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Enviado por   •  10 de Febrero de 2014  •  2.568 Palabras (11 Páginas)  •  191 Visitas

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Rehabilitación del corazón

Lectura Bíblica Gálatas 2:20

¿Qué pasaría si por un día Jesús se convirtiera en vos?

¿Qué tal si por 24 hs. Jesús se levantara de tu cama, viviera en tu casa, fuera a tu universidad, a tu trabajo y siguiera tu rutina?

Tu mamá sería la mamá de Él, tus amigos serían los amigos de Él, tus problemas serían sus problemas. Sólo un cambio ocurre: Jesús viviría día y noche tu vida pero con el corazón de él.

¿Notaría la gente algún cambio? ¿Tu familia vería algo nuevo? ¿Qué pasaría con tu carácter y tu forma de pensar?

Imagínate la escena del Maestro guiando y viviendo tu vida.

Nuestros corazones parecen estar muy lejos del de Jesús. Él es puro, nosotros codiciosos, Él es pacífico, nosotros nos preocupamos, Él es agradable, nosotros somos rebeldes, Él es espiritual, nosotros nos distraemos con cosas que no valen la pena. La distancia entre nuestros corazones y el suyo parece descomunal.

Entonces… ¿cómo podemos hacer para tener el corazón de Jesús?

¿¿¿Estás listo/a para una sorpresa??? … YA TENES el corazón de Jesús!

¿Qué? Si, ya tenes el corazón de Cristo. Si vos aceptaste a Cristo como el Salvador de tu vida, y le pediste perdón por tus pecados y te arrepentiste de verdad, entonces el corazón de Jesús esta en vos.

No hay duda al respecto: Dios tiene un plan ambicioso. El mismo que quiere salvar tu alma, anhela rehacer tu corazón.

Desafió del día: Hace una lista de las cosas que tenes que cambiar durante este año. Pueden ser cosas de tu carácter, malos hábitos y todo lo que a vos te parece que Dios quiere empezar a trasformar en tu vida. Luego ora y pedile a Jesús que te ayude a comenzar el cambio esta semana y manos a la obra!

Animarse a más: Colosenses 3: 5 -10

Dios en HD /

Están de moda las pantallas cada vez más grandes y la TV en alta definición, donde se ven todos los detalles, pero por más calidad que tenga nunca se iguala a vivir la situación en persona, en vivo y en directo.

Cuando vamos a un concierto, es curioso que muchos espectadores pasen gran cantidad del tiempo viendo el espectáculo a través de una pantallita de celular o cámara que ni siquiera es HD.

Es decir que pudiendo ver la realidad en tamaño real y en vivo y en directo, la encerramos en una pantallita de 3 pulgadas.-

Muchas veces nos ocurre lo mismo con nuestra relación con Dios. Sabemos que Dios es grande, pero nuestra percepción de él no es en tamaño real sino como si lo encerráramos en una pantallita.

Es decir, todos sabemos que Dios es grande, pero a la vez, no todos experimentamos la misma grandeza de Dios. Dicho de otra manera, algunos tienen un Dios más grande que otros.

¿Cómo disfrutar el show en vivo y en directo y no encerrarlo en una pantalla?

El momento y el lugar donde mejor podemos experimentar esa grandeza en vivo y en directo es en la intimidad de la adoración.

Cuando adoramos a Dios y resaltamos sus atributos, aunque hablamos bien de Él, quienes quedamos saciados somos nosotros.

Dice el salmo 63:4-5 Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. Mi alma quedará satisfecha como de suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.

Ocurre que las características de Dios tienen que ver con nosotros y podemos apropiarnos de ellas. Por ejemplo:

PODEROSO: no para jugar a las bolitas (canicas) con los planetas sino para usar ese poder en mi limitación o debilidad.

PERDONADOR: yo necesito su perdón

FIEL: aunque yo sea infiel.

GRANDE: más grande que mis problemas

BUENO: con quien? … conmigo.

La alabanza fortalece nuestra fe porque fijamos nuestra atención en él y no en nosotros y nuestras dificultades y limitaciones.

La alabanza nos hace sensibles a la presencia enriquecedora de Dios. Sal 22:3 él habita nuestra alabanza.

En este día experimenta la grandeza de Dios como nunca antes!

El que invita, paga. /

A todos nos gustaría ir a cenar a un restaurante fino, donde se preparan exquisitos platillos, servidos con toda elegancia, ¿no es verdad?

Tal vez has estado en la incómoda situación de tener que excusarte, inventando cualquier pretexto, frente a una salida a cenar con amigos a un lugar elegante, porque cada quien debe pagar su cuenta y es muy caro, y tus recursos no te lo permiten o hay otras prioridades en tu presupuesto.

"... Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del banquete mandó a su siervo a decirles a los invitados: "Vengan, porque ya todo está listo." Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse". Lc. 14:16-18

Claramente este no es el caso, pero si fue una invitación que Jesús narró a los fariseos miles de años atrás. Se trata de un hombre que hizo un gran banquete, pero ninguno de sus invitados quiso ir, no por el precio, sino por falta de interés. No fue una invitación cualquiera, se trataba de un banquete apoteósico en el mejor de los lugares y sin costo para ellos. Todo estaba pagado, sólo tenían que asistir, pero eso no les importó y cada uno de ellos se fue excusando por uno u otro motivo para no asistir. El dueño del banquete terminó invitando a las personas que no eran cercanos a él, y que además eran despreciadas por todos.

Hoy, casi 2000 años después, esta misma invitación sigue en pie. Dios es su infinita paciencia no ha perdido la esperanza de que nosotros aceptemos su invitación, que vayamos a su mesa y cenemos con él, sin que comencemos a darle una y otra excusa para no ir. (2ª Pe.3:9)

Es cierto, todos tenemos ocupaciones y responsabilidades: nuestro esposo(a), los hijos, padres, estudios, el trabajo, el ministerio, etc. Todas razones muy legítimas, pero ninguna de ellas lo suficientemente grande o de peso, como para compararla con la invitación gratuita que Dios nos hace para estar con él. Es gratuita para nosotros, porque el precio ya fue pagado por él, con la vida de su Hijo Jesús, cuando murió en la cruz para darnos vida. En síntesis, cualquier motivo, por legítimo que podamos tener, es secundario y pasa a ser un obstáculo si impide que corramos a su mesa y cenemos con él.

Todavía es tiempo de escuchar la dulce voz de Dios que nos invita a su banquete. Hoy

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