EJE SEMÁNTICO ESCOGIDO: La huella ineluctable del destino en el cuento de G. G. Márquez..
Enviado por santiagoe91 • 11 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 1.149 Palabras (5 Páginas) • 360 Visitas
Nombre: Diego Gallardo Matricula: 707980
Curso: AEA132-87
FECHA: 2014/07/05
TEMA: Tramontana (doce cuentos peregrinos)
EJE SEMÁNTICO ESCOGIDO: La huella ineluctable del destino en el cuento de G. G. Márquez.
Tesis: El cuento “Tramontana” de García Márquez tiene la estructura de las clásicas tragedias griegas.
Estructuras clásicas griegas adaptadas a una historia contemporánea. Tramontana narra una historia en la que el protagonista se encuentra en una encrucijada, tal como sucedía en las tragedias griegas el sujeto no puede escapar de su oponente; en este caso, el cantante no puede escapar de su destino fatal, no puede escurrirse de las ponzoñosas manos de la muerte. Hay varias perspectivas desde las que se puede analizar esta pequeña obra, una de ellas es el destino ineluctable, otra es el reino de las casualidades y una tercera puede ser el paralelismo entre dos enfermedades mentales manifiestas dentro de la obra.
Empezaré con las enfermedades mentales que se encuentran manifiestas en la obra. Es fácil aducir que nos encontramos frente a un caso de histeria colectiva, puesto que el pensamiento popular del caribe dice que la tramontana es un vendaval que trae consigo la insignia de la muerte, que quien se ve envuelto por ella morirá de cualquier forma debido a que la locura se apodera de su ser; sin embargo, el suicidio que presenció el narrador en el caribe rompe con la creencia colectiva de que la muerte llega de forma inevitable, ya que el individuo se quitó la vida no a causa de la tramontana sino para perpetuar la idea de que ésta era señal de muerte, lo que podemos comprobar por la fe sin sentido que éste le profesaba al tiempo maldito ”Daba la impresión de que no tenía su año dividido en días y meses, sino en el número de veces que venía la tramontana”. (Marquéz, 1982, pág. 123).Luego del suicidio se afianza de forma más fuerte la creencia colectiva y nace la histeria, todos empiezan a temer a la tramontana y su leyenda incluso persigue a quienes viajan fuera del caribe y van a parar a tierras lejanas como España, tal como lo atestigua el narrador en la siguiente parte del texto: “Era una certidumbre caribe que no podía ser entendida por una banda de nórdicos racionalistas”. (Marquéz, 1982, págs. 121-122) Por último, la muerte del cantante que escapó de la tramontana termina erigiendo a la leyenda ya no en una idea absurda, sino en una especie de hipótesis comprobada, un dogma propio de las personas de dicho sitio geográfico.
Respecto a las casualidades, podemos decir que nacen del pensamiento racionalista y materialista, en el que todo suceso nace de una causa previa que lo generó, de tal forma que sería imposible que a través de la tramontana se pueda transmitir alguna especie de locura. Dentro de esta doctrina se encuentran los suecos, quienes no dan cuenta de un razonamiento absurdo como el del protagonista y se lo quieren llevar a como dé lugar: “Él, aterrorizado, les explicaba sus motivos. Alguien intervino a gritos para exigir que lo dejaran en paz, y uno de los suecos se le enfrentó muerto de risa. —Es nuestro —gritó—. Nos lo encontramos en el cajón de la basura.” (Marquéz, 1982, pág. 121), aquí enmarcamos el hecho de que a ellos les importa un pepino lo que el joven tema, pues no es algo generalizado en el mundo, más bien es una creencia africana que ha hecho mella en el caribe. Las casualidades nacen cuando se suscitan más de dos hechos que están acorde a una creencia popular irracional, tenemos un hecho que a nuestro narrador le bastó para creer que la tramontana transmite la locura, pero con el segundo hecho él confirma la creencia debido a dos casualidades: la primera fue un suicidio y la segunda, aparentemente, podría considerarse como otro suicidio, tal como versa en el cuento “El chico, despavorido por la inminencia del regreso, aprovechó un descuido de los suecos venáticos y se lanzó al abismo desde la camioneta en marcha (Marquéz, 1982, pág. 126)”. Desde una perspectiva externa podríamos decir que efectivamente el primer suicidio pudo deberse a algún trastorno mental que aquejaba al viejo, pero el segundo se debe tan solo a la irracional creencia de que el contacto con la tramontana lo llevaría a la muerte y, como es obvio, si alguien se lanza a un abismo morirá debido al golpe de la desaceleración. Entonces, el cuento se basa en dos casualidades que atan una misma creencia irracional: la fatalidad del contacto con la tramontana.
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