De Los Privilegiados Testigos Presenciales: Quienes Son Y Su Delimitación.
Enviado por feraalvarado • 5 de Agosto de 2011 • 369 Palabras (2 Páginas) • 864 Visitas
Si a los huehuetecos por naturaleza nos gusta ser “privilegiados testigos presenciales” o, como se dice acá en estas tierras: “shutes”, yo confieso serlo en extremo. Talvez usted respetable lector, jamás confesará adolecer de vicio tan feo, pero estoy seguro que allá mucho, pero mucho hasta el meritito fondo de su corazón, reconocerá que padece de mi mismo defecto, lo que pasa es que nos da vergüenza confesarlo, pero es parte de nuestra naturaleza humana. Algunos somos “abiertamente shutes” y otros “disimuladamente shutes”, pero al fin y al cabo: “shutes”.
Y si usted se dedica a criticar este común defecto, su imagen puede quedar peor ante los demás, quienes talvez hipócritamente opinarán en el mismo sentido que usted, posiblemente por razones de etiqueta, o ellos pretendiendo que usted no se entere que también tienen este defecto, pero el ser “shute” es tan humanamente natural como comer, dormir o alguna otra actividad que todo humano ejecuta en forma muy personal, maloliente y desagradable ante los ojos de los demás cuyo sustantivo detestable me reservo.
No debe confundirse a la persona “shute” con la “entrometida” ni con la “involucrada”, todas un poco parecidas pero no iguales. El “shute” actúa en forma pasiva: observa, analiza y muchas veces, clasifica y ordena; mientras el “entrometido” y el “involucrado” actúan en forma activa: inician en calidad de “shutes” y ante el estado de insatisfacción que los acontecimientos presenciados les generan, intervienen y toma parte activa en los mismos, terminando en calidad de “entrometidos” si es que no los llaman o “involucrados” si son invitados a participar.
Se puede ser “shute incidentalmente” o “shute accidentalmente”. Incidentalmente sucede cuando de forma intencional se busca ser “privilegiado testigo presencial”, mientras que accidentalmente sucede cuando el azar, la suerte, la naturaleza o la divina providencia así lo propician. Al respecto de esto último, a mi maestro y a mí, por poco nos perfora una bala perdida, por ser “accidentalmente shutes”.
Al “shute” simplemente se le asocia con la parábola de los “tres monos sabios”: “ver, oir y callar”; enseñanzas que todo “shute” no debe olvidar, porque hacer caso omiso de las mismas, puede significar perder su vida. Olvido aquel que degenera en “entrometimiento” o “involucramiento” y en incontables ocasiones: en tragedia.
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