Desplazamiento Del Espacio Andino
Enviado por maria62 • 13 de Septiembre de 2013 • 2.788 Palabras (12 Páginas) • 208 Visitas
DESPLAZAMIENTO DEL ESPACIO ANDINO EN GUERRA SILENCIOSA
En la guerra silenciosa de Manuel Scorza observamos un referente histórico que tiene origen en el éxodo masivo de campesinos andinos hacia Lima y la costa que se acelera hacia 1950, la estructura agraria entra en una fase de descomposición determinada, por el crecimiento demográfico galopante y por la degradación económica de la población campesina, no sólo víctima de las engaños y abusos de los grandes terratenientes, sino también de la apropiación progresiva de las tierras de las comunidades por compañías norteamericanas hasta entonces circunscritas al sector minero.
Scorza nos cuenta las rebeliones de las comunidades campesinas de la Sierra Central del Perú que intentan recuperar sus tierras usurpadas. Guerra silenciosa es la guerra que libra la sociedad criolla peruana, desde hace siglos, las comunidades herederas de las grandes culturas indígenas, sin que sus voces hayan sido escuchadas ni sus acciones escritas en la historia oficial del Perú. Ese es el objetivo primero de las rebeliones, el conflicto se extiende y focaliza en la Cerro de Pasco Corporation, sociedad minera norteamericana. Esta compañía emplea como obreros a campesinos que se ven obligados a abandonar la comunidad agrícola en busca de mejores medios de subsistencia. En un momento, por razones de baja del precio de minerales en el mercado mundial, se produce un despido masivo de estos obreros. Al mismo tiempo la Cerro de Pasco comienza a acaparar las tierras comunales para crear una sección ganadera. El retorno obligado de los mineros despedidos a su comunidad de origen y, la reducción de la superficie de sus tierras, hacen imposible la subsistencia de una población que los hacendados no pueden retener ni la comunidad campesina absorber. Este orden de cosas conduce al desplazamiento de los campesinos de la sierra hacia la costa, lo que plantea el problema de la integración de una población en ruptura con el universo cerrado de la comunidad indígena llamada en lo adelante a participar en diferentes espacios de la sociedad nacional.
Scorza comienza por recrear en Redoble por Rancas, primera de las cinco novelas del ciclo, la historia al interior de una comunidad donde, si bien se yuxtaponen diversos tipos de gente, éstos no representan aún los diferentes niveles de transculturación que irán manifestándose paso a paso en el transcurso de las siguientes novelas. Sólo mencionaré dos de los múltiples aspectos que llevan a plantearse la cuestión del Otro en el primer cantar, aspectos que recorrerán todo el ciclo pero que predominan en la primera novela para introducir al lector en un proceso de conocimiento y reconocimiento del mundo indígena: la relación entre el indio y el cosmos y la necesaria adecuación del instrumental narrativo destinado a la lectura de la obra, tanto por el referente como por el diferente.
Aunque se trata de una reelaboración ficcional de las luchas campesinas, Scorza se presenta al lector como el cronista de una realidad deformada o silenciada por la historia oficial: «Este libro es la crónica exasperantemente real de una lucha solitaria: la que en los Andes Centrales libraron, entre 1950 y 1962, los hombres de algunas aldeas sólo visibles en las cartas militares de los destacamentos que las arrasaron. Los protagonistas, los crímenes, la traición y la grandeza, casi tienen aquí sus nombres verdaderos». Desde un inicio se establece una confianza entre el autor y los lectores, cuyo objetivo es conducir a unos a su identificación con un mundo que les es extraño -el lector occidental- y a otros -el referente-, a un proceso concientizador. Basta con enumerar algunos de los títulos de los capítulos para constatar esta complicidad: «Donde el zahorí lector oirá hablar de cierta celebérrima moneda», «Donde el desocupado lector recorrerá el insignificante pueblo de Rancas», «Donde el lector se entretendrá con una partida de póquer», y tantos otros.
Scorza se vale del empleo de diversas voces narrativas para lograr este admirable esfuerzo de comunicación. El relato en tercera persona del autor omnisciente que facilita la función concientizadora del referente por una parte, y el proceso de reconocimiento del lector exterior, por otra; su alejamiento como autor, en otras ocasiones, para dejar narrar a los propios personajes en primera persona lo que refuerza el propio sentimiento de identidad del referente y legitima el discurso de Scorza dirigido al lector exterior; finalmente, las voces de conjunto del pueblo anónimo, «la chiquillería», «el viejerío», «los lameculos», a la manera de coros griegos. Demás está decir que Scorza da cuenta de la visión de todos los sectores sociales que componen el universo andino. La irrupción del propio Scorza como personaje en el último cantar, La tumba del relámpago, y su inscripción como parte del referente, es el factor culminante de la relación otro/mismo que atraviesa el ciclo.
La llegada del Otro: el cerco
En Redoble por Rancas, Scorza nos presenta el cosmos de una comunidad indígena de la sierra. Nos encontramos en un espacio cerrado, propio a la sociedad tradicional, donde las relaciones humanas están dominadas por la colectividad. Descubrimos que la geografía garantiza la identidad del indio en la medida en que éste vive en simbiosis con la naturaleza y ambos se sustancian y realizan conjuntamente. Hay una interpelación permanente de lo natural y sobrenatural. No hay distancia otro/mismo. Predomina aún el tiempo cíclico del mito, asegurado por una diversificación de funciones rituales. La vida de los campesinos indígenas aparece determinada por lo sagrado, los presagios, adivinaciones y premoniciones, que son los elementos de interpretación de que dispone habitualmente el indio. Así, el cerco que la sociedad minera norteamericana comienza a desplegar para circundar parte de las tierras comunales, está representado como un gusano que se arrastra a través de la geografía andina, alterando el curso de la naturaleza: los animales huyen, así como los árboles logran desplazarse con el advenimiento del Gran Pánico que produce esta intrusión.
Toda la semana se advirtieron signos. Don Teodoro Santiago descubrió que el agua de Yanamate se cribaba de agujeros. En Junín una vaca parió un chancho de nueve patas. En Villa de Pasco, al abrir un carnero, saltó un ratón. Signos hubo pero nadie quiso verlos. Aun en la víspera hubiera podido sospecharse de la nerviosidad de los perros. Alguien les comunicaría que se clausuraba el mundo. Huyan antes que sea tarde. Alguien les notificaría. Y los árboles también se asustaron…. (p. 76-77)
Muchas son las manifestaciones que muestran el equilibrio existente entre la naturaleza y el orden animal y humano. El cerco está personificado, humanizado, como todo el orden cósmico indígena.
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