Del Juzgado A La Mediacion
Enviado por heverxx85 • 17 de Octubre de 2013 • 1.307 Palabras (6 Páginas) • 266 Visitas
En Trabajo Social hoy (Revista del Colegio de Trabajadores Sociales de Madrid), Monográfico sobre Mediación, 2005, 105-123.
Cuando el divorcio conyugal supone un divorcio paternofilial: Del juzgado a la mediación.
Ignacio Bolaños. Psicólogo. Mediador y terapeuta familiar.
Una de las características significativas de las rupturas conyugales conflictivas es la dificultad para mantener intacta la capacidad de tomar aquellas decisiones relevantes que afectan a la necesaria regulación de las consecuencias de la separación. Cuando hay hijos, esta dificultad adquiere especial importancia en la medida en que los padres pueden poner su responsabilidad para definir su futuro en manos del sistema judicial.
En el contexto contencioso de los juzgados, los niños pueden expresar sus preferencias hacia uno de los progenitores. Sabemos que si los padres no pueden decidir, los hijos están aún menos preparados para ello. Pero la realidad es que su opinión adquiere un elevado grado de trascendencia desde el momento en que se hace explícita en el proceso judicial. Sin saberlo, su voz puede inclinar el equilibrio de la balanza hacia uno u otro lado, con importantes consecuencias para todos los miembros de la familia, incluidos ellos mismos. A veces los niños tienden a sentirse responsables de la ruptura. Si además deciden, asumen también el peso de sus consecuencias. Por otra parte, su opinión siempre estará mediatizada, en mayor o menor grado, por el conflicto en el que están inmersos y por las presiones que están recibiendo.
Algunos ejemplos: En determinados casos es fácil apreciar cómo el niño adquiere un papel protector del progenitor al que siente como más débil, el perdedor o el abandonado, ejerciendo una función defensora que no le corresponde. Esta función puede llevarle incluso a rechazar cualquier contacto con el otro padre, justificando su postura ante todas las instancias que le piden explicaciones, incluido el juez, quien puede ver cuestionada su autoridad ante la negativa del niño a cumplir el régimen de visitas legalmente establecido.
Una situación particular se plantea cuando, después de un tiempo de convivencia continuada con uno de los progenitores, el hijo comienza a
mostrar su deseo de vivir con el otro. A menudo ocurre este hecho con varones, próximos a la adolescencia, que piden vivir con su padre. Hay una parte lógica en ello, que es coherente con las leyes del desarrollo: el niño puede necesitar una mayor presencia de la figura paterna en ese momento, y el cambio no tiene por qué ser negativo si hay acuerdo entre los padres. Pero su actitud también puede estar significando una huida de las normas impuestas por la madre, con las que el padre no concuerda y ante las cuales ejerce un rol más condescendiente. En esta discrepancia educativa, el niño busca salir ganando. Además, si la madre no acepta el cambio y el padre lo apoya, el enfrentamiento precisará de argumentos que justifiquen la decisión y el hijo focalizará en los aspectos maternos más negativos. Todo ello puede plasmarse en el conflicto legal. La consecuencia final, en numerosos casos, suele ser la ruptura de la relación materno filial una vez modificada la medida judicialmente.
Tal vez en un intento de mantener el equilibrio, hay ocasiones en que los hijos prefieren repartirse entre sus padres, incluso sacrificando con ello la relación fraterna. Suele ocurrir que han tomado partido en el conflicto, pasando a formar parte de dos bloques enfrentados, en los que los niños reproducen las disputas de los adultos. En estos casos, la relación puede llegar a romperse, aunque habitualmente hay una parte "rechazada" que muestra su deseo de que ello no ocurra, mientras que la otra, "rechazante", adopta la postura contraria.
Estos ejemplos son una pequeña muestra de situaciones en las que la dinámica familiar que está provocando en los hijos indudables conflictos de lealtades (Borszomengy-Nagy, 1973) se vincula al contexto legal, encontrando en él un terreno propicio para desarrollar una nueva dimensión de su interacción conflictiva en la cual entran en juego nuevos y complacientes personajes dispuestos a ahorrarles el trabajo de solucionar
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