Decálogo personal

“Decálogo personal”

I. El abogado debe egresar de la Universidad titulado para ejercer su profesión, estar preparado en forma física-mental e intelectual.

II. El abogado debe obtener sagacidad, mente aguda, coordinación, anticipación, trabajo en equipo y liderazgo.

III. El abogado debe actualizarse y cubrir las necesidades de la sociedad, aún si sus ideales cambian en la medida en que pasa el tiempo y nuevos requerimientos se van haciendo sucesivamente presentes ante el espíritu del hombre.

IV. El abogado debe de tener todo orden –la libertad, el patrimonio, la honra- que le son confiados y el respeto que debe guardar a sí mismo y al título universitario que ostenta, así como el cumplimiento fiel de las normas de ética consagradas por la tradición

V. El abogado debe saber derecho, pero, principalmente, debe ser un hombre recto, honesto, solidario, humilde, presto al servicio de la sociedad.

VI. El abogado debe ser capaz de aconsejar, defender a sus ciudadanos, con un pago justo pero si ser movido por el interés monetario ambicioso, con un servicio de la verdad y de la ciencia.

VII. El abogado debe formarse no solo con el conocimiento de la doctrina, normatividad y procedimientos jurídicos, sino con una sólida formación axiológica que les permita orientar su conducta con base en los valores propios de esta profesión.

VIII. El abogado debe ser prudente, discreto y sobre todo respetuoso en el secreto profesional.

IX. El abogado debe ser desinteresado, abnegado, paciente y mantener el dominio de sí mismo.

X. El abogado es habilitado por la sociedad para ejercer las diversas ramas de la actividad jurídica.

En el decálogo anterior, posiblemente para algunos lectores no es real en la práctica jurídica, y dirán que para tener éxito en la profesión, se debe uno adecuar a tal realidad, lo demás, son sueños, utopías e ideales.

Se considera que al hombre se le puede pulir y mejorar, hay que conocerlo en todas sus facetas, riquezas y contradicciones de fondo inspirándose en la justicia, creyendo en el Derecho y aplicando la ley para lograr que el abogado lo haga con pasión, inteligencia, sensibilidad al servicio de la verdad y de la ciencia.

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