EL CULTIVO DE LA CAÑA DE AZÚCAR

El azúcar, derivado de la caña, es el producto que mayores transformaciones culturales ha generado en el Valle del Cauca, llegando al punto de dividir la opinión entorno a los impactos ambientales provocados por la gramínea de donde se extrae. Es un tema muy complejo porque no pasa exclusivamente por lo ambiental, si no que incluye otros ámbitos. Reflexionemos desde la Economía de los Recursos Naturales, teoría que parte de cinco principios:

En la Termodinámica, toda la planta es aprovechada un 100% siendo su uso sano ambientalmente pues no genera residuos. En relación con la propiedad, a finales del siglo XIX, el bagazo era insuficiente y no alcanzaba como combustible, lo que obligó a los trapicheros a comprar los “derechos de bosques” de donde obtenían leña para los hornos. El impacto ambiental negativo fue producido por los trapicheros y no por el cultivo.

En cuanto a la normatividad, ésta se ocupó de prohibir la práctica de quemar los cañales que arrojaban grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, recomendación acogida por los ingenios plantando variedades que no necesitan quemarse. En lo económico, la caña fomentó la industrialización de la región.

La importancia de la caña radica en que ha sido un modificador social y económico, repercutiendo en la salinización de los suelos por ser un monocultivo, pero si sembráramos remolacha para producir azúcar, se haría de manera intensiva trayendo igual resultado. Podemos concluir que la gramínea no genera más impacto que el producido por otro cultivo, porque estamos en un sistema capitalista y las condiciones del mercado así lo exigen; la problemática gira entorno al mal manejo que los ingenios le han dado al cultivo y que se puede solucionar con voluntad política en las entidades gubernamentales y sensibilidad ambiental en los empresarios.

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