Desde la mirada de un simple espectador a la de un esteta.

Desde la mirada de un simple espectador a la de un esteta.

En la obra de Milan Ivelic, “Curso de estética general”, trata de acercar al lector al complejo mundo del arte, no de manera exhaustiva, pero si con una serie de conceptos teóricos, que ayuden a descifrar y dominar lo relacionado con la estética, disciplina que tiene como objeto la obra de arte.

Es el artista el creador de la obra de arte, quién se expresa por medio de tal creación, pero también existe el que observa esta creación, y de cierta manera se convierte en el espectador del objeto creado. Es quién a través de su percepción reflexiona e intenta de cierta manera interpretarla, por esto no deja de ser parte importante e integral de la obra.

Se percibe que existen receptores de la obra, quienes las contemplan, se logra identificar que esta por un lado el espectador, a quién lo consideraremos como un mero observador de la obra, quién la mira con atención, como quién aprecia un espectáculo, ya que es de esta palabra de la cual deriva. Y por otro lado tenemos al esteta, quién contempla la obra de un modo elevado, quien aprecia la belleza como un valor esencial. El autor aclara: “El espectador tendrá que renunciar a “la actitud natural” si realmente quiere penetrar en el mundo propuesto por el artista.” ( 52) El autor distingue claramente que al mirar una obra, se puede mirar superficialmente, perjudicándola, clasificándola o estereotipándola, por ello la actitud frente al arte es predominante a la hora de enjuiciar la obra de arte, porque si es pasiva en cierto sentido la desvaloriza, puesto que el espectador puede creer que es una imitación de la realidad y en este sentido la observaría con objetividad, no obstante, la obra es mera subjetividad pues las interpretaciones pueden ser variadas e infinitas. Inversamente el esteta es un espectador activo, puesto que contempla lo bello y disfruta apreciándolo, alejándose de lo moral o social que envuelve a la obra.

El apreciador de la obra cumple un rol sumamente importante puesto que es quién la juzga; el artista no la crea para alguien, por el contrario, crea su arte en forma de expresión, por ello no busca la aprobación del resto ni complacer un gusto, en este caso de los espectadores, no se guía bajo ningún parámetro puesto que personalmente crea en plenitud su realización. La primera visión es la de un espectador cualquiera, quien la mira con atención, pero al darle un valor a lo observado, dándole prioridad a la belleza que está plasmada, es el esteta quien antepone lo bello ante cualquier juicio.

Es confuso determinar entre lo que es grato de apreciar y lo que no lo es, o mejor dicho que es bello y lo que no. Puesto que no existen reglas para el artista y juzgar es una labor difícil puesto que se antepone lo que es grato de forma individual. El autor se refiere a que existen prejuicios tradicionales y a lo que se refiere al contemplador de la

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