EFECTOS DEL DESEMPLEO

EFECTOS DEL DESEMPLEO

Por: Denilson Juárez Díaz

El desempleo es la clase obrera que puede y quiere trabajar, pero no encuentran una oportunidad para que estos sujetos puedan laborar. Esto hace que la falta de trabajo sea un gran problema para la sociedad en general. Por otro lado, las crisis económicas tienen un impacto muy negativo en el empleo y está generando personas paradas de larga duración (personas que han estado buscando trabajo durante 12 meses y no han encontrado trabajo durante ese periodo de tiempo). En el presente texto, se explicará que estos efectos se producen en todas las personas y que es necesario saber amortiguar ciertas crisis, entre los que destacan, en primer lugar, como es que estos efectos se producen en la economía, en segundo lugar, como es que afecta en el ámbito social y, en tercer lugar, como es que ataca nuestro estado emocional. Por lo tanto, asumo que este fenómeno del desempleo sí causa problemas económicos, sociales y lo más importante, es que deteriora emocionalmente a los individuos.

En este sentido, si las personas desempleadas tendrían el valor de seguir luchando para buscar un trabajo, tendrían menos posibilidades de tener un deterioro en su estado emocional, lo que, a su vez, esto puede incidir negativamente en su bienestar físico. En cuanto a este fenómeno, puede decirse que la pérdida de trabajo es una experiencia que no afecta por igual a todas las personas (Bernstein, 2003). Es decir, el desempleo nos lleva a afrontar un sinfín de varias consecuencias, entre ellas podemos apreciar las estrategias que desarrollan algunas familias cuando se ven expuestas a una situación donde se hace notar una alteración de su vida diaria. Desde un punto de visto económico, social y psicológico, este factor puede entenderse como un estresor externo que conduce a una disminución en la percepción del estilo de vida de las personas, y también puede afectar negativamente la percepción de éxito o eficacia de las personas, es decir, este sujeto sería menos productivo. La incapacidad para encontrar trabajo es un problema grave debido a los sentimientos de privación y del sentimiento al rechazo y de fracaso personal (Auil,2007). Por ello, existen aspectos que aumentan o disminuyen el impacto del desempleo sobre el bienestar y la capacidad de superación en ciertas crisis.

En primer lugar, uno de los principales problemas que aquejan a la economía y que ocupa los primeros lugares en las agendas de los gobiernos o estados desde hace varias décadas es el alto y persistente fenómeno del desempleo. Sin embargo, uno de los mayores problemas económicos y sociales es el desempleo juvenil. Autores como Coloma et al. (2003) sostienen que el entorno del hogar puede ayudar a encontrar un trabajo. Es claro que el empleo es uno de los determinantes más importantes de la economía de un país, por lo que es importante comprender las implicaciones de este problema para que los gobiernos puedan incidir en alternativas y aspectos facilitadores de la profesionalización y la búsqueda activa de un empleo.

En segundo lugar, el desempleo se presenta como un fenómeno en general, pero, evidentemente, afecta a la población de una forma desigual. Entre ellos, el mercado tiende a discriminar a determinados grupos sociales, como los jóvenes, las mujeres y los adultos mayores de 55 años, que se ven afectados de manera desproporcionada por el aumento del desempleo. No cabe duda de que los jóvenes suelen ser uno de los principales colectivos afectados por cualquier crisis. Las personas mayores de 55 años también suelen tener problemas durante la crisis, aunque ahora la situación va mejorando poco a poco. La situación también es bastante grave para las mujeres, es decir, las mujeres que están desempleadas suelen clasificarse como inactivas, independientemente de que el motivo sea la falta de oportunidades laborales o la dedicación al cuidado de los hijos. (Aquilini & Costa, 2003), otorgándoles el rol tradicional de ama de casa (Valencia & Larrañaga, 2004). Entonces, en estos casos, se trata de una mayor desigualdad social, es decir, de un segmento de la población cuyos ingresos están muy ajustados, lo que dificulta mejorar la situación económica. Por tanto, se puede decir que detrás de cada persona sin labor hay una familia que es infeliz.

En tercer lugar, se deduce que existen aspectos que pueden amplificar o amortiguar los efectos del desempleo sobre el bienestar y la capacidad de superar determinadas crisis. Algunos aspectos que vale la pena enfatizar incluyen la distribución de los recursos económicos, la edad, el género, la participación laboral, el apoyo social, la duración de los períodos de desempleo y las causas del desempleo (Fraser, 1995). Por ejemplo, la reducción de ingresos obliga a los desempleados a vivir en unas situaciones precarias, además, las situaciones de pobreza se asocian a situaciones de desamparo (desprotección), lo que puede llevar a que los desempleados puedan poner en riesgo su salud mental. Por otro lado, la falta de dinero durante el desempleo puede afectar negativamente las relaciones sociales y alentar a las personas a dedicar tiempo a actividades de ocio pasivo, provocando el mencionado deterioro emocional. No hay duda de que el apoyo financiero de los desempleados y la disponibilidad de sus propios recursos financieros reducen el impacto negativo del desempleo. El énfasis en el trabajo remunerado es un factor muy importante para explicar los efectos del desempleo en la salud (Álvaro, 1992). En otras palabras, cuanto mayor sea el valor del trabajo, menores serán las consecuencias psicológicas del desempleo. Sin duda, el apoyo económico de que disponen los desempleados y la disponibilidad de recursos económicos propios pueden reducir los efectos negativos del desempleo (Garrido, 2003). Por lo tanto, los desempleados deben acostumbrarse a no desistir de la búsqueda de empleo y es más deberían afrontar la situación elaborando un listado de formas de buscar trabajo, es decir, usar todos los recursos que se encuentren disponibles, que creyeran que valen y en lo que puede aportar porque buscar un trabajo no es mendigar, sino es un intercambio de conocimientos y experiencias a cambio de una remuneración (dinero).

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