De más Allá Del Amr Llego Esa Voz

De más allá del mar llegó esa voz. No tengo edad para decidir si era legítima la falta de cansancio del amor. Solo sé que llegó de más allá del mar la voz que sonó como un laberinto, como una racha de mala suerte que no se va a detener nada más porque lo pides, sino porque las cosas se detienen un día aunque no convenga o venga bien a nadie. Si de otra manera tú te doblas de cualquier manera te levantas y es así la pócima de ese invernadero: nada más crecido que el lote de tu hermana.

Pero de eso hablaremos otro día. El día de hoy quiero que hablemos del mar. De esa constelación de espuma duerme vela que te vas de allá y si no te vas vas a recordar y entonces para qué te lo voy a mencionar. Si ni siquiera vienes de noche ¿cómo vas a detenerte en un cruce de caminos que no dura ni media hora? No soy un sabio: el santo y seña me lo sé porque lo invento.

Así a duras penas te necesitaba. Pero de eso voy a hablar otro día porque el día de hoy toca hablar de la gente: de esa gente que viene y que va y se salta un bus y se anota un pase y se va a un sitio del que sabe que es estar en algún lugar. Pero si le dices a la gente que no tiene caso escapar del trabajo, ello te van a mirar como a un asesino, como un escapado calamar del amor. Como un pedazo de hoja tirado a un cesto de basura, como una lima que nadie usa porque no sabe que para usar algo hay que tirarlo luego al cesto de las necesidades.

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