Diario de un cruzado.
Enviado por maria861218 • 20 de Noviembre de 2015 • Reseña • 319 Palabras (2 Páginas) • 189 Visitas
Diario de un cruzado
María Del Socorro Flores Navarro 22/08/15
Hoy, salí de mi villa, he dejado atrás mi lugar de origen para pelear la guerra santa. He tomado la cruz para convertirme en cruzado, jure peregrinar hasta Jerusalén el santo sepulcro o lugar donde murió Cristo.
El viaje es largo y lleno de dificultades, pero me tranquiliza saber que he recibido la remisión de mis pecados, anteriormente me dedicaba a ser un bandido pero el llamado del papa urbano II me convenció porque dijo que si lo hacía me volvería dichoso y rico.
Llevo alimentos, útiles personales, pero también mi espada y mi armadura para la guerra.
En el camino conocí a un caballero que vendió todas sus posesiones para cubrir sus gastos de la cruzada, el trae consigo a su familia porque igual que yo tiene el deseo de adquirir una parcela y tierra donde vivir.
Continuamos el viaje peleando, y haciendo matanzas pero esta vez en nombre de la iglesia, finalmente no me siento mal porque lleva como fin, recuperar Jerusalén.
Después de tanto viajar llegamos a territorios orientales pero al acercarse la lucha contra los turcos necesitábamos ayuda en forma de avituallamiento, transporte y otras cosas, para nuestra tranquilidad el emperador Bizantino nos la dio, pero con la condición de que tan pronto arrebatáramos los territorios a los turcos se los devolviéramos pues antes era su territorio y yo fui testigo de cuando los jefes lo juraron.
Pero tan pronto las obtuvimos, los jefes hicieron caso omiso de su juramento y actuaron independientemente, yo pensé “esto no resultara en nada bueno”.
Y así fue solo introdujo más complicaciones pues el que antes nos había dado ayuda ahora ya había un distanciamiento.
Después de tanto luchar por fin llegamos a Jerusalén, pude cumplir mi voto como cruzado.
Hoy me voy de regreso a mi villa completamente decepcionado, algunos cumplieron su deseo de tener parcelas riquezas y tierra.
Pero yo me regreso con las manos vacías.
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