DESCENTRALIZACIÓN DEL PODER COMO FORMA ALTERNATIVA DE DESARROLLO

DESCENTRALIZACIÓN DEL PODER COMO FORMA ALTERNATIVA DE DESARROLLO

Presentado por:

Miguel Caballero Ordóñez

Código: 2013140013

En el presente ensayo hablaremos de los principales aportes del autor Orlando Fals Borda con respecto al pensamiento regional, hablaremos también sobre cómo se ha construido una identidad regional en Colombia, el valor que tiene el pensar como sujeto regional para el desarrollo como sociedad, la importancia que tiene estudiar la región desde el interior de esta para poder llegar a entender las realidades y problemáticas que enfrenta cada región en particular y por último hablaremos de cómo lograr una descentralización del poder y del conocimiento, la importancia de esto para poder dejar de ser una sociedad de pensamiento euroamericano.

Desde la década de 1950 Orlando Fals Borda empezó a proponer formas de entendernos como sujetos regionales, además de caracterizarse por criticar la forma de pensamiento latinoamericano, influenciado fuertemente y construido bajo lineamientos impuestos por un mundo euroamericano, donde las formas de pensar y hacer ciencia estaban “colonizadas” por este.

Dentro de sus textos, podemos resaltar cómo Fals Borda hace énfasis en la necesidad que tenemos como región de superar el complejo de inferioridad con respecto a occidente, además propone que para el desarrollo de la región, se debe ser más creativos a la hora de estudiar y entender sus realidades; las cuales deben ser estudiadas dentro de las mismas regiones, es decir,  no pretender dar solución a las problemáticas que enfrentan las sociedades desde la misma perspectiva impuesta por las formas de conocimiento occidental ya que cada región tiene y afronta realidades diferente que no pueden ser vistas todas bajo el mismo lente.

Las ciencias sociales han tenido el interés particular por la conservación y la defensa de la identidad cultural regional, donde el principal objetivo es mantener la heterogeneidad y diversidad en cada región que en muchas ocasiones la identidad se construye sobre esta diversidad, por ende, no se puede buscar una homogeneidad.

Con el objetivo de darle dirección clara al análisis que se hace con respecto al territorio consideramos pertinente enfocarnos en el concepto propuesto por Fals Borda:

“Para fines de nuestro estudio, que se refiere a espacios/tiempos con expresiones de vida o afectados por la actividad del ser humano, el análisis mecanicista o newtoniano no es aplicable. Acá es necesario derruir la idea clásica y concebir el espacio como un ente flexible y variante, con impulsiones que van y vienen, no sólo por el principio antrópico sino por el de la construcción social” F, Borda.

A través de esta conceptualización, contamos con una perspectiva con la cual podemos ver de una manera diferente las realidades específicas que tiene cada territorio, donde no solamente se observará simplemente como un espacio geográfico donde habita una comunidad sino como un lugar donde existen varias relaciones entre este entorno y los seres humanos que se encuentran establecidos allí.

Observamos que se encuentran de manera incluyente múltiples aspectos que resultan determinantes para poder comprender la apropiación y el uso que los individuos le dan al territorio al cual se encuentran arraigados, dentro de estos aspectos podemos encontrar el espacio, la historicidad y al hombre.

Según Fals Borda estos tres componentes de una forma muy dinámica interactúan entre ellos por medio de tensiones que dan paso a la construcción de una sociedad y todo lo que esta conlleva.

El autor reseña lo anterior de la siguiente forma:

 “Esta concepción más realista va ligada a expansiones y contracciones históricas y demográficas relacionadas con las necesidades colectivas. De allí se deriva la sensación vivencial y temporal que se experimenta con el espacio” F. Borda.

Por otro lado encontramos que la construcción de una identidad colombiana está enmarcada muchas veces sobre aspectos donde se trata de imitar o copiar las formas de vida impuesta por el mundo occidental, sin tener en cuenta que las necesidades requeridas para el funcionamiento de cada sociedad no pueden ser estudiadas siempre desde la óptica occidental, tal como lo plantea F, Borda:

 “Tendremos que cambiar los viejos mitos heredados sobre la superioridad del faro intelectual euroamericano que tanto ha condicionado nuestra vida política, económica y cultural y que nos mantiene en el atraso y pobreza permanentes”–Fals Borda-.

No obstante sabemos que la superación de estas formas de pensar no pueden alcanzase aumentando y reproduciendo lo localista y lo nativo. Esto se da gracias a que en muchas ocasiones nuestro pensamiento, incluso nuestras costumbres están de cierta forma construidos bajo una manipulación ideológica y mercantilista impuesta por el pensamiento euroamericano.

Por otro lado encontramos que en Colombia, así como en muchos otros países latinoamericanos se ejercen y se ponen en práctica las formas de conocimiento impuestas por Europa y Norteamérica. La forma en la que esta forma de conocimiento se ha difundido por todo el globo, su éxito y el considerable aumento de este en las últimas décadas. Incluso gracias al auge de esta forma de pensamiento se ha llegado a considerar o imponer como la “más importante” y con mayor relevancia a la hora de realizar estudios no solo en las ciencias sociales sino también en muchos campos de acción; donde esta “sirve para analizar, interpretar y entender” todas las realidades de las distintas sociedades, así no tengan nada en común con las sociedades occidentales.

Muchos autores están de acuerdo que tan grande ha sido el éxito del pensamiento europeo con respecto al estudio de las diferentes realidades sociales, naturales y sociales de dicho continente que al aplicar estas formas de conocimiento y hacer ciencia, se encuentran con consecuencias negativas dado a que simplemente no se pueden utilizar las mismas para entender las realidades particulares de cada región.

 Cabe resaltar que las Universidades, las cuales son las principales entidades encargadas de “producir conocimiento” no perciben el problema que genera disponer solo de conocimiento universal  para poder resolver los problemas a los que se enfrentan nuestras realidades particulares y complejas.

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