Cuento Si lo quieres, lo puedes lograr

UESMA

Nombre: Lizbeth Vidal

Curso: 3° “B”

Fecha: 26 de septiembre de 2017

Cuento

Si lo quieres, lo puedes lograr

En un lugar no muy lejano vivía una familia que tenía lo suficiente para vivir pues a penas y les alcanzaba para comer, María y Juan tenían tres hijos, María trabaja en una hacienda y Juan no tenía un trabajo fijo, así que trabaja en lo que podía, lo que significaba que no siempre tenían dinero por lo cual María y Juan motivaban a sus hijos a que estudiaran para que de esta manera puedan salir adelante y tengan un futuro fructífero. El hijo mayor llamado Andrés no era muy dedicado en el estudio, él tomaba más importancia a los deportes en los cuales no era malo, especialmente en futbol se lucía en el barrio donde vivía, andaba siempre con su balón de arriba para abajo lo cual a sus padres no les gustaba en lo absoluto porque decían que era una pérdida de tiempo, casi siempre tenían discusiones por ese motivo. Andrés quería entrar en un equipo para practicar más su deporte favorito pero sabía muy bien que no iba a ser posible por algunas  razones en primer lugar porque sus padres se negarían inmediatamente y en segundo porque no tendrían como pagarlo, al ver frustrado sus sueños se decepcionó por algunos meses y decidió dedicarse más a los estudios y lo logró pero al mismo tiempo se dió cuenta que le faltaba algo, el futbol. Los estudios eran una prueba que si quería algo lo podía lograr. Días después decidió entrenar por su propia cuenta y así fue, día tras día se iba esforzando más y más hasta que de pronto se le presento una oportunidad, la cual era presentarse para una prueba en un equipo que estaba incompleto, Andrés pensó que su prueba fue excelente regreso a su casa realmente ilusionado, pasaron los días y no recibía ninguna llamada del entrenador, lo cual lo hizo que se afligiera, pero aún así no dejo de entrenar. Despues de algunas semanas, era un día nublado cuando Andrés volvía a su casa con sus hermanos de la escuela cuando de pronto pasaba por una cancha donde se veía entrenar a grupo de niños que parecían tener su misma edad cuando se quedó parado y el entrenador interrumpió su silencio:

- ¿Muchacho quieres entrenar? – le dijo.

-De seguro- respondió Andrés inmediatamente.

Hoy han pasado 10 años desde que Andrés comenzó a entrenar con aquel hombre que le dió la oportunidad de demostrar sus habilidades sin nada a cambio, hoy Andrés con 23 años es uno de los futbolistas más reconocidos que vive eternamente agradecido con la vida y es muy consiente que todo lo que tiene ahora es fruto de su constante entrega y dedicación.

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