De la “Ética mundial” a la “Fraternidad Universal”

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Universidad de San Buenaventura Cali

Especialización en Gestión Integral de Proyectos (Grupo 5.2)

Asignatura

Identidad Institucional

Trabajo Final

De la “Ética mundial” a la “Fraternidad Universal”

La respuesta franciscana al mundo de la globalización y a la heterogeneidad de las culturas.

Presentado por:

Cristian Andrés Garzón Ortiz

ID: 30000033278

Colombia, Santiago de Cali, 8 de Septiembre de 2016

¿Qué impacto podría generar en nuestra cultura globalizada la aplicación de una ética mundial con los principios de fraternidad universal propuesta  por el autor?

Partiendo de la definición etimológica de la palabra Globalización.

Globo de origen latín en donde “globŭs”, que significa “bola”, o “cuerpo esférico”, el sufijo “izar” convierte el término en verbo, en la acción y el proceso de hacer global, el sufijo “ción”, obra similar efecto sustantivándolo, proceso de hacer global (Definiciona.com, 2016)

Fácilmente surge la pregunta ¿Qué es lo que queremos hacer global?;  quisiéramos pensar que es todo aquello inherente al bien común, toda acción encaminada en lograr el bienestar del ecosistema del que somos parte; y sí, quizá ese era el propósito inicial, pero dicho propósito fue permeado por el oportunismo de los pocos entes mundiales sobre los cuales se decantan la mayor parte de las riquezas, las superpotencias, que obran a merced de sus intereses particulares, vendiendo a sus antagonistas, una imagen conciliadora y benévola, que enmascara casi con perfección, las intenciones de dominación, subyugación y servilismo que realmente tienen.

Es en este punto, donde se puede vislumbrar el grave problema ético de la globalización; es un paradigma utópico consensuar pensamientos y definir lineamientos de valores, capaces de calar en cada individuo, interiorizándolos y convirtiéndolos en parte esencial de su vivir; más aun, partiendo del desconocimiento general de las necesidades de cada ser dentro de este hábitat y de su particularidad; sin embargo, dentro de un mundo inevitablemente encaminado a la globalización, existen fuerzas capaces de obrar sobre el pensamiento y el raciocinio de cada ser, estas fuerzas dictaminan de manera sutil o muy violenta el comportamiento de los individuos y su actuar dentro del ecosistema; pero, ¿cuáles son esas fuerzas?, quiero colocar un ejemplo, dada la insuficiencia de palabras precisas para ilustrarlo; el ejemplo es el siguiente: ante la alta posibilidad de que una catástrofe ocurra en determinada zona del país, como consecuencia de la temporada invernal; los individuos de dicha zona, logran mancomunadamente establecer planes y acciones encaminadas en evitar o en su defecto mitigar las consecuencias nefastas del invierno; con este ejemplo se puede observar como los individuos son capaces de organizarse y hacer uso de valores como la cooperación, en aras de un bien común y se evidencia que la fuerza que motivó dicho comportamiento fue la supervivencia. Es en parte lamentable, el hecho de saber que la mayoría de las veces, son sucesos negativos, los que motivan el pensamiento colectivo y la capacidad natural que tiene el hombre de asociarse y llegar a consensos por una causa en especial; ahora bien, no sería una idea utópica completamente, pensar en el consenso ético mundial, sabiendo que existe la inmensa posibilidad de que una fuerza como la mencionada en el ejemplo anterior, sea capaz de obrar en el pensamiento y el actuar del hombre, generando una causa universal que nos mueva a todos hacía un mismo objetivo, cabe aclarar, que dicha causa debería estar enmarcada dentro de lo ético si se quiere declarar como benéfica.

Asimilando la perspectiva de una ética mundial, sustentada desde la obligatoriedad manifiesta de sus pilares “respeta la vida; habla y actúa con honradez y equidad; habla y actúa con veracidad, respetaos y amaos los unos a los otros” (Londoño, 2009, p.580), sólo habremos dado un primer paso hacia un comportamiento dignificante, pero la integralidad sólo la podremos evidenciar, cuando logremos la exaltación del todo, cimentados en la idea de compartir una consanguinidad común, que nos revela a todos como hermanos, planteamientos asociados con la doctrina del franciscanismo; que a mi juicio, aunque están íntimamente ligados a la creencia inexorable de la existencia del Dios católico, articulan perfectamente con cualquier pensamiento, credo o cultura; ya que promueven un estilo de vida armónico entre todos los seres que habitamos este mundo, y que finalmente dan origen a la expresión “Fraternidad Universal”.    

Bien, planteada la expresión “Fraternidad Universal”, debemos indagar sobre la viabilidad de lograr dicha fraternidad; traduciendo las palabras de Maynard James Keenan de Tool en su canción Right in Two (2006) “Padre los bendijo a todos con razón/ Y esto es lo que eligen/ Mono, matando a mono, matando a mono/ Por pedazos del suelo/ Tontos monos, dales pulgares/ Forjan un cuchillo/ Y donde hay uno están destinados a dividirlo/ Justo en dos”, es un manifiesto llamado al verdadero problema del ser humano; somos los únicos seres de este ecosistema con destrezas racionales, y sin embargo, optamos por encaminar dichas destrezas en nuestro propio exterminio; en nuestro implacable deseo de conquista, terminamos por hacer, sin medir realmente las consecuencias de nuestros actos y mucho menos, sin importancia alguna de nuestros pares (entiéndase también como hermanos desde el pensamiento franciscano). Realmente, actuar de manera ética, en ocasiones está íntimamente asociado, al temor de recibir un castigo, represalia o juzgamiento; por lo que se supedita en muchas ocasiones, a un simple acto circense en pro de un objetivo; en cambio, la fraternidad universal, se entiende a sí misma, como altruista, voluntaria, consciente, una verdadera manera de vivir el mundo en real armonía, contemplando a todos y cada uno de sus integrantes, como parte vital, como verdaderos hermanos, una relación puramente fraternal y benéfica.

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