Cuentos Infantiles
Enviado por yohannysd • 3 de Abril de 2014 • 548 Palabras (3 Páginas) • 346 Visitas
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Juanito Juanolas era un niño simpático y popular al que todos
querían. Era tan divertido, bueno y amable con todos, que le
trataban estupendamente, siempre regalándole cosas y
preocupándose por él. Y como todo se lo daban hecho y todo lo
tenía incluso antes de pedirlo, resultó que Juanito se fue
convirtiendo en un niño blandito; estaba tan consentido por todos
que no aguantaba nada, ni tenía fuerza de voluntad ninguna: las
piedras en el zapato parecían matarle, si sentía frío se abrigaba
como si estuviera en el polo, si hacía calor la camiseta no le
duraba puesta ni un minuto y cuendo se caía y se hacía una
herida... bueno, eso era terrible, ¡había que llamar a un
Y se fue haciendo tan notorio que Juanito era tan blando, que un
día el propio Juanito escuchó como una mamá le decía a su
hijo "venga, hijo, levanta y deja de llorar, que pareces Juanito
Juanolas". Puff, aquello le hizo sentir tanta vergüenza, que no
sabía qué hacer, pero estaba seguro de que prefería que le
conocieran por ser un niño simpático que por ser "un blandito".
Durante algunos días trató de ver cuánto podía aguantar las
cosas, y era verdad: no aguantaba nada, todo le resultaba
imposible de soportar y cualquier dolor le hacía soltar lágrimas y
Así que, preocupado, se lo dijo a su papá, aunque le daba mucho
miedo que se riera por sus preocupaciones. Pero su papá, lejos de
reirse, le contó que a él de pequeño le había pasado lo mismo,
pero que un profesor le contó un truco secreto para convertirse en
-¿Y cuál es ese truco?
- Comer una golosina menos, estudiar un minuto más, y contar
hasta 5 antes de llorar.
Juanito no se lo podía creer
-"¿sólo con eso?, ¡si está chupado!".
- sólo con eso -dijo su papá- es muy fácil, pero te aviso que te
Juanito se fue contentísimo dispuesto a seguir aquel consejo al pie
de la letra. Al llegar junto a su mamá, ésta le vio tan contento que
le dio dos golosinas. "Una golosina menos", pensó Juanito, así que
sólo cogió una, pero comprobó que su papá tenía razon: ¡le costó
muchísimo dejar la otra en la mano de su madre!
Aquella misma
...