Discurso en la época contemporánea: Grandes columna moderno
Enviado por alexandradvbs • 27 de Septiembre de 2011 • Tesina • 5.691 Palabras (23 Páginas) • 1.082 Visitas
En la presente ocasión, abordaremos unos de los temas más fascinantes de la historia humana.
Consistente en aquel don de la oratoria, que ha estado sujeto a transformaciones, desde la Antigüedad, hasta nuestros días.
La Oratoria ocupa un lugar especial, en la vida misma.
El poder de la convicción, de representantes de cada país, es menester en un mundo de transformación.
Estas transformaciones si fuesen en su totalidad, colmadas de ética y moralidad, cuán grande y evolucionado sería la existencia de cada ser.
La Oratoria, es pues, unos de los elementos fundamentales en la unificación de criterios, y la comprensión y el estímulo de masas.
Su intrínseca facultad de la oratoria, está inmerso en cada ser humano, aflorarlo y desarrollarlo es una de las metas de las personas que buscan un bienestar.
Al decir bienestar, no deseamos que se entienda como un bienestar propio y egoísta, más por el contrario ha de entenderse, como la búsqueda de un real bienestar colectivo y mancomunado, velando los intereses de los valores trascendentes de una sociedad y no simplemente aquellos que constituyen valores suntuosos y superfluos, de bienes materiales.
La oratoria, muy bien encaminada, por parte del poseedor, se beneficiará de grandes satisfacciones para su realización. La vida tendrá un nuevo sentido si lo conjuga con lo excelso de la existencia.
Es así, que en la edad contemporánea, se ha dado mayor soltura al aprendizaje de la oratoria, ya se nos es común apreciar, hoy en días, las infinitas invitaciones a cursos de enseñanza mediante folletos, impulsados por grupos culturales.
Este factor de soltura, y de nuevas opciones, otorgan mayor desarrollo al mismo.
Han quedado olvidadas y en buenas horas, aquellas costumbres de las épocas pasadas, que era requisito fundamental dominar los gestos pintorescos, la modulación esterilizada, las posiciones acomodadas, las miradas precisas, etc.
Los cuales, el daño que realizaban eran muchas veces tremendas para el orador, quien se preocupaba más en los factores externos de visualización, olvidando los internos que nacen del corazón del verdadero orador. Estos factores internos deben ser primero cultivados, los restantes vendrán de añadidura. Si un orador, debe demostrar sinceridad, antes bien debe ser sincero consigo mismo y con los demás.
Estas cualidades sólo son obtenidas, en el tiempo; ganadas por las experiencias objetivas de la vida.
Todos estos aspectos, son tomados en cuenta en la actualidad. Hoy, no se busca ser engañado sino comprendido, escuchado, valorado, orientado y legitimado.
Hablaremos de la trilogía de la oratoria y sus cualidades de cada una de ellas.
Cuando ingresemos en la segunda parte, de este estudio, correspondientes a los grandes oradores contemporáneos; hemos querido nombrar aquellos más célebres, porque ciertamente sería imposible hablar de todos, más aún sabiendo que cada población por muy pequeña que fuese, siempre posee uno o varios oradores, por supuesto siendo diferentes unos de otros en calidad pero similares en el rol que tratan de desempeñar.
Entonces, recordaremos a individuos que marcaron época, y nos interrogaremos ¿Cual fue la clave de su éxito?, y la respuesta vendrá anexa en sus orígenes de cada uno de ellos, teniendo todos por punto de armonía una cualidad común: "LA CREENCIA A SU PROPIA CAUSA".
Hablaremos desde los comienzo de la Edad Contemporánea, fines del siglo XVIII, retomando los hilos de la historia en Robespierre, posteriormente realizaremos un viaje imaginario a la India, donde encontramos la figura de la no-violencia, aquel "Mahatma o alma grande", que lleva por nombre característico Gandhi.
Después iremos a América, encasillándonos en los Estados Unidos, para recoger de allí a un gran orador y presidente, que supo cumplir con su misión de dar libertad a los negros, y romper las cadenas de la esclavitud y del abuso, para entonces.
Luego de ello, ingresaremos a nuestro país, y trataremos de encajar los tiempos a la historia universal, para extraer de lo recóndito de la historia nacional, a un gran presidente orador que tuvo nuestra República, que es reconocido por los especialistas como "el gran mago de la oratoria", hablamos de don Mariano Baptista Caserta.
Todo esto ocurrirá en la primera parte, ya en la segunda parte, nos abocaremos al estudio de las clases de oratoria, en tres formas: oratoria política, didáctica y forense, dejando esta última para posterior estudio, por parte de otro componente del tema a tratarse. Ya que como sabemos, el siguiente punto corresponde a la oratoria forense y su importancia en el foro.
Con todo ello, hemos deseado haber cumplido con las expectativas de estudio, pudiendo tomar énfasis en los aspectos más sobresalientes de la oratoria.
Recordando siempre que la oratoria, es una virtud trascendente cuando se lo encamina en conseguir logros de notable relevancia en la sociedad, tanto fuese este para la enseñanza educacional, como para resolver conflictos espinudos de la vida civil, y en tanto fuese ella para la vida política donde se dirige a una Nación hacia un fin.
2. Evolución histórica de la oratoria.
La oratoria en la edad contemporánea: grandes oradores contemporáneos.
Si la edad moderna comprende desde la toma de Constantinopla hasta la Revolución Francesa (Fines del siglo XVIII), entonces diremos que la edad contemporánea corresponde a lo subsiguiente de la anterior hasta nuestros días.
Dijimos en anteriores oportunidades que la oratoria es el arte de hablar con elocuencia; de deleitar y persuadir por medio de la palabra.
Para aclarar lo dicho en pocas palabras, diremos que por elocuencia debemos entender aquella facultad de hablar bien y de modo convincente, gracias a la fuerza expresiva poseída por el orador, en todos sus aspectos tanto internos como externos; ahora bien debemos saber que, deleitar es causar placer o agrado en el ánimo o los sentidos de los oyentes y que persuadir significa convencer con razones a otra persona, es decir es el hecho de inducir a uno a creer o hacer algo.
En cuanto a estos aspectos diremos que la oratoria, como arte y la elocuencia como fuerza expresiva, van juntas, ya que no se posee el arte si no se tiene la fuerza vital de esta. Referente al deleite y a la persuasión ambos son consecuencias de las primeras, y es en estas donde estriba el éxito de los oradores. La causa es la facultad del orador y el efecto es la atención,
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