De pequeños la Coca-Cola es el colmo de la sofisticación
Enviado por tyios • 2 de Junio de 2014 • Trabajo • 2.923 Palabras (12 Páginas) • 379 Visitas
De pequeños la Coca-Cola es el colmo de la sofisticación. Es el alimento prohibido. Es el Paraíso. Es la Tierra Prometida. Es la poción mágica.
Venderías un par de dedos de tu mano porque te dejaran beber Coca-Cola sin tener que cumplir los 25 requisitos que parece que es necesario cumplir para ello: que no haya cole al día siguiente, que sea por la mañana, que te hayas portado bien, que te lo hayas comido todo, que vayas a ser bueno, que te comas la fruta, que te comas el bocadillo, que no lo tires, que no manches….Por Dios...qué vas a beber Cocacola no manejar cianuro. Lo peor es que cuando cumples con todo eso…te dan un sucedáneo “Coca-Cola sin cafeína”.
Es una bebida tannn especial, que los mayores intentan alejarte de ella con malas artes. Te ofrecen bebidas de colores y con burbujas...algo para darte el cambiazo, pero tú no te dejas engañar. Esos naranjas, esos amarillos, esos colores chillones no tienen ni la mitad de atractivo que esa bebida oscura que no te dejan probar. Si los mayores no beben Fanta...obviamente es que es una mierda.
La indiferencia.
Cuando ya tienes unos 10 o 12 años la Coca-Cola ya no es tan “especial”. Puede beberla más a menudo, los mil y un requisitos se han reducido bastante porque a tus padres ya les da bastante igual que no pegues ojo y se convierte en una bebida habitual. Deja de ser exótica, prohibida y prodigiosa.
La instrumentalización
Poco después (para tus padres se supone que mucho después), empiezas a investigar que se puede hacer con la Coca-Cola, con qué se puede mezclar. Ya no es una bebida mágica. En tu imaginario hay bebidas mejores ahora mismo, pociones mágicas que sabes que tienen mejores efectos secundarios que los estupendo eructos que se consiguen con la Coca-Cola. Ya no quieres beberla, no te apetece…ahora solo la utilizas. Esas nuevas bebidas prohibidas tienen un sabor digamos peculiar que las hace intolerables por si solas pero mezcladas con Coca-Cola descubres que puedes trasegarte cantidades ingentes y conseguir esos deseados efectos secundarios... Mágicamente hace que el peor vino de mesa del universo que por sí solo es capaz de secar la hierba del jardín e incluso matar cucarachas, se convierta en una bebida digerible. Lo mismo ocurre con el whisky, ron y Martini baratufos con los que uno empieza a adentrarse en el mundo alcohólico.
La Coca-Cola pierde hasta su nombre propio…pasa a llamarse “mezcla”. A partir de ese momento la pendiente hacia el desprestigio más absoluto no hace más que agudizarse.
El linchamiento.
“¿Bebes Coca Cola?” En la pregunta ya va implícito el desprecio más absoluto hacia ti.
Llegará alguien en tu grupo, normalmente un carajipi recalcitrante, diciendo algo como “¡¡La Coca-Cola es una bebida americana!!! Arrepiéntete….es una bebida del imperio yanqui que la usa para colonizarnos...¡¡no la bebas!!! El carajipismo aboga normalmente por la vuelta al botijo y a la leche...a ser posible directamente de la ubre de la vaca. Esta aversión contra el americanismo de la Coca-Cola no se aplica igual a otras cosas igual de americanas...pero ese es otro tema.
El mismo carajipi u otro puede llegar otra vez ¡¡¡ Arrepentíos!!! La Coca-Cola es una bebida producida por una multinacional...las multinacionales son malas, quieren lobotomizarte y quitarte la voluntad…¡¡no la bebas!!! Haz algo minoritario y revolucionario y rompedor…fabrica tu propio zumo de arándanos.
Luego vienen los agoreros médicos. Los preocupados por los males para tu salud que puede tener la Coca-Cola. “La Coca-Cola es malísima” La Coca Cola da gases. La Coca cola puede deshacer un diente. La Coca-Cola es corrosiva, alguien conoce a alguien que una vez vio como un clavo se deshacía dentro de ese burbujeo tan sexy…imagina lo que podría hacer con tu estómago.
Por supuesto, la Coca Cola tiene su rinconcito del odio en el mundo de las fundamentalistas del embarazo. ¿Estás embarazada?? ¡¡NO bebas coca cola!!!...¡¡es malísima!!!...¡¡ es excitante!!! A ver, qué es Coca-Cola y me estoy tomando una lata...no voy a nadar largos en los depósitos de la fábrica de Atlanta. Y me está excitando más oírte decir gilipolleces que hacerme una transfusión de Coca-Cola.
La restitución.
Después de ese momento de desprestigio y linchamiento. La Coca-Cola vuelve a su ser.
Ya no necesitas la Coca-Cola para sentirte mayor. Ya no bebes mezclas absurdas que tengas que enmascarar para poder tragarlas. Manejas internet, tienes un iphone, conduces un coche japonés y tu ropa está hecha en China...asi que no crees que vayas a estar más colonizado por beber Coca-Cola. Tienes colesterol, la tensión alta, puede que algo de sobrepeso, te estás quedando calvo, tienes más empastes de los que puedes recordar, tienes arrugas y canas...asi que la Coca Cola moleste un poco a tu pared intestinal tampoco te preocupa.
La Coca-Cola vuelve a molar. Te mantiene despierto sin perforarte el píloro como el café de la máquina del curro, te sube la tensión cuando estás que te arrastras y sirve como poción mágica cuando no puedes beber porque te toca conducir.
Y además, todos todos...nos sentimos un poco “mayores” cuando bebemos Coca-Cola y no tenemos que pedir permiso.
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41 comentarios:
Chirly dijo...
¡Uy!, ¡uy!, ¡uy! ¡¡¿Pirmer?!! si, creo que si,¡uy qué ilusión! Primero me declaro primer y ahora me lo leo.
16 de abril de 2012, 16:59
Pegasus dijo...
Ole, ole y ole!
De un adicto convencido, gracias.
Junto con el ensayo sobre la tortilla de patata, has descrito a la perfección mi menú ideal.
Besos y sonrisas,
16 de abril de 2012, 16:59
Anónimo dijo...
Se te ha olvidado cuando de pequeño estas malo de la tripa y te dan coca cola porque sienta bien a la tripa o cuando tienes acetona y te la quita...
Primer?
Gaviota.
16 de abril de 2012, 17:00
Anniehall dijo...
Nunca me ha gustado. Eso sí cuando llegaron los carajipis me daban ganas de tomarla sólo por fastidiar.
16 de abril de 2012, 17:04
Carmina dijo...
Tuve la suerte de tener padres cocacolaadictos y no fundamentalistas, así que bebí Coca Cola a tutiplén toda mi vida, sin pasar por alguna de las etapas. La que nunca entró en mi casa fue la sin cafeína.
Hay un detalle
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