EL DIALOGO EN EL SALON DE CLASES

ANGELA PAMELA JUAN GALVEZ

MAESTRIA EN ADMINISTRACION DE LA EDUCACION SUPERIOR

TAPACHULA, CHIAPAS, MEXICO. MAYO, 2013.

CARTA SOBRE LAS PEQUEÑAS COSAS QUE NO SE PUEDEN NEGAR.

“EL DIALOGO EN EL SALON DE CLASES”

Las relaciones sociales entre docentes y entre estos y los alumnos son poco relevantes cuando de evaluar el aprendizaje se trata. La evaluación como proceso lineal solo se enfoca en la consecución de los propósitos formales del proceso educativo y como docentes dejamos de lado la información que fluye en el aula y que pueda servir para valorar el aprendizaje de los educandos. Pero no. Eso es demasiado trabajo y significa el compromiso de diseñar un criterio para cada estudiante y además, no solo no tengo tiempo… tengo miedo, miedo de interactuar directamente con mis alumnos porque quizás sepa cosas que yo no y entonces me vea y me sienta desafiado. Entonces dejémoslo así. Lo inmediatamente práctico y cómodo es estandarizar los criterios y no nos arriesgamos.

Cuando un alumno nos demuestra que es capaz de emitir un juicio desde su análisis lo primero que hacemos es callarlo porque nos desafía y el alumno no puede estar a la altura del docente. Entonces, en lugar de aprovechar y fortalecer las posibilidades de aprendizaje autónomo lo relegamos… lo oprimimos El diálogo bidireccional es esporádico o nulo.

Cuando yo docente pueda abrirme a la diversidad y acepte que el alumno puede ser igual que yo y que además es capaz de dialogar con el grupo y establecer relaciones de aprendizaje (en círculos de estudio por citar un ejemplo) y enseñarle a sus compañeros lo que conmigo le cuesta aprender entonces encontrare mayores y mejores oportunidades en el aula para favorecer en ellos la responsabilidad de su propio conocimiento.

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