Delincuencia
Enviado por luz23 • 26 de Mayo de 2013 • 2.651 Palabras (11 Páginas) • 377 Visitas
I. INTRODUCCIÓN
Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es un fenómeno muy representativo desde el siglo pasado, la delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero; es una de las acciones socialmente negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas costumbres creadas y aceptadas por la sociedad.
La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas por la sociedad.
La delincuencia juvenil es un fenómeno de ámbito mundial, pues se extiende desde los rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las grandes ciudades, desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres, es un problema que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra civilización.
El problema de la delincuencia juvenil es un mal que poco a poco está ganado protagonismo. La mayoría de quienes delinquen en la ciudad son jóvenes y muchos de ellos sin alcanzar su mayoría de edad. Para los especialistas en el tema hay muchos factores que involucran a este problema social.
Son diversas las causas; pueden ser orgánicos, fisiológicas, patológicas, influencias externas como el medio en el que se desarrollan los primeros años de su vida, la carencia de afecto y atención por parte de los padres o simplemente mala orientación.
Por ello, en el presente trabajo de investigación se pretende desarrollar el tema de manera clara y extensa para el mejor entendimiento del mismo, así como destacar los factores y causas que contribuyen a la Delincuencia Juvenil.
II. ANTECEDENTES.-
Los problemas con relación a la conducta de los jóvenes se remontan a la época de los antiguos egipcios y hebreos quienes etiquetaron a los adolescentes como aquellos que juegan con las reglas y regulaciones de la sociedad. Alrededor del 600 a.C., Babilonia se enfrento a un problema similar ya que los adolecentes de esa época empezaron a revelarse contra ellos que estaban a su cargo; manifestando sus inconformidades a través de la destrucción de algunos templos. Los griegos también tenían problemas con sus jóvenes. Para los adultos griegos poner su esperanza en algún joven era demasiado comprometedor e impredecible. Cuatrocientos años más adelante, Aristóteles a través de sus experiencias pudo observar que los adolescentes eran apasionados, temperamentales y tendían a ser conducidos por sus impulsos. Además los califico como inconsistentes, inestables, excesivos y exagerados. En la edad media los jóvenes a modo de reto cortaron la nariz de las estatuas en una iglesia, les cosieron faldas de mujer y lucharon con cuchillos contra quienes intentaban detenerlos.
En el S.XVI, en 1538, fue cuando empezó a discutirse el comportamiento excesivo de los jóvenes, y como la ley, la religión, los padres y profesores tenían poco control sobre ellos. En el S. XVII se presentaron hechos penosos en relación con grupos de jóvenes. Estos se pelearon, amenazaron e insultaron a quienes se ponían en su camino a tal grado que las calles se volvieron inseguras.
La expresión delincuencia juvenil, que se usa por primera vez en Inglaterra en 1815, no tiene un significado uniforme en todos los países.
Aunque la realización de delitos por jóvenes y menores es un fenómeno tan antiguo como la humanidad, puede decirse que la delincuencia juvenil es un problema de nuestro tiempo. Aparece con la revolución industrial del siglo XIX, y su crecimiento está unido al desarrollo rápido y desordenado de ciudades e industrias, a la desintegración progresiva de la familia y a la disolución de muchas creencias ético-religiosas impuestas por las estructuras sociales que se configuraron en la segunda mitad del novecientos.
Sobre los años cincuenta de nuestro siglo el fenómeno se agrava, no tanto por los índices cuantitativos que las estadísticas marcan, sino por la aparición de un nuevo estilo en la fenomenología, novedad que reside sobre todo en la motivación que impulsa al delito, en la violencia empleada en su realización, en el carácter gratuito e inútil de la misma, y en la tendencia a la agrupación, que para la comisión de los hechos delictivos se advierte.
La fenomenología de la delincuencia juvenil llena en realidad todos los tipos del Código Penal, pero hay algunos delitos que con mayor frecuencia son realizados por jóvenes y menores, especialmente los atentados contra la propiedad (hurtos y daños sobre todo), delitos sexuales, lesiones e infracciones de circulación.
En la actualidad, como esquemas delictivos peculiares de la delincuencia juvenil se señalan los hurtos en los grandes almacenes, hurtos y robos de vehículos de motor, el vandalismo y, en algunos países, el uso de estupefacientes.
La etiología de la delincuencia juvenil es una de las cuestiones que más preocupa a la actual Criminología. Los factores que impulsan al joven a la realización de hechos delictivos suelen dividirse en endógenos y exógenos, según se trate de causas atribuibles a las condiciones biológicas o psíquicas del sujeto o de factores procedentes del medio ambiente en que vive. Sobre la importancia de estos factores no es unánime la opinión doctrinal, estando, sin embargo, de acuerdo los autores en que no puede atribuirse a una sola causa el carácter de factor determinante de la delincuencia juvenil, sino a un conjunto de ellas. No obstante, las últimas investigaciones destacan el buen o mal ambiente familiar como elemento de gran relieve.
En cuanto a la profilaxis y tratamiento de la delincuencia juvenil, el Derecho Penal ha experimentado la más grande transformación de sus concepciones; ha sacado esta clase de delincuencia del Derecho Penal Común, del carácter represivo, y la ha encuadrado en un Derecho protector y reformador. El eje sobre el que gira este tratamiento tutelar son los Tribunales de Menores.
El tratamiento de los menores delincuentes ha atravesado tres fases o períodos. El primero (siglo XIX y mitad del presente), y en él se construyeron los reformatorios, con un régimen duro y muy escaso contacto con el exterior. La disciplina y el trabajo eran los medios empleados para corregir conductas que respondían a "defectos morales".
Un segundo período (1945-1955), la Segunda Guerra Mundial había dejado a niños y jóvenes sin hogar, la raíz del problema estaba en las circunstancias sociales. Se diseñaron instituciones diferentes a las anteriores que pudieran reparar las lagunas educativas y emocionales de los niños. En esta etapa cobra fuerza el modelo médico y terapéutico, incorporándose un gran número de profesionales de la
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