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Donde Estas Contanza


Enviado por   •  28 de Mayo de 2015  •  454 Palabras (2 Páginas)  •  126 Visitas

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Llegan a la casa de enfrente En aquellos años Ñuñoa era el Barrio Alto, las casa se distanciaban bastante entre ellas y sus habitantes estaban orgullosos de vivir allá. Por esto, la llegada de los Glicker en carreta al barrio, escandalizó a muchos por las forma y lo estruendoso, ya que la carreta no tenía ruedas de goma y los aros de metal parecían triturar el pavimento. - ¡Miren, miren! exclamó la pequeña Alicia – ahí vienen los arrendatarios de la casa de doña Elvira. La abuela se acercó y lo que vio, la hizo fruncir el ceño. -Es una familia con niños ¡gente chica! ¡Mira! ven a verlos Alex- insistió Alicia. Alex y Luis se asomaron. La familia venía sobre la carreta, un hombre gordo y moreno, “nortino o roteque” pensó la abuela, manejaba el vehículo mientras una señora rubia y entrada en carnes, descansaba recostada en una cama. Un niño colorín de la edad de Alicia, saltaba sobre las frazadas. Una muchacha de unos 15 años, muy curvilínea, llamó la atención de Luis, pero Alex se fijó en una niña de unos 12 sentada con un vestido largo y su abanico, de rostro blanco y lindo. Esa chica era Constanza Glicker. -Procede que le demos una manita para bajar las cosas- dijo Luis y la abuela no se pudo negar, porque eso era de caballeros. Alex y Luis se encaminaron a la carreta. - Que tal muchachos- dijo el Sr. Glicker- Tú Rucia, tú Constanza, pasa los bultos a estos buenos vecinos y los dejan en la vereda. Alex subió a la carreta para ayudar a correr los muebles, se encontraba junto a Constanza quien los miró con gratitud. Él la observaba y le llamaba la atención su ropa, sus ojos ¿De qué color eran exactamente? Algo no cuadraba, este hombre vulgar, la señora hermosa y elegante, la Rucia demasiada maquillada, el colorín y Constanza, la extraña y bonita niña que al principio le parecía de ojos verdes, pero que ahora se tornaban de un azul oscuro , le hizo recordar un poema. “Fundaría un país a la orilla de tus ojos cambiantes como el mar” Hay un Glicker que no es un Glicker Ese día Alicia entró a la casa de los nuevos vecinos. La casa le era conocida, pues su abuela era muy amiga de la Sra. Elvira y varias veces los había visitado. Encontró a la familia en el patio trasero y al colorín sobre un cerro de arena que había quedado esperando el cemento para terminar la casa de la apretada situación de la señora Elvira, que la había obligado a arrendar la casa en construcción, y así poder juntar el dinero para terminarla. A través de un

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