Desarrollo Regional Y Desarrollo Local
Enviado por catri • 25 de Septiembre de 2012 • 7.942 Palabras (32 Páginas) • 932 Visitas
4. EL DESARROLLO SOSTENIBLE:
DIÁLOGO DE DISCURSOS1
Del problema al discurso
El concepto de “desarrollo sostenible”, o “sustentable”, aparece en condiciones históricas muy
específicas. Es parte de un proceso más amplio, que podríamos llamar problematización de la
relación entre naturaleza y sociedad, motivada por el carácter destructivo del desarrollo y la
degradación ambiental a escala mundial. Esta problematización ha sido influenciada por la
aparición de los movimientos ambientalistas, tanto en el Norte como en el Sur, todo lo cual ha
resultado en un complejo proceso de internacionalización del ambiente (Buttel, Haekins y Power,
1990). Como en toda problematización, han aparecido una serie de discursos que buscan dar
forma a la realidad a la que se refieren.2 Estos discursos no son necesariamente descripciones
“objetivas” de la realidad—como en general se pretende—, sino reflejo de la lucha por definir la
realidad en cierta forma y no en otra. Estas luchas siempre están ligadas al poder, así sea sólo por
el hecho de que de unas percepciones y definiciones dadas saldrán políticas e intervenciones que
no son neutras en relación a sus efectos sobre lo social.3
A principios de los setenta, especialmente con la conferencia de Estocolmo (1972) y los informes
del Club de Roma sobre “los límites del crecimiento”, apareció una categoría de análisis
inusitada: “los problemas globales”. Dentro de esta perspectiva, el mundo es concebido como un
sistema global cuyas partes están interrelacionadas, requiriendo por tanto formas de gestión
igualmente globalizadas y globalizantes.
En el presente capítulo, analizaremos tres de estas respuestas a la problematización de la relación
entre naturaleza y sociedad desde la perspectiva de la globalización del ambiente. Para facilitar el
argumento, denominaremos estas respuestas con los epítetos de “liberal”, “culturalista” y
“ecosocialista” respectivamente. Las tres primeras partes del texto estarán dedicadas al recuento
crítico de los tres discursos. En la cuarta y última parte, se presenta un breve análisis de la
reinvención de la naturaleza que está siendo producida por ciencias tales como la biología
molecular y la genética y por tecnologías biológicas e informáticas.
Se arguye que estamos pasando de un régimen de naturaleza orgánica (de origen premoderno,
hoy minoritario) y de naturaleza capitalizada (moderno, hoy dominante), a un régimen de
naturaleza construida (postmoderno y ascendente). La pregunta general es entonces: ¿qué está
ocurriendo con la naturaleza en el umbral del siglo XXI?, ¿qué forma está tomando la lucha por
la naturaleza, y cómo esta lucha se refleja en los discursos y en las prácticas?
“Nuestro futuro común”: el discurso liberal del desarrollo sostenible
Es innegable que el esfuerzo por articular la relación entre naturaleza y sociedad más difundido
en los últimos años lo representa el famoso Informe Bruntland, publicado en 1987 bajo la
dirección de Gro Harlem Noruega. El informe, publicado en varios idiomas bajo el título de
Nuestro Futuro Común, lanzó al mundo la noción de “desarrollo sostenible”. Su párrafo
introductorio reza así:
En la mitad del siglo XX, vimos nuestro planeta desde el espacio por primera vez.
Tarde o temprano los historiadores encontrarán que esta visión tuvo un impacto
mayor sobre el pensamiento que la revolución de Cópernico del siglo XVI, la cual
cambió por completo la imagen de nosotros mismos al revelar que la tierra no era
el centro del universo. Desde el espacio, vimos una pequeña y frágil esfera
dominada no por la actividad humana, sino por un patrón de nubes, océanos, áreas
verdes y suelos. La incapacidad de la humanidad para encuadrar sus actividades
dentro de este patrón está cambiando los sistemas planetarios en formas
fundamentales. Muchos de estos cambios vienen acompañados de amenazas
letales. Esta nueva realidad, de la cual no hay escapatoria, debe ser reconocida y
gerenciada. (World Commision, 1987; énfasis agregado).
El discurso del Informe Bruntland parte del corazón mismo de la modernidad occidental. Es por
esta razón que lo llamamos liberal, no en un sentido moral o político, sino en un sentido
fundamentalmente antropológico y filosófico. El mundo de Bruntland, en efecto, da por sentadas
una serie de realizaciones de la modernidad liberal de Occidente: la creencia en la posibilidad de
un conocimiento científico objetivo, cuya veracidad está asegurada por el ejercicio instrumentado
de la vista—la visión desde el espacio es la misma visión a través del microscopio del biólogo,
es decir, la visión científica—; una actitud frente al mundo que exige que éste sea considerado
como algo externo al observador, pudiendo entonces ser aprehendido como tal, conocido y
manipulado—la famosa división entre sujeto y objeto del cartesianismo—; la insistencia en que
la realidad social puede ser “gestionada”, que el cambio social pude ser “planificado”, y que lo
social pude ser mejorado paulatinamente, ya que los nuevos conocimientos pueden ser
retroalimentados en los esquemas vigentes de la realidad para así modificar y afinar las
intervenciones.
Pero tal vez el rasgo de la modernidad que el discurso liberal del desarrollo sustentable asume
con mayor claridad es el de la existencia de una cultura económica dada. Es sabido que la
modernidad descansa no sólo en una estructura epistemológica particular, sino en una serie de
concepciones y prácticas llamadas “económicas”, también inusitadas desde el punto de vista
antropológico e histórico. El desarrollo de la cultura económica de Occidente, y su consolidación
hacia finales del siglo XVIII, requirió de procesos sociales muy complejos, que sólo pueden ser
mencionados brevemente en este trabajo. La expansión del mercado, la mercantilización de la
tierra y el trabajo, las nuevas formas de disciplina en las fábricas, escuelas, hospitales, etc., las
doctrinas filosóficas basadas en el individualismo y utilitarismo y, finalmente, la constitución de
la economía como una esfera “real”, autónoma, con sus propias leyes e independiente de “lo
político”, “lo social”, “lo cultural”, etc., son tal vez los elementos más sobresalientes
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