Cuatro años Abordo De Mi Mismo

CUATRO AÑOS A BORDO DE MI MISMO

Eduardo Zalamea Borda fue un periodista y escritor colombiano nacido en Bogotá el 15 de noviembre de 1907 murió en 1963 (http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Zalamea_Borda), Trabajó como redactor y columnista en La Tarde, El Liberal y en el Espectador, siendo de este último importante columnista, donde se destacó como incansable vocación periodista durante las décadas de los 40's y 50's del siglo pasado. Publico cuatro años a bordo de mí mismo en el año 1934 un libro interesante donde redacta bien como hablan y las mañas que tienen estos personajes también donde nos habla de una rica tradición cultural y étnica reunida en un solo lugar; un lugar donde pareciese que todos fueran desterrados, pero un lugar, al fin y al cabo, donde encuentran motivos para continuar con sus existencias. Ya que el título hace parte de nosotros mismos cuando estamos al borde de nuestra soledad, de nosotros mismos, ya que llega el momento en que nosotros nos aburrimos de la rutina del mismo paisaje de la capital cargada de prejuicios y pretensiones socio-culturales y que representa la fascinación del que no lo conoce aún, parece ser normal, cotidiano, elemental para el que lo habita. Por eso decide emprender un viaje a un lugar poco civilizado quizá, por eso, es que nos habla él de la tierra esperada con estas palabras: “La Guajira, tierra de sed ardiente, de besos extenuantes, de sol agobiador, de misterio impreciso y de muerte posible. La Guajira, tierra de sol, de sal, de indias y de alcoholes… ¡Guajira, Guajira, tierra de indios y negros y blancos que forman la tricolor bandera de la raza! ¡De mi raza mestiza y mulata!”, (libro cuatro años a bordo de mí mismo). Un viaje casi inesperado pero con mucho que aprender conocer y lograr olvidarse un poco de esa rutina aburrida de la ciudad para lograr acoplarse a estos lugares a sus personas y sus costumbres, al principio es duro cambiar de ambiente simplemente porque las cosas obedecen a una lógica diferente; el mar, el sol, la sal, el desierto, son elementos que sincronizan, en gran medida, aquellas circunstancias de la vida de los hombres. Pero, también es un lugar donde el comprende que puede ser aceptado, comprendido, odiado, amado, también comprende que es un gran contraste con la ciudad la Guajira, por ejemplo, representa la utopía de lo natural, de lo salvaje, de lo exótico, un lugar que permite aún disfrutar de las sensaciones de riesgo y que otorga todo lo que necesita el ser humano para vivir. Sus mujeres nativas son hermosas e idílicas en su naturalidad, al igual que los hombres en su honestidad y rudeza. Al mismo tiempo, es un lugar de degradación, donde actos inmorales o no éticos como la explotación humana siguen vigentes.

Por otra parte, Bogotá es una ciudad civilizada, pintoresca, con mujeres agradables y automóviles, que ofrece un buen espectáculo, pero demasiado hipócrita, pretensiosa y desagradable

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