sus maletas y debía ayudar con los quehaceres de su casa, lo que no sabía era que mientras ella mantenía ocupada su hermano abría su maleta y sacaba cuadernos y hacia el intento de saber que había escrito o que significaba lo que estaba escrito, y hablaba con la abuelita para que le enseñara que decía, desde ahí empezó a coger amor por el estudio y la lectura, más adelante después de dos años Kevin pudo entrar a la escuela, cuando esto sucedió se iba caminando con su hermana tardando casi media hora para llegar a la clase ya que les quedaba algo lejos la escuela, algunas veces hallaban suerte encontrando vecinos que bajaban con su burro o caballo y los llevaban sin que tuvieran que caminar. Después de un año la profesora hablo con la hermana y le comento que Kevin era un niño muy inteligente así que le ordeno que quería hablar con la madre de él, pero como ya lo habíamos mencionado la mama siempre andaba en el pueblo trabajando así que Lucila la abuela tuvo que ir a la reunión, allí le dijeron que Kevin era un niño muy inteligente y que habían hablado con los directivos y lo adelantarían un año, con una sonrisa de oreja a oreja él se reía y la abuelita con ojos llenos de lágrimas, esta vez de orgullo por su nieto, decidió que hiciéramos una pausa ofreciéndonos galletas  y un vaso de leche, al terminar continuamos con la historia, cuando la abuelita le conto a la madre de ellos, lo felicito y se acordó que había escuchado en el pueblo un concurso de lectura y de escribir cuentos, así que lo inscribió y cuando llego la hora ese día Kevin quedo como el rey de los cuentos infantiles, quedo de primer lugar, esto lo llevo a ganar un premio muy bueno una bicicleta y trecientos mil pesos, con esta plata pudieron comprar unos zapatos nuevos ya que los que tenía ya estaban rotos ya que le tocaba caminar mucho, esto abrió las puertas a un cambio de vida, al ver el potencial de Kevin, la madre supo que él podía hacer uso de su talento así que lo inscribió a varios concursos, como dice él “algunos los ganaba otros los perdía”.

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