DIMENSIÓN DEL PROBLEMA DE LAS DROGAS
Enviado por orangel.com • 5 de Noviembre de 2014 • 2.456 Palabras (10 Páginas) • 1.998 Visitas
Dimensión del Problema de las Drogas
En términos globales la identificación de las dimensiones o categorías en los que están inmersos el problema de las drogas y sus efectos han repercutido en los ámbitos económicos, legales, socio - culturales, psico sociales y políticas de todas las naciones.
La dimensión económica se entiende con todo aquello que tiene que ver con los procesos de producción, comercialización y consumo de drogas legales o ilegales. Desde esta dimensión económica como punto de partida se puede afirmar que el tráfico ilícito de drogas desde la óptica de la oferta es un negocio, ya que las personas que se dedican a esta actividad lo hacen principalmente en busca de los dividendos económicos que ésta implica, buscando la manera de sacar el mayor provecho a la actividad productiva y comercial que acarrea y a los altos valores que se manejan.
El tráfico ilícito de drogas es un delito que genera grandes dividendos económicos para quien lo realiza. Supone una escala de proporcionalidad entre distancia, cantidad, tiempo y ganancia: ya que no solo a más cantidad que se transporte más ganancias, sino que a cuanto más se está dispuesto a viajar (y arriesgarse) a los polos de interés más ganancia se obtendrá. Es un negocio ilícito que permite hacerse de dinero en efectivo en un corto lapso de tiempo.
Una herramienta para la acción política que reviste fundamental importancia es el aparato legal vigente en una determinada sociedad, y por ende todas las disposiciones y regulaciones que de éste se desprendan. En la dimensión legal, la estructura jurídico-legal que tenga un Estado influirá decisivamente a la hora de confeccionar e implementar políticas públicas y acciones concretas en la esfera de la lucha contra el tráfico ilícito de drogas. Esto es porque a partir de dicho marco se encontrará un margen de planes y acciones estatal determinante a la hora de abordar el problema consecuentemente, los límites que este último se verán impuestos por la autoridad política y la acción social reglamentada por la norma.
Así, sobre una base jurídica sólida y de fondo, se mueve la normativa que va complementando en forma dinámica y constante perspectivas y herramientas para la acción contra el tráfico ilícito de drogas.
La dimensión socio cultural es el conjunto de hechos y conductas que tienen su origen en prácticas culturales y efectos sobre grupos sociales en términos de necesidades, problemas y sus conflictos, una de ellas es la estrecha vinculación de este flagelo con la delincuencia y sus comportamientos tipificados como delictivos: robos, atracos, tráficos, asesinatos, etc. Otro aspecto importante en el fenómeno de las drogas son las actitudes de la población sobre el rechazo o la aceptación. La mayor parte de las sociedades ha utilizado algún producto que genéricamente podría calificarse con el término de droga para usos distintos como controlar el dolor.
Se da también el caso de la polémica hoja de coca, que con cruces de tinte religioso y cultural tiene un uso de tradición ancestral radicado en el corazón mismo de la cultura andina. La hoja de coca ha sido masticada por generaciones de andinos que la utilizan para soportar las inclemencias del clima y la altura, atribuyéndole además propiedades energizantes y curativas (a nivel de jaquecas y trastornos estomacales). El desarrollo de la industria química farmacéutica ha promovido la aparición de nuevos productos, la globalización de la economía y el desarrollo de las comunicaciones han facilitado el desarrollo de nuevas formas de comercialización y tráfico de las drogas; así como los problemas sociales derivados como el desempleo y la marginalidad social han activado nuevas formas de consumo.
Entre el conjunto de consecuencias sociales del tráfico de drogas, las que sin ninguna duda reciben la atención más inmediata de la población y de los poderes públicos son la violencia y la inseguridad pública en determinados territorios. El límite que atañe a las drogas supone en muchos casos un medio de subsistencia para determinados sectores de la población y tal vez una mejor oportunidad de obtener ingresos para satisfacer necesidades básicas de forma ilícita.
En cuanto a la Dimensión política; los planos anteriores generan necesariamente la intervención de una esfera política que debe ocuparse del tema. El tráfico ilícito de drogas se evidencia la aparición de las figuras de las “mulas”, “camellos” y otros actores asociados que contribuyen de manera significativa a las tareas de producción y transporte de los estupefacientes.
De este modo, se encuentran estructuras burocráticas montadas para abordar la temática de las drogas y su tráfico ilícito conforme a cómo se presenta el problema en las distintas sociedades, a partir de allí surgen políticas públicas oficiales, entendiendo estas últimas como procesos y a la vez productos que se originan en la esfera de decisión política que va más allá de los esfuerzos mancomunados por parte de los entes gubernamentales; Dado que, como se mencionó anteriormente, el tráfico ilícito de drogas reviste un carácter cambiante en cuanto a tiempo y espacio, las estrategias públicas a seguir en cuanto a la reducción de la oferta y la demanda adquieren distintas escalas, alcance y profundidad.
Algunas de estas políticas son más flexibles, otras más rígidas, en todo caso siempre adaptadas a la realidad local, la situación geográfica del país en cuestión, los estados con los que limita, los rasgos sociales y culturales de la población, los grupos de interés o presión vinculados al tema y la legislación vigente. También se ha dicho que el tráfico ilícito de drogas tiene un componente transnacional, lo que exige una acción mancomunada de los estados ya sea a nivel bilateral o multilateral; esta última en su carácter de política exterior y compromisos internacionales relacionados con la lucha del tráfico ilícito de drogas a escala mundial.
Producción, Tráfico y Efecto
La producción, comercialización y consumo de drogas ilícitas están entre los principales problemas que afectan la seguridad mundial. El problema mundial de las drogas ha impulsado la formación de nuevos mercados de consumos y desarrollo de nuevas rutas de transporte de insumos y de drogas que ha permitido continuar con la actividad delictiva.
La mayor parte de las sustancias estupefacientes producidas en el mundo se cultiva en los países de Sudamérica, Sureste Asiático y Oriente Medio, y después se introduce de contrabando en los países consumidores. Tradicionalmente, Estados Unidos y Europa han tendido que imponer restrictivas políticas de «tolerancia cero» a los países productores.
Sin embargo, los cultivos
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