Cáncer de vagina
Enviado por zorzbabel2012 • 9 de Febrero de 2015 • 466 Palabras (2 Páginas) • 191 Visitas
En esta nueva edición revisada deseo participaros uno de los motivos por los cuales «sé» que es
posible dar marcha atrás al malestar y acabar con él, sencillamente cambiando las pautas
mentales.
Hace unos años me diagnosticaron cáncer de vagina. No era en absoluto extraño que tuviera
cáncer en la región vaginal habiendo sido violada a los cinco años de edad, y habiendo sido una
niña maltratada. Cuando se manifestó la enfermedad ya llevaba varios años como profesora de
sanación, por lo cual fui muy consciente de que en ese momento se me daba la oportunidad de
practicar y demostrar en mí misma lo que enseñaba a otros.
Como cualquier persona a la que se le dice que tiene cáncer, me invadió el terror. Y sin embargo,
yo sabía que la curación mental era efectiva. Consciente de que el cáncer proviene de una actitud
de resentimiento muy hondo que se mantiene durante mucho tiempo hasta que literalmente
corroe el cuerpo, sabía que tenía que hacer muchísimo trabajo mental. Comprendí que si me
operaban para quitarme el cáncer y no quitaba la pauta mental que lo había creado, los médicos
irían cortando trozos de Louise hasta que no hubiera más Louise que cortar. Si me hacían la
operación y al mismo tiempo quitaba esa pauta mental que lo causaba, entonces no reaparecería
el cáncer. Cuando el cáncer, o cualquier otra enfermedad, reaparece, no creo que se deba a que el
médico «no quitó todo», sino más bien a que el paciente no ha hecho ningún cambio mental y
por consiguiente vuelve a crear la misma enfermedad. También sabía que si conseguía eliminar la
pauta mental que había creado el trastorno llamado cáncer, no tendría necesidad del médico. De
modo que pedí tiempo. De mala gana el doctor me dio tres meses, advirtiéndome que ese retraso
ponía en peligro mi vida.
Inmediatamente me puse a trabajar con mi maestro para eliminar ese viejo resentimiento. Hasta
ese momento yo no tenía el menor conocimiento de que albergaba ese rencor profundo. Muchas
veces estamos ciegos a nuestras propias pautas. Era necesario mucho trabajo en el perdón. Lo
otro que hice fue acudir a un buen especialista en nutrición y desintoxicar completamente mi
cuerpo. Así pues, entre la limpieza mental y la limpieza física, en seis meses conseguí que los
médicos estuvieran de acuerdo con lo que yo ya sabía: que ya no tenía ninguna forma de cáncer.
Aún conservo el informe de laboratorio original como recordatorio de lo negativamente creativa
que podía ser yo.
Actualmente, cuando acude a mí algún cliente, sé que por muy horrible que parezca la situación,
si se está dispuesto a realizar el trabajo de liberar y perdonar, se puede curar prácticamente
cualquier cosa. La palabra «incurable»,
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