EDUCACIÓN Y CLASES SOCIALES

Educación y clases sociales

A nivel histórico, político y socio-cultural las clases sociales son dos, los burgueses y los proletarios. Hoy en día estaríamos hablando de la clase dominadora, quien es dueña de los medios de producción, posee el capital, es el empleador; y de la clase dominada, quien posee la fuerza productiva, la mano de obra, es el empleado.

Esta diferenciación de clases se ve muy arraigada en la educación. Para las clases más humildes es muy difícil pensar en educación como ascenso de clase social. El burgués, bajo el sistema capitalista, ve la escuela como un proceso necesario, en donde tiene todo lo que los docentes pidan; no ve la escuela como un impedimento porque no tiene la necesidad trabajar, de él no depende que su familia se alimente o no.

En cambio, para las clases más desfavorecidas, la escuela funciona como impedimento inmediato para cubrir necesidades, no creen que puedan ascender de clase social por medio de la educación; la escuela funciona como un medio de discriminación en la cual los menos pudientes se ven afectados (la falta de materiales, donde por falta de tiempo no pueden cumplir con las exigencias diarias, no poder acceder a apoyo extraescolar, etc.), facilitando el fracaso escolar.

Estos niños, por los motivos antes mencionados, tienden a rebelarse contra el sistema y los adultos más que fomentar el éxito académico, lo desincentivan.

Asociado a las clases sociales, se observa que estas desarrollan diferentes dialectos y vocabularios propios, teniendo menor capacidad lingüística e intelectual las clases más humildes, también asociado al fracaso escolar.

La educación funciona, según los teóricos del conflicto, como un mecanismo reproductor de desigualdades sociales, reforzando la aceptación del orden social existente. Y si bien, la función de la escuela es unificar, la realidad es que produce una brecha entre ambas clases sociales, marcando distintos cargos en el proceso de trabajo.

Esto es debido al sistema capitalista, donde los burgueses dominan la economía del país, ya que si todos tuvieran la oportunidad de estudiar y trabajar, no existiría la mano de obra barata o de la clase trabajadora. Por ejemplo las escuelas privadas de alta jerarquía tienen la finalidad de insertar a los estudiantes en el mundo empresarial; y en cuanto a las escuelas menos pudientes de los barrios más conflictos, tienen la finalidad de insertarlos en el mundo laboral en forma de obrero.

Recordemos que cuando surgió la demanda de la escuela pública, a finales del siglo XIX, las élites capitalistas necesitaban una fuerza laboral con educación básica, y que fuera dócil y disciplinaria. Y esto se sigue manteniendo el día de hoy. Pocos son quienes pueden terminar una secundaria, menos aún son los que pueden acceder a una educación terciaria o universitaria dejando aún más marcada la desigualdad de las clases sociales.

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